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"Entonces haré un almuerzo con toda la familia" Aarom rodaba los ojos por quinta vez, no quería nada para su cumpleaños. Había tenido suficiente con poner buena cara durante las fiestas navideñas para que lo dejen ir con Mateo por unas horas. Para el año nuevo Zack y él hicieron su propia coartada alegando que ya eran casi unos adultos y podían pasarlo fuera de casa. 

Ahora, su cumpleaños estaba por llegas y su madre no se resignaba a que su cachorro había llegado a la vida adulta. 

"Si harás un almuerzo entonces traeré a Mateo" 

"Ni hablar, el muchacho no vendrá solo y no quiero especulaciones durante la celebración" dijo su madre.

"Entonces podemos informarles antes, así vendrán muy deseosos de conocer a mi familia" Amanda frunció los labios con enojo pero no dijo nada al respecto, Aarom se había encargado de que se acostumbren a oír esa palabra. 

"Hijo, no podemos llamar a cada persona para decirles que estás haciendo cargo de una cachorra ajena" trató de refutar con tranquilidad.

"No le digamos que no es mía, solo que tuve una cachorra y que llegó el tiempo de presentarla" 

"No estoy de acuerdo, quedamos en mantenerlo en privado" 

"Yo tampoco estoy de acuerdo con hacer de mi cumpleaños un circo. Papá, tú, Mateo, Emma y Olivia, bastan para pasar un buen cumpleaños. Además ese acuerdo secreto fue entre Mateo y tú, a mi me ignoraron olímpicamente" 

"¡Pero cumples 18 años! Toda la familia querrá estar contigo" Otra vez los ojos verdes del alfa rodaron y bufó. 

Dejaron la conversación ahí y Aarom fue a tomar una larga ducha para disipar su aroma turbio por el enojo. Luego de cambiarse y ordenar un poco su habitación, volvió con su madre y su paciencia llegó al límite al darse cuenta que su madre ya se encontraba invitando personas a su casa. 

Esperó unos minutos en un espacio alejado y notó que no mencionó en ningún momento a su omega y su cachorra.

Subió a su habitación por una chaqueta y su beanie azul. Tomó su patineta y se despidió con la excusa de ir a los parques, sin dar tiempo a que su madre diga nada. 

Subió en la tabla y empujó cada vez con más velocidad pero recordar a Mateo pidiéndole siempre que tenga cuidado cuando suba al skate lo hizo detenerse y comenzar a andar más tranquilo, quería llegar a salvo a casa de su omega.

Iba pensando en que quizás puedan tener una tarde de películas o jugar un juego de mesa cuando llegó a su puerta, tocó el timbre y esperó.

"Hola mi niño, no sabía que vendrías hoy" dijo Emma apenas lo vio. 

"Sí" frotó su nariz "Solo quise escapar del estrés de casa y este me pareció un buen lugar" sonrió apenado.

Emma se hizo a un lado y con una pequeña risita lo invitó a pasar. 

"Si quieres esperar a Mateo es mejor que te pongas cómodo, creo que tardará" dijo la beta.

"¿Salió?"

"Sí, hoy tenía que entregar reportes a la escuela y algunas reuniones pendientes. Parecía un zombi cuando lo vi, creo que es de sus días más pesados" 

El sonido de unas rueditas lo hicieron girar la cabeza y cayó de rodillas en la alfombra para que la pequeña en el andador corra hacia él. 

"Pappá" dijo emocionada.

"Mi princesa" dijo sacándola del juguete y besando sonoramente sus mejillas provocándoles muchas cosquillas. 

Emma bostezó y frotó sus ojos, estaba cansada pero no pudo evitar sonreír por la escena que se desarrollaba delante de ella.

Profesor (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora