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"¿Y ahora qué sigue?" preguntó Mateo cuando vio a Emma con su adormilada bebé en brazos "Ya pasaron dos y aún no podría afirmar que todo salió bien" 

"Salió mejor de lo que hubiera esperado considerando la situación, mi niño" los ojos del menor no se despegaban de Olivia "Ahora solo queda tener mucha paciencia, si la vida quiere que tu y Aarom estén juntos, así será"

Mateo se sentó en el sofá y extendió los brazos para recibir a su cachorra, había decidido alimentarla él mismo para calmar un poco su ansiedad. La pequeña ojiverde prendió sus labios de su pecho mientras miraba directamente a su mamá y presionaba su piel suavemente con sus puños. 

La beta se sentó frente a él y trató de no prestarle mucha atención para no ponerlo nervioso. Ella inconscientemente monitoreaba al omega, sus actitudes, su alimentación y todo lo que podía observar de él, había avanzado mucho comparado a cuando lo conoció y ella cada día se sentía más una mamá a su lado.

"Emma, algo anda mal" susurró Mateo "¿Olivia?" La bebita luchaba por abrir los ojos cuando escuchó la voz de su padre, sus labios goteaban la leche que no logró tomar y su manita cayó como si estuviera dormida. Mateo notó que su leche se había tornado amarilla y espesa, lo que solo causó más miedo en él. La beta se levantó inmediatamente y revisó a la niña. 

"Parece demasiado débil, pero no le faltó ningún biberón" la beta tomó a la bebé en sus brazos e intentó sentarla sobre su regazo, la cabecita se tambaleó hacia un lado "Está un poco caliente pero no es anormal ¿Qué pasa bebé?" en su mente recordaba las fechas de vacunación, controles y las recomendaciones de los médicos, no faltaba nada, era ilógico que Olivia enfermara de un momento a otro.

Se desató la alarma cuando la bebé comenzó a boquear intentando llenar con más aire sus pulmones "¡Cógela y ve a un hospital! ¡Ahora mismo!" dijo levantándose demasiado rápido para su avanzada edad "Yo iré por sus documentos y su pañalera, te alcanzo allá, busca a su médico, dile todo lo que acaba de pasar" 

"Yo..." miraba a su bebé intentar llorar pero al parecer hasta eso era muy difícil para ella en ese momento, no podía reaccionar a lo que estaba ocurriendo. 

"¡Mateo! ¡Reacciona!" sacudió al chico por los brazos, cuando este la miró tenía los ojos inundados pero extendió sus brazos "No tardes por favor, no está respirando bien. No dejes que su cuello se doble, que su cuerpo siga recto" la beta lo llevó hasta la puerta y detuvo un taxi, apenas el subió ella regresó a paso apurado a la casa. 

El omega dio las indicaciones al taxista con voz temblorosa y lágrimas escapando de sus ojos. Sus manos temblaban pero no lo suficiente para dejar caer a su cachorra, por su mente pasaron todos los momentos en que deseó no haberla tenido o aquellos donde odiaba su simple presencia.

"Lo siento, lo siento" la mirada cansada de Olivia estaba clavada en su rostro "Bebé, lo siento, tienes que ponerte bien" 

Llegó al lugar y bajó sin esperar el cambio de lo que había pagado, una enfermera lo vio corriendo hacia la puerta y lo detuvo. 

"¡Mi bebé!, no respira bien, está débil" dijo hipando, apenas la mujer escuchó emitió una alerta desde un comunicador que colgaba de su cintura. 

Entró a Urgencias y depositó a su hija en una camilla, apenas Olivia dejó de sentir los brazos de su madre comenzó otro intento por llorar, pero solo lograba ahogarse. El médico que la recibió escuchó sus pulmones, su pulso y comenzó a desvestirla para revisar el resto de su cuerpo. 

"Por favor, necesito que se tranquilice o no podrá ayudar a su hija" pidió muy tranquilo el doctor. "Necesito que me diga el nombre de su pediatra y los datos de la bebé" el omega respiraba hondo tratando de cumplir la orden del hombre de blanco. 

Profesor (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora