CAPITULO 39

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DANIEL

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DANIEL

Me encuentro en mi habitación, revisando la copia de la memoria USB que le envié a Octavio con Shiara, de las cámaras secretas que instalamos en la entrada de su puerta.

Ya me contó de las amenazas y mensajes que ha estado recibiendo por parte de Viggor. Son bastante preocupantes y alarmantes la verdad, pero él lo toma con calma, o bueno eso pensaba hasta que colapso.

Luego del diagnóstico de Octavio me preocupé aún más, es obvio que sí está tenso por las continuas amenazas, no duerme, ni come bien. Ya su cuerpo empezó a reaccionar a ello.

Por lo tanto tuve que hablar con el abuelo y ponerlo al tanto de lo que sucedía, obviamente omitiendo detalles.

Se enojó bastante conmigo por no haberle dicho antes, y creo que Octavio también se llevará un buen sermón de su parte, porque salió como una bomba de tiempo en dirección a su habitación. De hecho creo que justo ahora deben estar teniendo una fuerte plática, o mejor dicho discusión. Pero aunque es difícil de creer esa es la forma que el abuelo usa para expresar su preocupación.

Estoy casi cien por ciento seguro que si Octavio sabe que yo fuí el causante de que el abuelo se enterara de todo esto me va a matar. Ya que todos sabemos que odia el hecho de que se metan en su vida, y el abuelo lo hace hasta el fondo.

Sigo revisando los vídeos grabados por la cámara, pero no sé ve nada. Nada hasta el momento donde veo una figura vestida de negro, entrando al parecer un sobre por el pequeño espacio que divide la puerta del suelo.

Pongo el vídeo a la velocidad mínima para apreciar cada detalle y estoy pendiente a todo. Pero solo se ve una figura vestida completamente de negro, chamarra holgada, pantalones y tenis. Pero no se ve nada de su rostro, tampoco distingo si es hombre o mujer. Pero lo que si estoy seguro es que esa persona no es Viggor.

No es casi nada lo que descubro pero es una pequeña pista. Por lo tanto recorto esa parte del video en específico y la guardo en la misma memoria.

La saco del computador y salgo de mi habitación caminando en dirección a la habitación de Octavio para entregarle esto.

Al llegar a la habitación de Octavio toco y llamo varias veces pero nadie me responde, por lo cual deduzco que Octavio no ha de estar.

Sin saber dónde coña se abra metido salgo en dirección al despacho del abuelo. Cómo supongo que fue la última persona en hablar con él debe saber algo de su paradero.

Me tardo unos minutos en el camino, y al llegar al despacho veo a Rose tecleando algo en su computador.

-Hola Rose -la saludo con simpatía.

-Hola joven Daniel -me responde con una calida sonrisa.

-Solo dime Daniel. ¿El abuelo está? -le pregunto señalando la puerta de su oficina, y su cálida sonrisa se esfuma de su rostro tan rápido como una ráfaga de viento.

Llamas Sobre HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora