Confianza

35 9 0
                                    

La suma sacerdotisa de los drows se plantó delante de mí y sonrió, cogiendome del brazo y acercándose lentamente a una pequeña puerta lateral que no había visto.

Antes de que llegáramos allí, se abrió la puerta principal del templo por la qué entraron la sacerdotisa y el drow que me habían escoltado hacia allí y nos siguieron hacia lo que parecía ser un salón de reunión, pero vez de mesa, sillas o sillones en medio de la sala habia una mesa baja con un montón de cojines para que nos sentamos encima.

Al sentarnos me llamó mucho la atención que la sacerdotisa y el guerrero estaban juntos y cogidos de la mano, pero la suma sacerdotisa, que al parecer se había percatado de mi mirada, me explicó que su diosa solo les pedía que no tuvieran descendencia y que no impedía que hubiera nada más entre ellos y además cuando una mujer se convertía en sacerdotisa de Lolth, los primeros hechizos y las primeras pociones que aprendía era justamente para evitar eso.

Después de eso me explicó que ella e Iskendar habían sido algo más que simples amigos ya que durante muchos siglos habían sido amantes y con una sonrisa pícara me explicó que nunca se había aburrido con el archimago ya que mientras ellas tenían hechizos para evitar descendencia el mago había conseguido investigar algunas pociones para que el amor entre ellos durará más tiempo, un comentario que me hizo sonreír levemente.

Después de eso empezó a hablar del tema que nos interesaba y que ella también había recibido una carta del archimago explicándole lo que habia pasado y que me cuidara ya que él se había considerado responsable ya que él me habia traído y ahora que el archimago no estaba, necesitaba a alguien que cuidara de mí.

la suma sacerdotisa me preguntó también por Bowi ya en la carta el archimago le explicaba todo lo referente a ella, pero yo negué con la cabeza y le expliqué que los había abandonado ya que uno de mis compañeros había muerto con mi culpa y aunque fuera duro y que estando solo por primera vez de verdad sentía la soledad había preferido dejarlos y no perder a nadie más por mi culpa.

Luego me explicó algo que no sabía y que hizo que me hundiera aún más si podía, resulta que Iskendar no era un elfo viejo y decrépito como yo lo había encontrado, ese estado era el resultado de los hechizos que había tenido que lanzar para poder traer al elegido desde el otro mundo y en vez del tipo que debía salvarlos había llegado yo.

Luego me explicó, que seguramente Iskendar tenía razón conmigo, pero algunos miembros de su pueblo no están seguros que yo fuera realmente el elegido ya que provenía del mismo mundo que su enemigo.

Yo intenté protestar, diciéndoles que ya había destruido una de las TORRES, pero la sacerdotisa me explicó que otros muchos antes que yo habían derruido una TORRE, pero que al entrar en la segunda TORRE no habían vuelto a salir y su esencia la había absorbido Balthazar y la TORRE se había vuelto a reconstruir pasado un tiempo.

Así que para demostrar mi valía debía derrotar a su mejor guerrero en combate antes de permitir mi partida, si vencía podría seguir, si perdía quedaría para siempre confinado en la ciudad sin posibilidad alguna de poder recuperar la libertad nunca, condenado a morir allí de viejo.

La verdad es que ya estaba cansado, la lucha sería al día siguiente y en un coliseo frente a toda la gente que había en la ciudad y encima para complicar aún más cosas no podíamos ir con nuestro equipo magico, tenía que ser una lucha de poder a poder.

Me puse una cota de cuero tachonado con piezas metálicas ya que aunque la coraz completa no me penalizaba demasiado prefería llevar una armadura más ligera para aumentar la agilidad y destreza, asimismo llevaba unas espada normales y un escudo mediano, ninguno de los dos me perjudica nada por peso.

EL ELEGIDO... O NO.   (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora