Maldiciones y Reina Blanca

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Antes de que pudiera destruir el huevo con su alabarda le lancé un EMPUJÓN enviandolo a más de 10 metros de distancia, golpeándose contra la pared, atravesándola y cayendo al suelo el cual estaba a unos 20 metros de altura y estrellándose con un golpe seco en el patio de armas.

La verdad era que no esperaba que pasará eso, había descubierto que, a partir de nivel 60, podrían gastar más puntos de poder para potenciar un hechizo multiplicando el daño por cada aumento de tal forma que el EMPUJÓN, que eran 5 puntos de poder a nivel básico, si se usaban 50 puntos era un X9 al daño, pero que en este caso no causaba daño alguno, solo aumentaba la fuerza del empujón, pero no pude calcular bien el coste de puntos ya que Drakkius era un saurio de casi 3 metros de altura y más de 300 kilos de peso, así que no esperaba que el hechizo tuviera ese efecto tan devastador como había tenido.

No sabía cuánto tiempo iba a tardar en volver a subir hasta el lugar donde yo estaba, aunque tenía claro de que no iba a estar de muy buen humor así que convoqué a todos mis constructors para que formaran un círculo a mi alrededor, entendía muy bien el porqué Drakkius había intentado destruir ese huevo antes de que este eclosionara, pero aunque existía una pequeña posibilidad de poner fin a la maldición y era algo muy arriesgado, pero lo que tenía claro era que no iba a permitir que una criatura que aún no había nacido fuera asesinado ni por él ni por nadie, así que lo evitaría aunque toda la furia la raza saulernaria cayera sobre mí

Dos minutos después y antes de que todos mis constructors llegarán a mi, Drakkius atravesó la puerta con un golpe seco y pude ver por el color de sus escamas que estaba hecho una furia empuñando con fuerza su  alabarda y mirándome con odio mal contenido.

-¿Porque? -Preguntó mirándome con furia-. Si eclosiona nos controlara mentalmente y arrasara este mundo a sangre y fuego hasta sus cimientos, ¿de verdad puedes tener la sangre de todo una raza en tus manos si puedes evitarlo común simple sacrificio?

-Puedo salvarla, puede que no sea fácil, pero hay una posibilidad de ello y si no puedo, seré yo la que acabe con su vida.

En el momento el que dije esas palabras todo su cuerpo tembló.

-¿Estás seguro de lo que estás diciendo? toda nuestra raza quiere ser gobernado por una reina fuerte, está en nuestra naturaleza, la que nos da la vida es la única cualificada para gobernarnos, ¿ De verdad tú te crees que el Consejo está a gusto haciendo ese trabajo? no lo está, a ninguno de ellos le gusta y no por que lo consideren denigrante o que sea algo inferior para ellos, todo lo contrario, no se ven cualificados para ello, si puedes salvarla todos nosotros estaremos en deuda contigo y yo te deberé una vida.

-Si es cierto que en el momento que eclosione os controlara mentalmente, debeis iros lo más lejos posible de la ciudad, no se cuánto tiempo tardará el huevo en abrirse, debo esperar a que salga del huevo para poder lanzar el hechizo, pero creo que sera muy sencillo de poder deshacer la maldición ya que yo soy de nivel 63 y el de la maldición es simplemente nivel 50 así que estoy convencido al cien por cien de que podré liberarla, pero ahora debéis iros aquí y ahora.

Tan pronto le dije eso, saltó por la ventana sin mirar atrás y ví como, por encima de la ciudad media docena de dragones salían volando a toda velocidad en dirección a las montañas mientras el ejército saulernario se alejaba como si el infierno les persiguiera.

De repente escuché un chasquido y ví como una grieta enorme rodeaba el huevo, no sabía cuánto tiempo iba a tardar en salir, pero debía estar a punto y no me hacía gracia, aún no se habían alejado lo suficiente, así que ordené a los constructors que formaran una especie de bóveda con los brazos levantados de forma que la reina no pudiera escaparse.

Pasaron unos diez minutos y de repente la cáscara explotó en pequeños trozos oscuros que salpicaron a mi alrededor mientras una niebla oscura llenaba la habitación.

Cuando la niebla se asentó pude ver a una pequeña saulernaria de apenas treinta centímetros que me miraba con furia en sus pequeños ojos rojos, mientras que su piel, en teoría completamente blanca estaba cubierta de manchas negras.

Ordené a varios constructors que la sujetaran con fuerza para que no me distrayera mientras me concentraba para lanzar el hechizo cuando, escuché el rugido de más de una docena de dragones cuando la reina los controló y los ordenó volver.

Lancé el hechizo tan pronto estuvo preparado, pero falló estrepitosamente mientras la bruja de la niña se reía en mi cara y giraba su cabeza al más puro estilo del exorcista.

No tenía ni la más remota idea en que podía haber fallado, mi nivel era mayor que el del hechizo, hasta que recordé una variable de resistencia, la cual podía hacer que un hechizo de ese tipo tuviera éxito o no, el nivel de ella, que al mirarla pude ver, asombrado, que ya era nivel cien nada más eclosionara y su resistencia, si ella no quería que el hechizo la afectará, sería muy complicado que lo hiciera, así que hacían falta medidas desesperadas y le di un golpe en la cabeza, dejándola inconsciente.

Volví a concentrarme en el hechizo mientras un sudor frío bajaba por mi espalda al escuchar los rugidos cada vez más cerca, sabía que solo tenía una oportunidad y si la volvía a cagar no habría otra oportunidad de lanzarlo, así que apoyando mis manos en la cabeza, cerré los ojos y volví a lanzar el hechizo, manteniendo la respiración y resople cuando sentí que mi hechizo hacia efecto y su piel volvía a ser completamente blanca y la niebla se disolvía lentamente a nuestro alrededor.

Después y tan rápido como pude, saqué una botella de vinagre de dónde estaba la barbacoa y se la hice oler haciendo que se despertara de golpe y sufriendo un ataque de tos, después de ello, la reina me miró con una sonrisa sincera.

-Gracias.

Solo dijo eso y un segundo después escuché un rugido atronador que hizo temblar la torre en la que yo me encontraba y ví, asustado, como una docena de dragones rojos sobrevolaban la ciudad mientras que el ejército de saulernarios regresaban, solo pude suspirar aliviado, si no lo hubiera conseguido mi muerte y la de todo un mundo habría sido rápida, pero no pude evitar sonreír con cierta ironía a pensar si un tal George no habría sido también un viajero de Thule antes incluso que BALTHASAR.

Bajé de la torre con la reina blanca a mi lado mientras que todos los saulernarios se arrodillaba ante su reina y los dragones sobrevolaban la ciudad lo más bajo que podían, para poder ver mejor a su reina la cual volvió a sonreír y les ordenó levantarse con una orden muda, los cuales la obedecieron mientras que el consejero que me había pedido que los ayudará miraba a la niña con los ojos llorosos de la emoción.

-Debemos irnos mi reina, vuestro trono os espera.

Ella asintió en silencio, pero antes de irse se dió la vuelta y me miró fijamente.

-Dadme una gema del cuerno y llegado el momento tendrás mi ayuda y la de mi pueblo, pero no es el único regalo que has de recibir.

En ese mismo momento uno de los saulernario llegó hasta mi y me entregó una pequeña botella llena de un líquido oscuro y espeso.

-Esta botella es uno de los mayores bienes de mi pueblo, está poción permite conservar el cuerpo de una persona muerta durante un tiempo ilimitado hasta que halla alguna manera de devolverle la vida, no sé si aquí sabéis cómo hacerlo, pero si tal cosa no es posible, ven a buscarme, nosotros si podemos.

No sabía ni como empezar a agradecerle ese regalo, lastima que solo hubiera una dosis, pero mi sorpresa no había acabado aún.

Me di cuenta de que Drakkius la miraba fijamente y como está asentía con una leve sonrisa mientras que el resto daba media vuelta y él se inclinaba ante ella hasta formar un ángulo recto cuando ella se giró , alejándose sin mirar atrás.

Yo lo miré sin comprender hasta que él me dijo que me debía una vida y hasta que me pagará estaría en deuda conmigo y cuando le comenté que era demasiado grande para poder acompañarme, de repente disminuyó su tamaño hasta los dos metros, explicándome que toda su raza podía aumentar o disminuir su tamaño en un metro.

Yo sonreí mientras el sol comenzaba a salir a través de las montañas, había decidido que dentro de unos días volaría hasta la TORRE del cielo.

EL ELEGIDO... O NO.   (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora