La orden de La Torre Rota

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Salí corriendo después de escuchar aquel grito, me desgarro por dentro escuchar a Bowi, pero no podía arriesgarme a perder a nadie más.

Tenía cosas que hacer y más ahora que los elfos también me buscaban, pero prefería hacerla solo antes de volver a perder a un compañero.

Así que corrí, corrí como no lo había hecho nunca, durmiendo lo justo, escondido, invisible e indetectable por si acaso los demonios o los elfos intentaban buscarme y matarme, usaba el hechizo de MOVIMIENTO EN LAS ALTURAS, que me permitía correr cuatro veces más rápido que una persona normal, así que apenas tarde diez días en llegar a mi destino.

La dirección en la que corría era la aldea que se encontraba al pie de la primera TORRE, ellos me habían ayudado y yo quería salvarlos, solo esperaba que no fuera demasiado tarde, pero tenía claro que si no podría salvarlos al menos los iba a vengar, creo que teniendo en cuenta mi armadura y demás debería haberme llamado Tony y no Unnak, pero ya era tarde para eso.

Se que seguramente debería haberle dicho a mi grupo el lugar hacia dónde me encaminaba, pero tenía miedo miedo por ellos y también por mí, perder a Jesnnae y que Gloria se fuera había vuelto a poner en mi la coraza que anteriormente llevaba y me encontraba totalmente insensible a cualquier tipo de dolor incluso al mío propio, pero le debía a la gente de la aldea al menos intentarlo.

Justo cuando estaba a punto de llegar una voz resonó en mi cabeza.

-Antes de nada saludos, supongo que tú eres Unnak, Jesnnae me habló mucho de ti, me llamo EJ.

Yo empuñe la espada con fuerza, no tenía ni idea de dónde estaba la persona que me estaba hablando, pero si conocía a la diablesa ya no sabía que pensar.

-¡No me agites así, que me mareo! Es mentira, no me puedo marear, pero no me divierte que me muevan de esa forma.

Yo me quedé un poco sorprendido, EJ era un nombre que solo había escuchado una vez y fue en mi mundo,pero al principio espere haberme equivocado, asi que mire a la espada e hice con una mueca de desesperación sin saber que pensar.

-Saludos, soy EJ y a partir de este momento soy tu espada, al principio fui un regalo conjunto de los elfos y los enanos a Balthazar, pero cuando él se desvió hacia el lado oscuro que habita en el corazón de todas las personas fui abandonado por él.

-"O por eso o por qué no te callaras ni bajo el agua" -pensé a sabiendas de la leyenda de la espada.

-¿Sabes que al estar empuñandome leo tus pensamientos? -comentó enfurruñada calentando la empuñadura hasta que casi me obligó a soltarla.

-Durante siglos permanecí aburrida y tirada en un rincón de una olvidada habitación después de la caída de Balthazar hasta que una muchacha me encontró, esa muchacha era Jesnnae y gracias a ella volví a ver la luz del día y luego, de repente, me conto que Balthazar iba a volver y que iba a llegar un elegido para destruirlo y luego llegaste tú.

-Al principio le pareciste un pobre hombre que no sabia donde se estaba metiendo, pero después de retarte en el torneo te vio potencial y decidió seguirte...

Antes de que pudiera seguir hablando se escuchó una explosión cercana y ví salir humo al otro lado de la colina, justo en el lugar donde estaba la aldea.

Corrí tan rápido como pude, usando el hechizo de PIEL DE PIEDRA, que me protegería ante los disparos de mis oponenetes, ante la duda de cuáles serían mis enemigos.

Al llegar a lo alto de la loma, ví la aldea encendida, gente en el suelo muerta y otras intentando huir de un grupo de unos veinte elfos que estaban matando a los aldeanos, lancé un relámpago a uno que estaba a punto de matar a uno de los niños del cazador que me había ayudado contra los gnolls, pero "sin querer" se me fue la mano y use la mitad de mi magia en ese relámpago, eso causaba que un relámpago que usaba diez de magia había usado trescientos y eso doblaba el daño por cada diez de magia adicionales así el elfo simplemente explotó mientras yo usaba una poción de magia para recuperar lo gastado mientras que los elfos, al ver la explosión vinieron todos a por mi, mientras que yo desenvainara la espada y una voz en mi cabeza murmuró algo que me hizo sonreír: "Es la hora de las tortas"

Habían diez guerreros, unos cinco o seis arqueros y un par de magos, que estaban detrás del todo protegiéndose y preparándose para lanzarme algún hechizo, pero sonreí y use un SALTAR  desde lo alto de la loma, a mi nivel era un salto capaz de alcanzar unos ciento ochenta metros de largo y unos noventa hacia arriba, pero la distancia a recorrer era solo de cincuenta metros, así que casi no me tuve que concentrar y antes de que se dieran cuenta de lo que les venía encima, mi espada había acabado con ambos sin poder apenas defenderse, mientras que las PIELES DE PIEDRA habían repelido las flechas que me lanzaron los arqueros cuando pasé por encima de ellos y lancé una TORMENTA DE RELAMPAGOS que acabó con ellos antes de que pudieran volver a disparar tan pronto acabé con los magos.

Me di cuenta que tanto los magos los arqueros y los guerreros, a pesar de que cada cual llevaba un equipo diferente, diferentes armadura, diferentes armas, todos llevaban una sobrevesta similar, la sobrevesta era completamente blanca el símbolo era el de una torre destruida por el impacto de un rayo.

Seguramente sería una orden secreta o un grupo de gente cuya misión única y exclusivamente era impedir que Balthasar resucitara y aún así habían sido convencido de que yo era el malo y trabajaba para el demonio.

Casi me dolía el tener que matarlos sin poder hablar con ellos y vieran que estaba siendo engañados, ya que ellos eran simplemente niveles 20 y yo ya había llegado a nivel 30, aunque sabía que, sus ataques de impactarme, me hubiera matado seguramente pero no tuvieron esa opción y mientras esquivaba sus espadazos yo, poco a poco, iba acabando con ellos incluso la espada estaba de acuerdo con lo que yo estaba haciendo y decidió ayudarme y se inmolo en un fuego oscuro para lo cual sus armaduras simple y llanamente no existían.

Tan pronto acabe con ellos un elfo apareció detrás de una de las cabañas y se acerco muy lentamente, portaba una cota de mallas y unas grebas y brazales metalicos.

-Vaya así que tú eres el famoso Elegido, gracias a ti hemos descubierto algunos fallos en nuestro sistema de defensa, nunca pensamos que alguien como Iskendar, pudiera descubrirnos, pero parece que tú querido maestro, el archimago tenía una red de espías que cubría todo Thule y se enteró de cosas que hubiera sido mejor no enterarse, quizás ahora seguiría vivo, pero creo que tu camino acaba aquí y ahora y pronto te reuniras con él.

Simplemente no tenía ganas de hablar, ese elfo era el primero con el que me había encontrado al llegar y tenía una cuenta pendiente con él, al principio creía que su trato había sido por no ser un elfo y su racismo hacia otras razas, pero ahora se que fue por otra cosa.

Lancé un relámpago, pero él empuñó su arma y con un simple movimiento de muñeca lo partió por la mitad, haciendo que mi boca se desescajara, después se aceleró y se abalanzó sobre mi y si no hubiera sido por la espada, que se movió sola mientras yo la empuñaba, su ataque me hubiera atravesado sin ninguna duda, ya que su espada era una versión mejorada de la daga que yo tenía.

Sus ataques eran más rápidos que los míos, pero sabía que hechizo estaba usando, solo tenía que aguantar hasta que se le acabará, pero uno de sus ataques burló mi escudo y su espada atravesó el brazo de mi espada, haciéndome gritar de dolor y obligándose a soltarla, cayendo al suelo.

Mientras yo retrocedía lentamente, él volvió a atacarme, esta vez dirigido a mi cuello, pero antes de que pudiera cortarmelo, lancé un IMPACTO TELEQUINETICO y mientras volaba por el aire, descargué todo mi escudo sobre él, siendo impactado por múltiples relámpagos, estrellándose en el suelo con un golpe seco y el ruido de numerosos huesos rotos.

Yo me acerque al elfo después de recoger mi espada, la cual me dió las gracias, algo que ignore, no me encontraba de humos para escuchar tonterias y después de lanzarme una regeneración que fue cerrando mi herida mientras me dolía como si me hurgaran, ya que la regeneración unía los cortes y luego los cerraba.

El elfo sacó una poción de una de sus bolsas, pero antes de pudiera tomarsela se la quité y me la guarde, ya que era una CURACION Y REGENERACION MAYOR y seguro que la necesitaría.

-¿Que se siente ahora al estar a merced de otro? -acerqué a EJ y le puse el filo en el cuello y muy despacio intenté clavarla en el cuello,

EL ELEGIDO... O NO.   (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora