OCTAVIO
-¿Bebé que te pasó? - me pregunta Sophie tomando mi rostro entre sus manos.
-Que nada carajo - le digo soltándome de su agarre - Y ya te dije que no me gusta que me andes persiguiendo, ni que me pongas esos malditos apodos cursis.
-¿Y porque estás todo mojado?.
-Maldita sea, no me interrogues y lárgate de mi habitación ahora mismo -le grito.
-¿Quien era esa chica que estaba contigo? -pregunta cruzándose de brazos. Y puedo jurar que esta mujer ya me está sacando de mis casillas.
Me paro de la cama a abrirle la puerta para que se valla, ya su voz chillona me hizo llegar hasta mi límite.
-Largate.
-No. Ahora mismo me vas a explicar quien era esa puta.
-Que te largues te digo -le grito.
Se posa frente a mi -Está bien, me voy, pero tu y yo tenemos una conversación pendiente - dice, se va y yo cierro la puerta de un portazo.
Sophie es la nieta y heredera de Jareth Wesley el mejor amigo de mi abuelo. Es la mejor patinadora femenina que tiene la Academia.
Esa chica se cree con derecho de mandar en mi vida solo porque me la he tirado unas que otras veces. Nunca he vuelto a repetir chica a excepción de ella.
Pero me arrepiento de haberlo hecho, ya que parece garrapata detrás de mi, metida en mis asuntos, cosas que ella sabe que odio.
Pero de eso me encargo luego, ahora tengo que pensar en como me voy a vengar de la hija de puta que intentó ahogarme hace un momento. Por ahora no la pienso expulsar de la Academia, siento que se merece algo peor, podría ser mi esclava aquí dentro, pienso que me divertiría mucho con eso. Pero tengo que pensar con que chantajearla para que acceda.
Me paro de la cama y me dirijo hasta el baño, para quitarme esta ropa húmeda y darme un buen baño.
Cuando entro al baño me quito toda la ropa húmeda, me adentro a la ducha y me lavo el cabello, el cuerpo y lavo mis dientes. Salgo de la ducha y me envuelvo en una toalla de la cintura para abajo y salgo a mi habitación a buscar ropa cómoda.
Me dirijo hacia el closet y escojo un short de bermuda rojo y una camiseta blanca. Ya que no tengo ánimos para salir de mi habitación decido llamar a la cafetería por algo de comida.
Solo Daniel y yo tenemos ese privilegio por ser nietos de Bruno y también el de tener una habitación solo para nosotros. Después todo el resto de alumnos tienen habitaciones compartidas y tienen que ir hasta la cafetería por su comida.
Tomo entre mis manos el teléfono que está en la mesita de noche y marco el código de la cafetería, después de tres pitidos alguien atiende.
-Buenas noches jóven Octavio, ¿Algo en lo que podemos servirle?.
ESTÁS LEYENDO
Llamas Sobre Hielo
Roman pour AdolescentsShiara, una chica de 18 años de edad; la cuál desde pequeña su mayor sueño ha sido ser la mejor patinadora artística en hielo. Desde muy pequeña siempre ha participado en eventos y torneos de patinaje artístico sobre hielo, pero luego de terminar la...