Shiara, una chica de 18 años de edad; la cuál desde pequeña su mayor sueño ha sido ser la mejor patinadora artística en hielo. Desde muy pequeña siempre ha participado en eventos y torneos de patinaje artístico sobre hielo, pero luego de terminar la...
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Mis latidos toman fuerzas acelerándose en mi interior, tanto que temo a que los escuche o los sienta ya que su mano sigue cerca de mí. Trago grueso y le respondo:
—La propuesta se escucha tentadora pero no puedo quedarme, mañana tengo examen oral con el maestro de Alemán y no puedo faltar —miento.
—Estás mintiendo —dice y no puedo evitar hacer una expresión de sorpresa «¿cómo sabe?». —He aprendido a leerte —como si leyera mi mente respondió dejándose caer nuevamente en el espaldar de su cama.
—¿Lees mentes? —la pregunta sale sincera, y justo en estos momentos sigo anonadada.
—No. Simplemente eres muy fácil de leer —deja escapar un suspiro —Está bien si no te quieres quedar lo entiendo, puedes irte entonces —vuelve a tomar una actitud seria y distante.
Algo en mi interior se comprime ante sus palabras secas. Pensé que insistiría un poco más. Pero bueno, ahora que me dió el pase de irme no me quiero ir, por lo tanto...
—¿Prometes que no harás alguna cosa rara? —le pregunto algo avergonzada.
—¿A qué te refieres?.
Dejo escapar un suspiro pesado antes de responder —¿Prometes que si me quedo no empezarás a coquetear? —empiezo a jugar con mis dedos.
—Será difícil pero lo prometo —me enseña su dedo meñique como un niño pequeño cuando hace una promesa.
No puedo evitar sonreír de labios cerrados. Alzo mi meñique también y lo junto con el suyo cerrando la "promesa".
—Bien, ¿qué quieres hacer primero?.
OCTAVIO
No sé por qué sentí la necesidad de pedirle que se quede. Solo sé que las ganas de pedirlo surgieron y las palabras se escaparon de mi boca antes de poder retenerlas.
Y aquí está, a mi lado en la cama obligándome a ver una tonta película de romance. Pero manteniendo una buena distancia entre ambos.
Creo que para mí la película es ella, ya que en vez de estar pendiente a la pantalla frente a mí estoy más concentrado en las facciones de su rostro con cada escena que pasa.
—No sabía que te gustaba esta categoría de películas —le digo ganándome su atención.
—Y no lo hace —sus iris encuentran los mios por apenas segundos antes de volverse a fijar en la película.
—¿Entonces por qué reproduciste esa?.
—No sé —se encoje de hombros aún con la mirada pegada al televisor —Es una pregunta para la cual no tengo respuestas —me da una mirada fugaz.
—Mm —es lo único que digo. —¿No te parece que es una mala idea? —le pregunto frunciendo el labio y acariciándome la barbilla.
—¿Por qué? —pregunta rápidamente, girando su cabeza en mi dirrección y apartándola de la televisión.