Se acabó mi paciencia

29 8 0
                                    

Al principio quería haber ido a buenas, luchando contra él con igualdad de condiciones y luchar cuerpo a cuerpo sin usar la magia ya que había quedado que yo era mucho mejor que él en ese aspecto, pero este truco sucio me había sacado de mis casillas e hizo sacar una parte de mi que no me gustaba nada, pero si quería guerra, guerra iba a tener, yo no había empezado, pero yo lo iba a terminar y antes de que llegara hasta mí, le lancé un telequinesis que lo tiró al suelo con un golpe seco y luego le lancé una tormenta de relámpagos sobre él y luego por si acaso se movía le lancé otra y me importaba una mierda si sobrevivía o no.

Y mientras el polvo se asentaba en el coliseo y viendo que el elfo aún estaba vivo, pero en muy mal estado, me dí la vuelta mirando al lugar donde estaba la suma sacerdotisa y sus guardaespaldas y sacerdotisas, los cuales me miraban con asombro, al parecer no pensaba que venceria a su campeón tan rápido

-¿¡Hay algún valiente que se atreva a luchar contra mí, alguno más que quiera probar su valía contra mí o ya tenéis bastante de estás tonterías!?

-¡Ya me persiguen demonios, dragones negros, elfos blancos y Avianos, ¿creéis que me importaría algo de que ahora también los drows quisieran una parte de mi cabeza? Simplemente poneos a la cola y esperad vuestro turno!.

Miraba a mi alrededor, retando con la mirada a cualquiera que quisiera atreverse a luchar contra mi y la verdad me hubiera encantado que alguno más luchará contra mí y esta vez no me iba a contener y si moría alguien que no me hubiera venido con tonterías.

Y al parecer mi mirada fue más que suficiente para que no se atreviera ninguno a meterse conmigo en el coliseo y la suma sacerdotisa dijo que la prueba había demostrado que yo era el elegido de Iskendar y que tenía cosas que hablar conmigo.

Después de eso, me devolvieron todo mi equipo y volvimos otra vez de nuevo a la habitación en la que había estado hablando con la suma sacerdotisa, pero antes de que pudiéramos hablar de nada, entró el drow con el que había combatido todo cubierto de vendas cogido del brazo de la sacerdotisa con la que estaba y que yo estaba casi convencido era la que le había lanzado el hechizo para vencerme.

El se acercó a mi y lentamente extendió su mano para dármela con una sonrisa timida, pero en vez de eso simplemente le dí un puñetazo y lo tiré al suelo mientras le decía que era un tramposo y después miré a la sacerdotisa la cual me observó con ojos temblorosos sin atreverse a decir nada

-¡¡Si vuelves a intentar lanzar un hechizo a él o incluso me mandas a mí una maldición me importará una mierda que seas una mujer, ¿te ha quedado claro!!?

Después de que hiciera eso, la suma sacerdotisa decidió que era mejor que ellos dos esperarán fuera y que ya daría aviso de cuando pudieran entrar de nuevo, cosa que me extrañó muchidimo, en el momento en el que salieran del templo me preguntó con extrañeza que aquí me refería cuando había dicho que los avianos me estaban persiguiendo ya que ella sabía qué tanto los elfos como los demonios iban detrás de mí: unos para evitar que destruyera las torres y los otros porque pensaba que era yo el que había asesinado el archimago.

Cuando le expliqué lo que había pasado con los dos hermanos y con la muerte de su hermano pequeño ella me miró sorprendida ya que no tenía ni la más remota idea de lo que Iskendar había hecho y que unos elfos que estaban a su servicio le traicionaran así le extrañó mucho, por qué un vínculo entre alumno y maestro significaba mucho más que eso entre los elfos, era un compromiso de dedicación y amistad hasta que al final se convertia en una especie de familia, pero que sinceramente no le extrañaba que parte de los avianos se hubieran puesto a favor del demonio ya que es su mayor ciudad había sido conquistada por él durante la guerra, ya que, además, solo la magia de los avianos podía hacer que el castillo flotara en el aire formando en escudo que impedía que nadie entrara en el país de los demonios y lugar de descanso de Balthasar debido a que de las cuspides de las cinco Torres surgía un rayo de energía que convergian en la Torre que había en el castillo Aviano.

Al principio mis planes para eliminar el resto de las torres, era primero ocuparme de las 5 Torres del suelo y luego del castillo de los Avianos ya que, por lo que había leído en la biblioteca, el campo de fuerza mataba instantáneamente a cualquiera que intentaba entrar a través de él, pero la Suma sacerdotisa me dijo que era mejor que después de ocuparme de la Torre que estaba cerca de su territorio me ocupaba del castillo ya que como había demostrado que podía vencer a uno de sus mejores guerreros me iba ser un regalo que posiblemente cambiaría el resultado de la guerra.

Me explico que lo peor no era derribara a las Torres, lo peor era que el momento que la última hubiera sido destruida, todo el ejército de demonios iria por mí, ya que ellos detectarian el momento en el que alguien hubiera destruido una de las torres y cuando solo quedara la última todos, tanto dragones como demonios, estarían cerca de ella para matar al que se había atrevido a destruirlas todas, pero que el regalo que ella me va ser era algo muy especial y podría salvarme la vida

Se levantó y acercándose a una pared y, dando algunos golpes aparentemente aleatorios, abrio un recoveco completamente camuflado, de la cual sacó un cuerno del tamaño de mi brazo completamente negro con una espiral de diamantes recorriendo toda la longitud del instrumento.

-Este es un objeto ancestral de antes de la llegada de Balthasar, este cuerno de guerra fue construido a partir de uno de los cuernos de Ankalantos, padre de todos los dragones cuando el mundo era joven y mi raza ya era vieja y fue encantado con poderosos hechizos de fuerza y valor, tan poderosos que que solo pueden ser usados una vez antes de que pierdan su poder y el cuerno se desintegre en mil pedazos, esos hechizos permiten abrir un portal entre lugar el exacto donde se encuentre el cuerno y esta ciudad y cuando llegue el momento en el que debas enfrentarte a sus demonios y sus dragones, entonces mi pueblo luchara a tu lado para derrotar el mal de una vez por todas, pero si la última Torre que destruía era la del cielo, ellos no podrían ayudarme, ya que apenas tenían una veintena de wiverns y solo cinco dragones plateados, mientras que el enemigo tenía varios centenares de demonios voladores y una veintena de dragones negros, los dragones plateados eran más poderosos que los negros, pero estos últimos eran más grandes y mientras los plateados solo podían cargar con unos treinta elfos, los negros podían llevar a un centenar de demonios y entonces Thule perdería.

O sea, que como mínimo el ejército de los demonios eran veinte dragones negros y varios miles de demonios y los drow apenas eran unos ochocientos y no sabía cuántos elfos y Avianos apoyarían a Balthasar, así que pasara lo que pasara estaba jodido!!!

Cogí el cuerno con una reverencia y una sonrisa, asegurándole que después de destruir la Torre luego iría a la del cielo, tras lo cual se acercó a mí lentamente y me cogió de la mano mirándome de forma pícara, mientras se acercaba a la pared de nuevo y abría una puerta camuflada en la que pude ver una enorme cama con sábanas blancas y dosel.

-Tu transporte estará listo para mañana y el viaje de dos meses solo tardará unos pocos días, ¿Estás cansado de la lucha o aun puedes hacer algo más de ejercicio?

Yo la miré con una sonrisa torcida y sin decir nada la besé, no sabía cuando iba a tener la oportunidad de que una belleza como esa estuviera interesado en mí, mi cuerpo era el de un joven de treinta años y además en la mochila habían un par de pociones para eliminar el cansancio, así que a lo mejor no me iba a ir dentro de un día.

EL ELEGIDO... O NO.   (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora