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El primer día de clase llegó, los nervios llegaron a Mateo. Había iniciado nuevamente los supresores, algo suave que no dañaría su cuerpo, suavizaría su aroma y podría manejar sus celos sin concebir además de usar siempre su neutralizador para ocultar su aroma de los alfas.

Al todavía manejaba las clases de los más pequeños, no era necesario que el se ponga el 'traje aburrido' que mencionó Aarom, solo debía asistir con la vestimenta de educación física. Sin embargo, a pesar de ser muy cómodo esa ropa lo hacía parecer un alumno, suficiente razón para volver a cortar sus rizos. 

Aarom no vio su nueva apariencia y eso causaba algunas cosquillas nerviosas en su estómago, despertó muy temprano para dejar las bolsitas de leche para Olivia y poder pasar minutos con su familia. Desayunó con Emma y luego de una larga despedida fue momento de irse. 

Llegó a la escuela muy emocionado, saludó a todo los profesores a pesar de que a algunos aún no les agradaba por completo él quería demostrar que su género no lo definía como persona, tal como siempre Emma le recordaba. 

Entre la fila de profesores que se encontraban en la sala común había uno nuevo, parecía ser un practicante bastante joven que aún no hablaba con nadie. Mateo se acercó lentamente a él con una sonrisa amigable, su aroma profundo le advirtió que era un alfa. 

"Hola" sonrió "Mi nombre es Mateo y estoy a cargo de uno de los salones del kinder" extendió su mano. El joven frente a él devolvió el saludo.

"Mi nombre es Esteban" su mirada era tranquila y agradable "Dictaré clases en el último grado de primaria, es un gusto conocerte" 

Comenzaron una conversación muy corta ya que las ceremonia de apertura estaba a minutos de empezar, camino al auditorio saludó a Gerald, que no dudó en recordarle lo hermoso que se veía.

Durante las palabras del director y los actos protocolares Mateo tuvo a Esteban a un lado y Gerald al otro, trataba de buscar entre la multitud la mirada verde de Aarom pero por su corta talla no lo lograba sin embargo, al otro lado del lugar cierto alfa apretaba los puños al ver como el omega era el centro de atención de los dos hombre a su lado. 

"Rabioso, es mejor que respires hondo. Sabes que él no está haciendo nada malo" habló Zack al notar el ceño fruncido y la mirada celosa de su primo.

"¿Ves lo que trae puesto? ¿Su cabello? No tuve oportunidad de decirle nada antes que cualquiera se acerque, además está precioso" dijo suavizando su mirada. 

"Sí, supongo que se muy bonito pero aquí no es el chico que te gusta, aquí es un profesor del que tienes que mantenerte alejado"

"Tienes razón, maldición" dijo frustrado. 

Después del aburrido inicio las clases dieron comienzo, con una irónica clase de historia, para recordar al alfa lo lejos que tenía al omega. 

Por otro lado, Mateo tenía su atención en los pequeños cachorros que por ser el primer día solo buscaban jugar entre ellos. Por algunos segundos trataba de imaginar que de seguir ahí, en algunos años, su pequeña Olivia estaría sentada en una de esas sillas diminutas.

Fuera de las travesuras típicas, su clase transcurrió con tranquilidad aunque debía admitir que algunas veces miraba por la ventana hacia donde estaría el aula del joven alfa. 

Al llegar el receso de las clases Aarom y Zack se acercaron a la cerca de metal que dividía a los cachorros de los mayores, tomaron su refrigerio ahí buscando encontrar por algunos segundos al omega y lo lograron. 

Un pequeño de mejillas gorditas que tenía tempera azul cubriéndolo de la cabeza a los pies era llevado de la mano a los lavaderos por un precioso omega de grandes ojos marrones y un muy ajustado pantalón que marcaba perfectamente su cintura. 

Profesor (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora