- 29 -

3.9K 471 29
                                    

Mateo le rezaba a todos los dioses por paciencia, amaba a sus padres a pesar de todo y estaba realmente agradecido por lo que habían hecho por su hija pero no estaba en sus planes tenerlos ahí casi un mes. 

No podía dar un paso dentro de su casa sin que su madre lo vigile, no podía hacer nada con su hija sin que ella de un comentario al respecto. Habían reducido las tareas de Emma a las de una empleada, la beta no se ofendió y trato de ser el apoyo del castaño pero Mateo estaba comenzando a perder su infinita paciencia. 

Su padre pasaba todo el día pegado a su nieta y al primer llanto le gruñía a todos, no dejaba que nadie más la bañe o cambie su pañal. Olivia dejó de sentir que estaba con extraños pero demasiada atención la agotaba, estaba acostumbrada a pasar algún tiempo en su mecedora, solo con música y algún peluche moviéndose frente a ella.

La única manera que encontró el omega de tener a su hija con él por un tiempo era cuando tenía hambre, Emma escondía los biberones para que el omega se vea 'obligado' a alimentar a Olivia pero no era más que una excusa para que sus padres le den un respiro. Su alivio era saber que en algunos días más tendrían que volver a su ciudad por el demandante trabajo de su padre, probablemente regresarían para el cumpleaños de Olivia, o eso es lo que esperaba el omega.

Los últimos días, cuando tuvo a su hija en su pecho torció el gesto al notar que traía puesto un mamelucos rosa o con dibujos de ositos con tutú. Durante sus horas de trabajo, sus padres transformaban a su hija. 

Por otro lado, el ver a Aarom a través de la reja no era suficiente. Quería sentir su aroma o que el alfa le de un fuerte abrazo, contarle todo lo que ocurrió con Olivia, como su padre pagó el depósito para las células de la niña y la dura semana que les tocó vivir después de eso. 

"Oye, Mateo" escuchó una voz detrás de él "¿Ya te vas?" 

"Sí, ya es mi hora de salida y muero por salir de aquí"

"Pareces un nervio andante" rió el alfa "pensaba pasar por un café ¿vamos?" 

"Café al medio día" lo miró curvando la cabeza "bueno" puso sus ojos chinitos y sonrió. 

Marcaron su salida y caminaron hacia la cafetería, conversaban sobre lo ocurrido en la escuela, algunos alumnos traviesos y la rutina de ambos. 

A Mateo no se le había ocurrido que podían pedir un café helado y sonrió al notarlo, se sentaron en una de las mesas de la terraza y aprovecharon el suave viento que refrescaba el día. 

"¿Cómo sigue Olivia?" preguntó el alfa jugueteando con el chocolate en polvo.

"Mucho mejor" sonrió "La semana en que le hicieron las transfusiones, estaba muy débil pero ahora volvió a ser la misma" 

"Me alegro, te veías muy mal cuando ella enfermó" 

"Supongo que la preocupación me puso así, pero mis padres me ayudaron a costear su tratamiento" 

"¿Y su padre? No mencionaste a tu alfa" Mateo recordó al falso 'Elliot' que llegó a su cumpleaños.

"Ou, él, estuvo de viaje" no le gustó mentir "No es el padre biológico de Olivia, pero estuvo con ella desde siempre y la adora" las palabras del omega sorprendieron al alfa, no esperaba ese tipo de información y de alguna manera le dio algo de esperanza. 

"No se me había ocurrido algo así" miró su café buscando las palabras correctas "Entonces son ustedes dos contra el mundo" la risa cantarina del omega salió de sus labios.

"Eso suena a un superhéroe y su asistente"

"Bueno, son tú y tu pequeña tú, así que la idea no está muy alejada" 

Profesor (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora