CAPITULO 33

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DANIEL

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DANIEL

Estoy intentando ligar con alguna chica que me encontré esta noche en el bar luego de jugar aquel juego propuesto por Lily.

Pero las imágenes de esa chica pelirroja haciendo ese baile tan sensual no salen de mi cabeza, haciendo que se me ponga dura la polla de solo pensarlo.

—Oye, ¿Me estás prestando atención? —me habla la chica frente a mí, cuyo nombre no recuerdo.

—Perdón, ¿Decías algo? —le pregunto volviendo a fijar mi atención en ella.

—Si, te decía que, ¿por qué mejor no ir a un lugar más privado? —se acerca a mi, hablándome con tono seductor, mientras acaricia mi rostro con su dedo índice —La cosa que se esconde debajo de tus pantalones lo exige —me dice con descaro y voz infantil.

"Ja, si ella supiera que mi amiguito no está así por ella".

La miro fijamente a sus iris esmeralda y la sujeto bruscamente del cuello pegando mis labios a los de ella.

Bajo mis manos a sus largas piernas y las voy subiendo lentamente por sus muslos hasta llegar al dobladillo de su corto vestido, por el cual escabullo mis manos hasta llegar a sus nalgas las cuales aprieto con fuerza haciendo que ella gruña.

—Vamos —se separa de mis labios y me sujeta de la mano guiándome hacia una de las habitaciones, no sin antes yo pagar el alquiler de una.

Al estar por fin en el interior de la habitación la vuelvo a pegar a mi, empezando a devorar sus labios nuevamente, a lo cual ella responde ansiosa y entrelaza sus piernas alrededor de mis caderas, mientras la guío hacia la cama, dejándola sobre esta con delicadeza, para luego quedar encima de ella mientras nos besamos.

Como relámpagos llegan a mi mente los rosados labios de aquella pelirroja, esos ojos azules tan cautivadores y su tersa piel.

Pero aparto los pensamientos de mi cabeza y me concentro en el momento. La chica debajo de mi ah empezado a desabotonar mi camisa, para luego trazar un camino descendiendo hasta el bulto en mis pantalones, dándole un suave jalón.

Pero como si su toque me quemara me levanto de la cama frustrado.

—Lo siento, no puedo hacerlo —le digo a la chica que me mira con confusión y empiezo a abotonar los botones de mi camisa nuevamente para luego salir de la habitación.

—¡Oye, vuelve aquí! ¡No puedes dejarme con la calentura! —me grita con enojo la chica. Pero dejo de escucharla cuando azoto la puerta de la habitación detrás de mí.

Termino de arreglar mi camisa mientras camino de prisa al tercer piso de vuelta. Y cuando llego a este empiezo a escanear el lugar en busca de esa cabellera rojiza. Pero no la veo por ningún lado.

Pero si logro ver a Lily, la cual parece estar muy ocupada comiéndose la boca de mi amigo.

—¿Has visto a Adeline? —le pregunto en voz alta cerca del oído para que me pueda escuchar, haciendo que esta se despegue por un momento de Byron, el cual parece estar borracho.

Llamas Sobre HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora