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- Liam -

El primer hijo biológico de Mateo y Aaróm. Fue toda una sorpresa el que el pequeño ojiverde haya llegado con un hermanito pues ambos padres esperaban solo a un bebé.

Liam creció como el engreído de la familia, el único omega, al que debían proteger y que se negaba a ser protegido. Tenía todas las características de su padre, tanto físicamente como en la personalidad, pues el omega a pesar de ser tan alegre cargaba con esa chispa incendiaria del alfa.

Con el tiempo, sus facciones se suavizaron dejando ver una leve diferencia con su hermano gemelo y resaltando sus características de omega.

"Mami"

Mateo giró el rostro buscando la voz de su cachorro.

"¿Eres Elliot o Liam?" Preguntó fingiendo mucha duda. Claro que sabía diferenciar a sus pequeños pero solía jugarles esa broma todo el tiempo.

"Soy Liam, mamá" dijo el pequeño señalando un casi imperceptible lunar al lado de su labio inferior "quiero ir con Vívia" El omega castaño sonrió y se agachó a la altura de su pequeño de cuatro años.

"Amor, tu hermana salió con tus abuelos. Hoy es el día en que a ellos les toca estar juntos"

"Pero yo..."

"Tú puedes jugar con Elliot"

"No quiere"

Mateo frunció el ceño preocupado y fue a ver a su cachorro acompañado de Liam. Al llegar lo encontró en el suelo coloreando un cuaderno de dibujos que Aarom había conseguido para él.

"Amor, ¿No quieres jugar con tu hermano?" Elliot levantó la mirada y la paseo entre su madre y su hermano antes de negar.

"Malo" susurró el pequeño omega.

"No, no.. aquí nadie es malo, solo les gusta diferentes cosas" Mateo debía admitir que las personalidades tan opuestas de sus hijos lo ponían nervioso. Liam era la mezcla de Aarom y Zack en cuanto a personalidad pero Elliot, realmente no sabían de dónde había sacado tanta timidez.

Con el pasar del tiempo, Liam aprendió a ser independiente ya que su hermano siempre era quien más ayuda necesitaba.  Sin embargo, adoraba ser el centro de atención. Las reuniones familiares eran sus favoritas pues tenía a todos sus espectadores frente a él.

El pequeño resultó ser un niño muy talentoso y cada que una reunión se acercaba pulía más sus afición a la música para demostrarla frente a sus abuelos.

"Entonces el maestro se pidió que pasara al frente" contaba a los padres de Mateo.

"¿Y qué pasó?"

"Leí el capítulo del libro muy bien, me dió un sobresaliente por eso"

"¿Tienes siete años y ya lees tan perfectamente? Eres un niño muy inteligente, Liam" aplaudió Roger con una muy marcada exageración mientras acariciaba el cabello negro de Elliot, que estaba sentado sobre sus piernas.

Cada sobremesa era la oportunidad del pequeño omega para presumir su talento frente a los mayores. Olivia estaba aburrida de que siempre sea él la estrella de la familia y, fue por esa razón, que congenió mucho más rápido con Elliot que con Liam.

Profesor (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora