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San Valentín llegó y no estuvo ni cerca de lo que Aarom había creído que sería hacer un par de semanas. Su mal humor estuvo a tope, casi sufre un accidente en las rampas por estar distraído y su impaciencia hacía apestar el lugar con su aroma.

Cuando llegó a su casa encontró a alguien en su puerta, por un segundo se emocionó al ver esos cabellos castaños siendo sacudidos por el viento pero al acercarse más se dio cuenta que solo era Celeste, ambos tenían el cabello muy corto y esponjado pero el omega no tenía idea de donde vivía Aarom.

"Hola" llevaban semanas sin verse "Feliz San Valentín" dijo con timidez

"Hola, ¿qué haces aquí?" preguntó 

"Solo quería pasar a verte, hace mucho que no sé de ti y creí que quizás podríamos salir a algún lugar"

"Celeste, hoy es el día de los enamorados" la miró con seriedad "Tu y yo no estamos enamorados y si ya no sabes de mi es porque quiero alejarme"

"No es justo lo que estás haciendo"

"No, no sería justa seguir durmiendo contigo pero estar enamorado de alguien más"

Las mejillas de la omega se sonrojaron con fuerza.

"Celeste" la tomó por el brazo con gentileza "Yo solo te puedo ofrecer mi amistad" 

Sus palabras, por más suaves que intentó que sonaran hicieron llorar a la omega, la chica de dejó caer sobre la entrada de la casa, abrazó sus rodillas y su espalda golpeó la puerta. Aarom solo se sentó a su lado en silencio. 

"Creí que estábamos bien" dijo limpiando su nariz "Que podía ser tu omega"

"Lo siento si te hice creer cosas que no ocurrían, nunca me había enamorado y apenas había iniciado mis celos, es una excusa tonta pero realmente no sabía como manejar todo esto".

Aarom estuvo a punto de levantarse cuando la puerta de su casa se abrió dejando ver a su madre, apenas notó a los chicos se emocionó y los hizo pasar. Los padres de Aarom estaban a punto de salir a cenar pero ahora que estaban ellos ahí decidieron que sería una salida en grupo, el menor de ellos se negó con mil excusas pero su madre estaba decidida. 

Cambió su ropa y salieron en el auto de su padre, se sentía realmente incómodo y molesto. Quería pasar el tiempo que quedaba a solas, no con una omega acosadora y sus padres.
Celeste parecía nunca haber llorado y se reía con su madre de temas a los que Aarom no tomó la mínima importancia.

A pesar de que su madre hacía comentarios halagadores sobre la supuesta pareja, Aarom no quitó el gesto de fastidio de su cara. El lugar estaba repleto de familias y parejas, la música ambientaba el lugar y el aroma de la comida hizo sonar el estómago del alfa.

Cuando tuvo su plato en frente comió con desespero y solo el estómago lleno logró que su humor mejor ligeramente, el resto de la cena se la pasó conversando por mensajes con Zack y revisando sus redes sociales. Una vez terminada la cena, sus padres decidieron acercarse a pagar y pidieron a los jóvenes adelantarse al auto. 

Ambos caminaron en silencio hasta que Aarom notó que su padre no le había dado las llaves, la omega siguió el camino y el alfa volvió sobre sus pasos para pedir el objeto. Al regresar a la puerta del lugar se quedó congelado al ver a Mateo conversando con Celeste, Emma llevaba el cochecito de la cachorra.

No sabía si debía acercarse o no, pero se decidió por caminar más lento y observar que era lo que pasaba. Mateo lucía amable pero Celeste ocultaba un gesto de fastidio que Aarom había logrado identificar muy bien. 

Cuando Celeste se acercó al coche e intentó quitar la manta que lo cubría para ver a la bebé, el alfa de Aarom gruñó y se adelantó a tomarla por el brazo.

Profesor (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora