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"Quiero saber quien fue" el alfa dulce y comprensivo que fue en casa de Mateo ahora era un lobo furioso que quería arrancarle la cabeza a quien había dañado a su omega.

"Estás apestando todo, relájate o no conseguiremos nada" dijo Zack arrugando la nariz. "¿Que es exactamente lo que sabes? Alguna pista debió darte"

"Solo sé que fue forzado y por eso es que tuvo a Olivia, no dijo más y no quise preguntar, no se sentía correcto" frotó sus manos con fuerza. 

"Bien, entonces" pensó el beta por un momento "Puedes obtener información de Emma. Si es esa clase de tema dudo que mi padre quiera hablar al respecto" 

Se quedaron en silencio un rato, cada quien pensado en lo que había sucedido y la información que tenían.

"En el caso de que encuentres al culpable ¿Qué harás? o si nunca encontramos su rastro ¿Qué pasará?" preguntó Zack 

"Matarlo no es una opción ¿no?" el beta negó divertido "Supongo que sabré de quien mantener lejos a Mateo y su familia,  si nunca aparece probablemente sea lo mejor" suspiró frustrado.

"Por lo menos en esto si tienes los pies en la tierra, rabioso" dijo con una media sonrisa. 

Fuera de sus frustraciones personales por no haber estado para Mateo cuando cierto evento ocurrió, lo días para el alfa iban cada día mejor, si bien el omega no era la persona más cariñosa del mundo, tenía ciertos gestos y actitudes que lo eran todo para Aarom. Luego de cada una de las clases se sentaban en la sala con la pequeña bebé y Emma, conversaban, jugaban o comían algo, los días se volvieron tranquilos. 

El joven alfa aún mantenía en secreto su cercana relación con Mateo, no quería que sus padres u otras personas opinen cosas erróneas del mayor y el único que lo apoyaba en cada travesura era Zack. Entre los dos planeaban sorpresas o salidas en las que prácticamente disfrazaban a Aarom para evitar que alguien logre reconocerlo en la calle, cada que Emma lo veía vestido con extraños conjuntos o con gorras y lentes de sol no podía retener la risa. 

Algunas tardes el menor aparecía en su casa con una invitación a alguna heladería o simplemente a pasear, siempre iban con Emma y Olivia, así era más fácil para Mateo pero esperaba que con el tiempo pudieran tener algo de tiempo a solas. Caminaban por parques diferentes cada vez, o acompañaban a Mateo por nuevos libros.

La pequeña bebita se emocionaba cada que Aarom llegaba a la casa y ya conocía el tiempo donde era su turno de tener por completo la atención del alfa, con el paso de las semanas el alfa aprendió que debía dejar una camiseta en casa de Mateo si quiera alimentar a Olivia, porque luego de cada biberón era posible que ella deje sus 'gracias' regadas en el hombro de quien la cargue. 

No quedaba mucho para el examen del alfa, tenía que superar ese curso para llevar su último año de secundaria tranquilo y Mateo se había propuesto a ayudarlo en todo lo que podía. Las clases dejaron de ser teóricas y se pasaban las dos horas haciendo preguntas y cuestionarios de todo lo que se le podía ocurrir al mayor. 

Emma distraía a Olivia en el segundo piso para que no distraiga al muchacho y solo si este terminaba correctamente todo lo que el omega le preguntaba podía verla. Los días en los que fallaba el alfa se iba muy enojado por no poder pasar el tiempo con la bebé, sin embargo luego ya se le pasaba y le pedía a Mateo que le envíe fotos o audios de sus balbuceos. 

Dos semanas antes de iniciar las clases escolares Aarom debía dar ese examen. Los nervios no eran problema para él pero para evitar cualquier contratiempo decidió dar un último repaso con su profesor favorito. 

"Deberías volver temprano a casa y dormir bien para mañana" dijo mirando el reloj, ese último repaso fue por la tarde a comparación de todas las clases anteriores. 

Profesor (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora