Revolución parte 2

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Bowi se abalanzó donde estaban los granjeros sembrando los campos y dos soldados vigilándolos, el sol se estaba poniendo y la oscuridad comenzaba a inundar los campos, gritando tan fuerte como pudo y con el sol a su espalda pareciendo mas grande de lo que en realidad era, hiriendo levemente a uno de los soldados con su hacha, fingiendo ser más o menos del mismo nivel que su enemigo y retirándose rápidamente, como si hubiera sido una simple razzia para ver el nivel de la guardia de la aldea, se había convertido en un guerrero orco de nivel 20, que de haber querido hubiera podido derrotar a los dos soldados ya que apenas eran de nivel 5 y sin dudar habría acabado con ellos y sin sudar, pero le habíamos explicado que no tenía que matar a nadie, solo herirlos para que huyeran y dieran la voz de alarma en la mansión acerca de los orcos.

Esperaba que salieran algunos soldados a investigar lo que había sucedido, al principio habíamos pensado en quemar también los campos, pero la gente de la aldea con la que estabamos nos explicaron que a nadie de dentro de la mansión le importaba si los campos se quemaban hasta la incineración mientras ellos cobraran sus impuestos y pudieran hacer y deshacer a su antojo lo que les diera la gana.

Mientras Bowi atacaba, el elfo lanzaba flechas a lo loco desde el bosque, fallando a propósito por centímetros al otro soldado para dar la impresión que había mas de un orco, solo esperaba que no se le ocurriera coger ninguna flecha, ya que la manufactura era de tal belleza y perfección la hubiera delatada como manufactura élfica y hubiera sido muy, pero muy extraño que un orco y un elfo trabajaran juntos, pero a la velocidad que corria el soldado sin importar lo que le pasaba al otro soldado no de estar muy atento al tipo de flechas que le disparaban, mientras su compañero aguantaba como podia los envites de un orco de mas de dos metros armado con una enorme hacha y una cota de mallas que le llegaban por debajo de las rodillas.

Mientras eso pasaba, el druida, escondido cerca de la mansión y camuflado con sus hechizos, observaba los movimientos de los guardias, atento a cualquier cambio en su rutina de los dos últimos días, que eran los que llevábamos allí investigando los movimientos de los guardias, la pareja seguia encerrada en la casa que nos había acogido, no habían sido echados en falta al grupo que se había ido para capturar a los huidos, al parecer tardaban algunos días en regresar, ya que, por lo que nos dijo el padre de la muchacha cuando lo capturamos e interrogamos (sin que Gloria estuviera delante, claro esta) tenían permiso para ocuparse de los huidos como les apetecía, aunque debía confesar que no le había costado mucho hablar y menos cuando, después de que su hija le diera una torta y saliera de la habitación dejándonos solos con él a Skan, Jesnnae y a mi, yo no era partidario de que lo torturaran (MUCHO) , pero estaba allí para evitar que muriera demasiado rápido, pero cuando Jesnnae mostro una cara mas demoniaca y le sonriera  enseñando sus dientes, algo que me dio miedo hasta a mi y de que Skan se plantara a su lado y comprobara con una sonrisa que su hacha era mas grande que el humano, se orinó encima cuando Skan lo cogió de la pechera y lo levanto medio metro sin apenas esfuerzo, solo por suerte no salpicó al gigante con su orina o sabía que no lo hubiera salvado nada de morir allí mismo y de una forma mas que horrible tal y como el gigante lo miró.

Después de eso lo interrogamos para intentar saber quién más era un espía al servicio del señor, pero él no sabía más nombres, al parecer cada espía operaba de forma independiente para, si los rebeldes capturaran a uno el resto no supiera quién eran los demás. Lo atamos, amordazados y lo dejamos al cuidado de la pareja y del matrimonio que nos había acogido, pero les hicimos responsables de su seguridad, si le pasaba algo, no los ayudaríamos ya que en su cara pudimos ver lo que le iba a pasar en cuanto nos fuéramos.
Detrás de la mansión, fuera de la vista de la gente y encogidos, dejé mis Torres y mis Alfiles, sin que nadie lo supiera, a los que había conseguido mejorar. En estos dos meses, todas las noches me gastaba la magia en aumentar el alcance de sus hechizos de forma que ahora los Alfiles llegaban hasta los treinta metros y las Torres hasta los sesenta y además no necesitaban escuchar la voz de mando para activarse, ahora simplemente en pensar que se activarán y desactivaran era más que suficiente.
Así pues, decidí que lo mejor era atacar de noche, ya que la mayoría de nosotros podíamos ver en la oscuridad: Jesnnae se había criado en la más profunda oscuridad y para ella una noche estrellada cómo esta era un día claro, el elfo y el enano veían perfectamente, el druida podía usar un hechizo propio para ello y yo tenía el Yelmo, los únicos que no podían eran Skan y Gloria.
Aunque era mejor que la paladín no viera que iba a suceder, los desmanes y los abusos habían sucedido durante demasiado tiempo y no había redención ni para ellos ni para el dictador que llevaba ochenta años en el poder, no sé cómo habrían sido las cosas en un principio, pero el poder corrompe y si estás eternamente en el poder aún mas, no sabía si tendría tiempo de acabar con él o primero debía acabar con la segunda TORRE.
Con el gigante no había problema, su única misión era arrojar las rocas que con disimulo los aldeanos habían dejado para él: eran rocas enormes de unos cincuenta kilos, que por si solo no podría lanzar, pero le había dado lo que me quedaba de la poción de gigante, su misión era arrojar las rocas por encima de la muralla, dónde impactará era lo de menos, solo era una distracción al igual que mis figuras de ajedrez, él atacaría por un flanco y mientras lo hacía, el druida abriría un agujero por el lado contrario y nos colaríamos por ahí y acabaríamos con ellos, al menos ese era el plan, pero se podría torcer en un millón de sitios, pera empezar no sabíamos de que nivel era el señor ni si tendría guardias de élite a su servicio, en eso íbamos a ciegas, pero no podíamos hacer otra cosa, dentro de poco seguramente llamaría la atención la desaparición del espia, ya que nos dijo amablemente que iba dia si y dia no a informar a su señor, la mayoría de las veces como falso detenido y seguro que en breve lo irían a buscar.

De repente se abrieron las puertas de la muralla y una veintena de hombres a pie salieron en dirección a los campos donde había sido visto el orco, eran de nivel cinco, pero junto con ellos salio uno a caballo que portaba una armadura completa de nivel dieciocho, eso ya era otro contar, no tenia ni media oportunidad uno contra uno contra mi o alguno de mis compañeros, pero estaba seguro que si había salido uno seguro que habrían mas, así que tendríamos que ir con pies de plomo, aunque ya no había vuelta atrás, había dejado una Torre y un Alfil allí, no los detendrían y menos siendo tantos, pero esperaba que al menos los retrasarían lo suficiente para que no llegarán a tiempo.

Activé a todos los Constructors y esperé que Jesnnae hiciera su parte, ya que ella sabia de su existencia y le había encomendado la misión de inclinar a las Torres para que las flechas, mediante una parábola, entraran en el castillo y que los Alfiles lanzaran sus Relámpagos en el mismo punto, para intentar abrir un boquet en la pared, su otra misión era impedir que nadie de la mansión escapara de allí, por otro lado, toda la gente honrada o que creíamos que fuera honrada de la aldea, estaba rodeándola para evitar que nadie pudiera escapar y dar la voz de alarma.

Todo estaba preparado y solo faltaba la señal, que era una tormenta de relámpagos que yo lanzaría desde dentro de la mansión y para ello me volví invisible y luego usé un volar para sobrepasar la muralla con mucho cuidado, dentro no había nadie a vistas, ni siquiera habían vigías en lo alto de la muralla, no entendía nada, en teoría, estaban bajo ataque de orcos y parecía que no les preocupara, pero yo les iba a dar algo de lo que preocuparse, pero cuando estaba a punto de lanzar el hechizo noté un fuerte golpe en la espalda, no me hizo daño, pero si me volvió visible.
Me di la vuelta con rapidez mientras desenvainaba mi espada, pero el mandoblazo fue detenido por el escudo de mi adversario, aunque pareció que su brazo se resentia del golpe.
-Interesante -murmuró mi adversario mientras cogía la Estrella del Amanecer que colgaba a su espalda con una mano y la inmolaba en oscuridad-, nunca pensé que en esta aldea podría encontrar a alguien que pudiera ser un adversario digno para mí, aunque para que sea más interesante, primero dejaré que lances los relámpagos para que tus amigos se unan a la fiesta, así será más divertido.

EL ELEGIDO... O NO.   (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora