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Luego de tres intentos fallidos desde que Joseph pidió ver a los mellizos, por fin parecía llegar el momento.

La primera vez tuvo un ataque de pánico y tuvieron que posponerlo. Entraba en negación o lloraba de miedo pero familiarizándose con el aroma que los niños dejaban en sus mantitas o conociendo sus juguetes favoritos se sintió más en ambiente.

Pidió verlos una vez más y con completa tranquilidad Arián le llevó a Joan. Lo eligió por ser el mayor, el más fuerte y quien resistiría mejor el temor del omega, no creía que el pequeño Alex soporte el rechazo de su propia madre.

Joan iba aferrado a la camiseta de Arián mirando todo a su alrededor hasta que llegaron a la puerta de la habitación y comenzó a rebotar en los brazos de su padre.

"Calma conejito, ya llegamos" le dijo sosteniendo su espalda para que no caiga.

Joseph estaba pálido y frotaba sus manos con impaciencia.

"Mira quién vino a conocerte por segunda vez" dijo el rubio apenas pasó por la puerta.

"¿Qué bebé es el que traes?" Preguntó nervioso.

"Lo vas a reconocer tú solo" cuando llegó a su lado Joan levantó su cabecita y buscó el origen del aroma.

Le dedicó una sonrisa sin dientes y estiró su cuerpo hacia el omega. Joseph lo miró y vio a Celeste en él aunque tenía los ojos mucho más claros.

"¿Quieres cargarlo? Reconoció tu aroma apenas llegamos"

El pelinegro estiró los brazos con miedo  pero lo recibió. Joan intentaba llegar a su rostro con sus manitos y le sonreía con fuerza.

"Tú eres Joan" le susurró "está muy bonito" le dijo a Arián.

"Sí ¿verdad?"

Joan enterró su rostro en el pecho y restregó su pequeña nariz en la tela.

"Eh.. lo siento, creo que tiene hambre" dijo Arián algo apenado "Antes de que Alex naciera tú le dabas de tu pecho"

"¿Los omegas hombres pueden hacer eso?"

"Es parte de ser mamá, supongo"

"Creo que puedo intentarlo" dijo con voz avergonzada, tenía rojas hasta las orejas mientras descubría su pecho.

Si había notado que estaba hinchado pero era algo mínimo así que no le tomó importancia.

"Dime si lo estoy haciendo bien" le dijo al alfa a lo que este asintió con las mejillas rojas también.

Tiempo atrás solía sentarse a charlar con Joseph mientras este daba de lactar a su bebé mayor sin embargo ahora el silencio lo hacía sentirse extraño.

"Da cosquillas aunque también duele" dijo mientras veía fijamente al bebé aferrado a su pecho. "Se siente muy extraño"

"Seguro que sí, ¿estás cómodo?" Preguntó.

"No del todo pero él parece divertirse" respondió mirando al alfa.

"Verte así me trae recuerdos muy bonitos" dijo dejando caricias sobre la rodilla del mayor sin que este pueda percibirlas.

Joseph no dejaba caricias ni sonreía del todo pero miraba fijamente al bebé que estiraba su manita para alcanzar su rostro.

"Se está quedando dormido" dijo mientras veía que las succiones se hacían lentas para finalmente detenerse.

"Él cae dormido de un momento a otro, es algo positivo" dijo el alfa.

"Es mejor así, me duele la piel" respondió cubriéndose.

Profesor (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora