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El corazón de Joseph casi se detuvo cuando vio a Arián salir con mala cara del quirófano.

"Arián, oye.. ¿Dónde está Alex?"

El alfa rubio sonrió mientras se quitaba un pequeño gorro azul que quedó del traje de sala.

"Todo salió bien, en unos minutos lo deben estar llevando a su habitación" el omega respiró tranquilo "dime ¿Qué ocurrió contigo? Tus emociones estaban disparadas"

"Me encontré con alguien y tuvimos una charla"

"¿Me dirás quién fue?"

"Probablemente, pero luego" Arián notó extrañado como el pelinegro paseaba su mirada en sus ojos "Tus ojos son muy verdes" comentó

"Eh.. ¿Si? ¿Todo está bien?"

La atención de la pareja se desvío cuando las puertas de la sala de operaciones se abrió y de ella salió un cunero que contenía un pequeño Alex con la cabeza vendada y muy dormido.

"Mi bebé" susurró antes de seguir a los enfermeros. Arián lo alcanzó y empujó su silla hasta la habitación.

"¿Quién de los dos pasará la noche aquí?"

"¡Yo!" Joseph respondió de inmediato "Yo me quedaré a cuidarlo"

"Pero.." los ojos del rubio se posaron en las piernas de su compañero.

"No te atrevas a mencionarlo"

"Bien, él se queda" respondió el rubio al enfermero frente a ellos.

La tarde se hizo noche y las visitas debían retirarse. El padre de Joseph prometió a Arián estar a la pendiente del omega y su bebé para que este esté más tranquilo.

"Amor, no te pongas de pie y lo cargues al mismo tiempo. Pueden caer y hacerse daño"

"Lo sé" rodó los ojos "Estaré en su cama, no es necesario que me ponga de pie para más que ir al baño"

"Si pasa algo presionas este botón y guardas la calma. Tu aroma lo va a arrullar"

"Lo sé, alfa" las mejillas del pelinegro se colorearon con la mención de la casta de Arián "Estaremos bien, solo déjame sentirme útil esta vez"

"Está bien" se arrodilló frente al mayor y besó sus frente, sus mejillas y sus labios, aunque para los últimos puso algo de resistencia que terminó en una risa avergonzada.

- o -

"¿Estás seguro que quieres pasar la noche aquí?" Mateo tenía la nariz enrojecida y el ceño fruncido ante la pregunta.

"Solo quiero que mi mamá me abrace por una noche" miró fijamente a Emma "no entiendo qué estoy haciendo mal"

La beta hizo un espacio en su cama y dejó entrar al frustrado omega.

Mateo se aferró a ella y lloró en silencio mientras recibía suaves caricias en su espalda.

"Él no entiende tu manera de ver las cosas y quiere protegerlos, lo sabes ¿No?"

"No puede protegernos si sigue viendo todo con odio. Además no hice nada para que esté tan enojado"

"Quizás cree que te expones más de lo necesario"

"Es mi destinado, se supone que nos entendemos, mamá"

"Más que destinados son dos personas que vienen de realidades diferentes y ambos tienen que entender eso. Tú puedes ver lo que te pasó como algo que, ahora, no tiene mayor importancia, tienes a tu alfa y una bebita hermosa que es amada por todos"

Profesor (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora