PRIMERA SANGRE

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Los dos primeros  días pasaron rápidamente sin que nada nos atacara y pude conocer a mis nuevos compañeros mas a fondo mientras nos dirigimos en dirección a la TORRE.

La elfa era la hija de uno de los nobles que pertenecía al consejo elfico o eso nos contó, pero que huyó de su casa cuando su padre lo quiso casar con el hijo de otro noble, también miembro del consejo, eso era normal y habitual, pero ella no estaba de acuerdo, mas que nada por que a Tanathiel, que era como se llamaba el elfo le gustaba su hermano menor, pero aunque entre los elfos no habían ningún tipo de prejuicio por ello y era común ver parejas del mismo sexo en el reino elfico, era necesario el matrimonio entre ambos para unir fuerzas en el consejo y que el hijo de ambos tuviera el trato de PRÍNCIPE, lo cual tampoco eran raras en las bodas por conveniencia, pero ella no estaba de acuerdo en atarse a alguien de por vida, que en su caso era una vida muy larga a no ser que por lo menos le atrajera un poco, así que cogió sus cosas y el dinero que pudo coger de las arcas de su padre, lo cual no fue poco y por eso tenia un equipo muy bueno y se fue una noche sin mirar atrás.

Su amistad con el enano se debía que al poco de salir se encontró con el enano en un camino y debido al odio ancestral entre sus razas inmediatamente empuñaron sus armas, pero cuando iban a enfrentarse aparecieron una docena de goblins junto a un hobgoblin y al acabar con sus enemigos, se dieron cuenta de que las enemistades de sus razas no iban con ellos y desde entonces decidieron ir juntos, cada cual tenia una idea de lo que debían hacer: el enano hacerse mas fuerte para vengar a su familia y la elfa no acercarse a la suya.

La historia del druida era completamente diferente, no me preguntó como es que yo sabia lo de su licantropía, pero me pidió que no se lo dijera a nadie, asimismo él no lo veía como una maldición, ya que en su tribu eso era símbolo de grandeza y poder, ya que antes todos podían, pero con el tiempo se fue perdiendo y ya nadie tenia ese don pero cuando él, siendo niño, se convirtió en oso durante una pelea infantil, todos se centraron en que fuera el mas fuerte y el mas sabio, incluso llamaron a un anciano druida para que le enseñara lo que sabia, el anciano le enseño todo lo que pudo, pero le quedó claro que el muchacho tenia mas potencial que él y podía ser alguien muy grande para el pueblo, así que le dijo que recorriera el mundo para aprender todo lo que pudiera, pero que cuando volviera debería intentar que su don no se perdiera, por lo que debería intentar concebir con todas las jóvenes del pueblo, con el fin de que alguno de sus hijos heredara el don, lo cual era un honor, pero para ello debía poder mantenerlas, ya que su pueblo aceptaba la poligamia, siempre que el marido pudiera mantener a todas las mujeres con las que se casara y que tuvieran una vida despreocupada, las mujeres podían hacer cualquier cosa que quisieran, cazar, pescar, ser guerreras, pero era cosa del marido procurarles una casa a al que volver, así que además de ver mundo debía conseguir dinero para, además de todo eso, poder construir una casa para tenerlas a todas como a unas reinas.

Su raza tenia una esperanza de vida superior a los hombres normales, sobre unos 300 años y él aun era considerado un muchacho, así que decidió viajar por el mundo y hacerse mas fuerte.

Se encontró con el enano y la elfa hacia apenas un mes, en el gremio de aventureros, ya que ambos buscaban un curandero para el grupo, y el druida podía curar y además hacer pociones menores de curación, además de buscar hierbas y frutas comestibles, aunque el enano no era de los que comían mucha verdura, pero no le molestaba que ellos comieran, así mas carne para él.

En cuanto a Gloria, me pidió que no dijera que era, todos sabían que era mujer, pero no que era un Aviano y su historia me quitó las pocas opciones que yo pudiera tener con ella, me había parecido que a veces me miraba y cuando lo hacia yo, apartaba la mirada con rapidez y se sonrojaba, pero aunque fuera verdad, no era posible estar juntos.

Me contó que los Avíanos vivían en castillos que flotaban en el aire, ella no sabía como era posible, pero no solo era el castillo, también habían casas, comercios e iglesias, torres y una gran muralla que rodeaba todo, eran como pequeñas ciudades en las que vivían entre 15.000 y 50.000 habitantes, esos castillos se podían mover a voluntad, por un grupo de personas llamados VOLADORES, un grupo de mentalistas de elite que solían ser cuidados a cuerpo de rey y muy consentidos, ya que otros castillos intentaban contratarlos y quitárselos los unos a los otros ya que a mayor numero de mentalistas, mas velocidad y control del castillo, el cual no podía caer si nadie se ocupaba de él, pero entonces se movía con el viento.

Además en las cimas de algunas montañas, en lugares donde los hombres no llegaban, tenían campos de cultivo.

Cada castillo tenia un señor que cuidaba de la gente y en el castillo mas grande estaba el rey que mandaba sobre los otros castillos.

Pues bien, ella era le hija del rey y como tal, debía desarrollar sus alas para poder acceder al trono, como primogénita del rey, ya que en el reino no importaba si mandaba un rey o una reina, importaba que hiciera grandes cosas por el reino, así que cualquier noble podía ser nombrado rey si el rey actual hacia algo que dañara al pueblo.

Así que había sido enviada a la tierra por dos razones: la primera era para que creciera y ganara la suficiente experiencia para saber como gobernar y además para que le crecieran las alas, ya que solo un Aviano con alas podía aspirar a ser rey.

Por las noches era muy sencillo, ellas dormía en la tienda de campaña pequeña y nosotros en la tienda grande, al principio se sorprendieron y mas cuando les dije que me lo había hecho Clidostes por orden de Iskendar.

Pero aun mas cuando saqué la barbacoa y la comida que me quedaba de la mochila, saqué el vino y se lo di a la elfa y a Gloria, yo no bebía y el druida tampoco, pero la elfa me explicó que ese vino era un reserva especial de cuya cosecha solo se preparaban unas 100 botellas al año y yo tenia dos, pero lo mejor fue cuando le entregué el barrilito de cerveza al enano y le dije que era solo para él, tras lo cual me prometió amistad eterna.

No les había explicado nada acerca de la casa, pero mi intención era al llegar a la aldea, desplegarla y que ellos se alojarán allí, pero a sabiendas de que nadie podía derruirla si no era yo el que lo ordenaba y también de qué la llave de la puerta al sótano la tendría yo en mi bolsillo.

Amanecía el tercer día y en un par de horas llegaríamos a la aldea y el tiempo era apacible y soleado, durante estos días había practicado en combate con Krongar, que era el enano y enseñándole como usar bien su arma, también practicaba el arco con la esfa y aunque era bueno en el arco, le enseñe algunas cosas que mejoraron su tiro bastante.

El druida me había enseñado sus hechizos y me gustó mucho ver como lanzaba su piedras, yo podría hacer lo mismo con TELEQUINESIS, asimismo el druida podía hacer el mismo hechizo, pero con una roca de casi veinte kilos.

Estábamos llegando ya a la aldea cuando, de repente, aparecieron delante de mí un montón de muebles: mesas, sillas, librerías llenas de libros, así como un montón de objetos extraños, viales de cristal, jaulas, cajas y botellas, pero no estaban simplemente tirados y punto, estaban arreglados como si fuera una habitación, preparada y decorada, incluso se veían en el suelo las marcas que hubieran hecho las paredes de haber aparecido también.

Desenvainamos las armas y nos preparamos para cualquier cosa, pero reconocí los sillones y la mesa al instante, eran la de Iskendar y les hice bajar las armas y lentamente me acerque mientras les decía a los otros que se esperaran, preparados a cualquier cosa que pudiera pasar.
Me acerque con cuidado a la mesa y vi un sobre encima de ella a mi nombre, la abrí con cuidado.

De repente el corazón me dio un vuelco y me tuve que sentar al leer lo que ponía.

SALUDOS UNNAK:
Cuando leas esto, estaré muerto.....

EL ELEGIDO... O NO.   (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora