CAPITULO 48

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SHIARA

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SHIARA

―¿De qué hablas? ―me pregunta Lily frunciendo el ceño.

―Al que viste o escuchaste aquella noche no era Byron...

―¿Cómo no?, era su puta cama ―me interrumpe exasperada.

―Era Jonathan, al parecer se ligó a alguna chica de acá esa noche y terminó en la cama equivocada

—¿Cómo? —su voz se suaviza en cierto modo.

—Lo que escuchaste, te confundiste.

—A ver pero, ¿cómo sabes eso?
Y ¿Dónde cachuchas estaba Byron a esas horas?

—Tengo mis contactos, pero te aseguro que son muy confiables. Lo que no te puedo responder es donde se encontraba By a esa hora.

—¡Diablos, diablos, diablos! —empieza a patear el casillero.

—Cálmate —la detengo.

—¿Estás segura de lo que estás diciendo? —me pregunta echándose los mechones de cabello que caen por su frente hacia atrás.

—Cien por ciento —aseguro.

—No mames, ahora arruiné todo.

—Ve por él, pueden solucionarlo —le insisto.

—No creo que me perdone tan fácilmente luego de haber besado a uno de sus mejores amigos. La decepción de su rostro era tan grande que me abruma —se rasca el cuero cabelludo pensativa.

—Inténtalo al menos —le vuelvo a insistir. Ésta se mantiene en silencio un tiempo, deja escapar un suspiro y luego me responde.

—Ahora solo necesito aire. Hablamos más tarde —se despide yéndose sin darme tiempo a responderle.

Uno de los defectos que he notado de Lily hasta ahora es que es muy orgullosa, por eso dudo que sea ella quien de el primer paso.

En esos dos se nota que hay algo más allá que solo sexo, y por como la vi ayer de vulnerable se le ve que si se enamoró de verdad del rubio.

Solo espero que su orgullo no sea más fuerte que sus sentimientos y que sí arreglen las cosas, hacen muy bonita pareja.

Moraleja de este acontecimiento; no digas o hagas algo antes de estar completamente segura de los hechos.

Dejo escapar un corto suspiro y me dirijo a mi próxima clase, la cual está vigente a empezar.

El día transcurre de lo más tranquilo, e incluso llega a ser algo aburrido.

El clima hoy no es el mejor, las nubes negras que adornan el cielo gris no ayuda mucho a mi estado de ánimo.

Me encuentro en una de las tantas mesas de la cafetería con la mirada perdida en los ahora tenues y húmedos jardines de la academia, mientras sigo mordiendo un trozo de zanahoria desde hace ya varios minutos.

Llamas Sobre HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora