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"No hay mucho omegas como tú en la ciudad ¿no es así?" preguntó Esteban mientras se encontraban acomodando cada libro en las estanterías. 

"Si consideramos lo pequeña que es la ciudad y lo raro que es que nazca un omega varón pues, si somo pocos, además muchos optan por una vida más tranquila en el campo" respondió mirando los títulos de las obras en sus manos. 

"¿Y tú? ¿Por qué decidiste que querías vivir en la ciudad?" el alfa le sonrió.

"Porque tenía una carrera que quería desarrollar, me costó estudiarla y pude encontrar trabajo aquí" estaba orgulloso de sus logros. "¿Y tú? ¿Cómo fue que llegaste hasta aquí?" preguntó el omega.

"Tengo medio año de graduado y quería tener experiencias enseñando, vivía en la ciudad vecina así que no fue mucho problema llegar hasta aquí" respondió.

"Ya veo" Mateo se encargó de hacerle la inducción al trabajo de oficina, el alfa parecía ser alguien tranquilo y muy curioso. 

"Noté que no tienes aroma, pero tu apariencia no es la de un beta" respondió algo avergonzado. 

"Bueno, busco manera de protegerme y proteger a los demás de características inherentes a los omega" respondió tranquilo, con el tiempo dejó de ocultar lo que era y el hablarlo la hacía bien. 

"Eso es novedoso, seguramente así te ahorras el lidiar con alfas descontrolados" sonrió.

"Sí, supongo que esto ayuda pero la mala imagen sobre nosotros es algo que no se puede simplemente quitar de la mente de los demás" mencionó. 

"¿Por qué?" 

"Eso quedará a criterio tuyo, nuevo, puedes conocerme y juzgar la clase de persona que soy o simplemente creer las palabras de otros" su sonrisa era inocente y esperaba que el alfa se vuelva, pronto, uno de sus amigos. 

"Alguien tan bonito como tu no podría ser malo" dijo de repente "Quiero tomarme el tiempo de conocerte" dijo mirándolo a los ojos. Mateo solo le sonrió y siguió con su trabajo. 

Pasaron varias horas de la mañana haciendo reportes y ordenando documentos, el alfa aprendía rápido y eso ayudaba a que terminen mucho más rápido el trabajo. El omega notó que en algunos momentos el alfa no quitaba su mirada de él pero quería asociarlo con que Esteban no estaba acostumbrado al ambiente de trabajo.

La semana terminó y Aarom estaba ansioso por acompañar a Mateo en las compras para Olivia. Zack se encargó de cambiar sus ropas por algo que ellos nunca usarían, cabello, gorras, lentes y demás. Así salieron todos al supermercado, Mateo se reía cada cierto tiempo al observar al alfa con un nuevo estilo, sin embargo el beta vivía su papel perfectamente. 

Una vez en la tienda de bebés, Zack tomó en brazos a Olivia y se dirigieron directamente a la sección de juguetes. Emma fue en busqueda un armario que haga juego con su cuna y dejó a la pareja en la sección de ropa de bebé. 

Aarom, escogió un vestido con mucho caramelos estampados en tonos pasteles. "¿Te gusta?" preguntó al omega que arrugó la nariz desaprobando la prenda. La mayoría de conjuntos que tenía la bebé eran en colores neutros y enteros. 

"Debe ser algo más sobrio, ya llama demasiado la atención siendo el bebé de un omega" dijo cubriendo su sonrisa con sus dedos. 

"Ustedes brillan solo por ser ustedes, los humanos comunes debemos acostumbrarnos" dejó un beso en la mejilla del mayor. Aarom observó las manos de Mateo y se dio cuenta que la mayoría de prendas que escogió no eran para niña, pequeños monos con diseños de barcos, patitos, figuras geométricas, solo sonrió y trató de acomodarse al estilo que el omega quería para su bebé. 

Profesor (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora