Shiara, una chica de 18 años de edad; la cuál desde pequeña su mayor sueño ha sido ser la mejor patinadora artística en hielo. Desde muy pequeña siempre ha participado en eventos y torneos de patinaje artístico sobre hielo, pero luego de terminar la...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Ahh! —sollozo —Te dije que tengas cuidado —le digo y luego me fijo en la expresión de su rostro, encontrándome con unos iris negros los cuales me miran fijamente, tiene sus labios entre abiertos ya que está respirando por la boca.
"Es tan atractivo" me quedo embelesada con su rostro unos segundos y luego me doy una cachetada mental por lo que estoy pensando.
E inmediatamente este se levanta —Te dije que no te movieras maldita sea.
Imito su acción parandome de la pista cuando el hielo empieza a calar mis huesos —Si hubieses avisado que ibas a hacer ese giro no hubiese perdido el equilibrio y no nos hubiésemos caído, estúpido.
—Se supone que está en la coreografía mocosa.
Masajeo suavemente mis sienes y lo ignoro.
—Sigamos —digo y me coloco en posición.
Cada uno nos colocamos en un extremo de la pista y ambos patinamos a nuestro encuentro. Nos agarramos de manos cuando ambos llegamos al centro de la pista sin perder contacto visual y empezamos a girar ambos juntos, luego nos paramos y el coloca su mano derecha en mi abdomen bajo para impulsarme hacia arriba, quedando como una gaviota en el aire. Con ambas piernas separadas una hacia arriba y la otra hacia abajo y los brazos se mantienen abiertos a la misma altura.
Octavio empieza a patinar suavemente y yo estoy haciendo todo lo posible por mantener mi equilibrio pero cuando hace el giro me voy hacia alante, sujeto mis brazos a sus caderas para no golpearme la cabeza en la pista, y mis piernas quedan ambas en sus hombros.
Detiene el giro, se queda quieto y yo me bajo lentamente.
—Maldita sea, porque te sigues cayendo —me grita.
—No me sale el puto paso, necesito trabajar en mi equilibrio ¿Acaso nunca has batallado para que un paso te salga? —le respondo con el mismo volumen de voz.
—¡No! —responde.
—¡Ahg! Eres un maldito egocéntrico, bastardo y soberbio, ya no te soporto —le grito y salgo de la pista, me quito mis patines a la velocidad de la luz y salgo descalza del lugar.
Cuándo estoy en los pasillos me detengo un poco para colocarme mis zapatillas y luego sigo mi camino.
Es un maldito estúpido, malcriado y arrogante, se cree que es superior a todos los demás, cuánto lo odio.
Llego a mi habitación y cierro la puerta de un portazo muy sonoro detrás de mi.
—¿Que pasó?, pareces muy alterada — me pregunta Adeline cuándo entro a la recámara.
—¿Que más me va a pasar? Lo mismo de siempre.
—Octavio ¿Que hizo ahora?.
—Lo mismo de siempre, es un maldito egoísta, se cree que es superior a todo el mundo —le digo y esta me da una extraña mirada con una ceja alzada y una pequeña sonrisa se forma en la comisura de sus labios.