Decidí ir al gremio de aventureros, tenia ganas de usar mis hechizos y debía hacerme mas fuerte para enfrentarme a Balthazar, pero había ciertas misiones que no iba a coger, así que entre las misiones que habían, escogí una en la que un pequeño grupo de gnolls, una especia de hienas bípedas, salvajes y sanguinarias, estaban asaltando unas aldeas a unos cien kilómetros de allí. me acerqué al recepcionista que me pidió el carnet, no me acordaba que debía renovarlo, y a cambio me dio uno de BRONCE, que era mi rango después del tema del conejo, Skan también recogió el suyo y sonrió al ver las caras de los aventureros allí reunidos, Barak, el recepcionista, le explico que esa misión era de COBRE, un grado menor y con una recompensa de unas pocas platas, pero negué con la cabeza, no me importaban las misiones, creo que en este mundo estaba empezando a aflorar una parte de mi que tenia olvidada y un pensamiento vino a mi cabeza mientras sonreía levemente. "POR EL BIEN DE LA GENTE BUENA".
Escuché los murmullos mientras me alejaba y no les hice caso, nos miraban sin comprender por que habíamos cogido una misión inferior, muchos sabían lo rápido que habíamos hecho la misión del conejo y ahora esto, pero sabia que no lo iban a comprender, solo se movían por el afán de dinero y gloria, y las misiones pequeñas eran normalmente desdeñadas por el poco botín que daban, pero no era algo que me preocupara al menos de momento.
Salimos de la ciudad en dirección norte hacia la aldea, y irremediablemente pasamos por el campamento de aventureros acampados extramuros y el olor era nauseabundo y los gritos y la algarabía se escuchaban a centenares de metros y los perros y las ratas campaban a sus anchas, pero lo que no comprendía es por que los soldados no hacían algo para remediarlo.
Caminábamos a un buen ritmo y si todo iba bien llegaríamos a la aldea al anochecer, el cielo estaba medio nublado, pero no hacia frío, mientras Skan me explicaba que había visitado al herrero y le iba a construir una cota de mallas de su tamaño, pero que el precio era de casi 50 platas ya que se la iba a hacer mas grande de lo que necesitaba ya que aun estaba creciendo, me lo quede mirando asombrado, ya media dos metros y medio y aun se haría mas grande, miedo daría cuando alcanzara su estatura final.
Pasábamos por un estrecho camino en medio de un bosque sombrío, cuyas altas copas apenas dejaban pasar la luz del sol cuando de repente, surgieron un pequeño grupo de extrañas hormigas con el cuerpo inferior de hormiga y el superior humano. caminaba sobre seis patas y usaban el par de brazos humanos , asimismo la gran mandíbula de su cara de hormiga le podían cercenar el brazo de un solo mordisco
MAAHAZAT NIVEL 3 ATAQUE: 70 ESPADA ARMADURA 12 (QUITINA) DEFENSA 40 (RAPIDEZ + ESCUDO) PUNTOS DE VIDA 80
Llevaban cuerpos de animales muertos y extraños frutos, que soltaron para desenvainar una espadas oxidadas de diferentes formas y tamaños, seguramente de viajeros a los que habían asaltado y matado para dar de comer a la colonia, en cambio no portaban armaduras, ya que su piel de quitina seria mas que suficientemente dura, no eran muchos, apenas cinco, pero sabia que en cuanto la reina se enterara de que había comida mandaría a mas soldados, así que debíamos ser rápidos.
Decidí probar la magia mientras de acercaban y lance una roca del tamaño de mi puño mediante TELEQUINESIS a la cabeza de una de las hormigas, a la que, mas por suerte que por otra cosa, rompió uno de sus quelíceros y se quedo parada, aturdida, mientras yo hacia eso, Skan, después de pegarle una patada a una de ellas, que hizo que se estrellara contra un árbol con un golpe seco, lanzo un barrido con el hacha a dos que habían ido a por el, pero que detuvieron con el escudo y se lanzaron a por el.
Yo me lance a por la otra, mientras su compañero aun se intentaba recuperar del golpe de la piedra, pero era mas rápida que yo y me costaba detener sus ataques, mientras yo retrocedía poco a poco, hasta que llegue a un árbol y ahí me quede, pero lance otro hechizo de TELEQUINESIS: EMPUJÓN, un hechizo menor que le daba un golpe al adversario, no hacia daño, pero lo hacia retroceder y lo dejaba unos segundos aturdido, mas que suficiente para atravesarlo con la daga (bendita daga) e ir a ayudar a Skan, pero no pareciera que la necesitaba ya que uno de sus adversarios estaba en el suelo partido por la mitad y al otro le faltaban algunas patas, vi por el rabillo del otro como el que había arrojado contra el árbol se estaba incorporando, pero antes de que lo hiciera le clavé la daga en el pecho y cayo al suelo, esta vez para no levantarse.
No veía por ningún lado al de la mandíbula rota, en cambio, escuché una gran conmoción de ramas rotas y de pasos acercándose y como pasaban a nuestro alrededor corriendo, volando y reptando lo mas rápido que podían una cantidad ingente de animales y supe que pasaba: la marabunta llegaba, una cantidad enorme de hormigas en busca de sus presas: nosotros.
Le grité a Skan que debíamos irnos y después de acabar con su adversario con un hachazo que le cercenó el cuello, salimos corriendo tanto como pudimos y al darme la vuelta pude ver un centenar de maahazat en el lugar donde estábamos apenas unos instantes, pero como al parecer no habían recibido otras ordenes, ahí se quedaron, esperando.
Cuando se detuvieron Skan empezó a reírse, al principio era una risa causado por el nerviosismo, pero poco a poco fue subiendo de intensidad y alegría.
-¡Esto es lo que yo digo una buena batalla! -exclamó con una sonrisa de oreja a oreja-, ¡Madre mía lo que me he perdido durante todo este tiempo!
Yo sonreí al verlo así, parecía lo que era un niño que había aprendido a ir en bicicleta por primera vez sin ruedines, y aunque estaba feliz por él, sabia por experiencia que el mundo es cruel con la gente buena, algo dentro de mi temía por él, pero de momento no diría nada y le di una palmada en lo mas alto de la espalda que pude alcanzar.
Llegamos a la aldea cuando ya era de noche, pero gracias a mi yelmo no necesitaba una antorcha, en cambio Skan no tenia ningún problema y según me dijo su raza podía ver de noche como si fuera de día, la aldea no parecía muy grande, poco mas de seiscientas personas podrían vivir allí, pero ahora lo mas importante era buscar una posada o algo similar, pero no había nadie en las calles y las casas estaban extrañamente silenciosas, después de un rato vimos lo que parecía ser una taberna, llamamos a la puerta ya que estaba cerrada por dentro.
Pasaron diez minutos hasta que alguien se asomó arriba y cuando nos vio, nos pregunto de malas maneras que qué queríamos, cuando dijimos que una habitación bajo rápido, nos hizo entrar y volvió a cerrar con llave.
Delante de nosotros teníamos a un hombre asustado y tembloroso, de unos cincuenta años, canoso y barbudo, que no dejaba de mirar hacia la puerta y a nosotros, en cambio cuando hablo lo hizo con voz firme.
-¿Asi que se quieren quedar? serán 5 monedas de plata por usted y 10 por su amigo, debido a su tamaño le tendré que dar una suite y son mas caras.
-Eso es un timo, en la capital solo es una de plata.
-Pues duerman fuera, -comento con visible desden y desagrado-, si es que una sombra no se los lleva, además si han venido hasta aquí por la TORRE por lo menos que cuando desaparezcan que algo de su dinero se quede aquí.
Lo mire sin comprender, hasta que recordé que una de las torres que había visto en el mapa estaba aquí y negué con la cabeza mientras sonreía.
-No venimos por las torres, vimos que en el gremio tenían problemas con los gnolls y vinimos a ayudar.
De repente su carácter de suavizo y nos miró sonriendo, mientras nos daba la mano mientras le brillaban los ojos.
-¿De verdad, es cierto? -mientras nosotros solo podíamos asentir-, vayan pues a dormir, no, no hace falta pagar nada, descansen y mañana les explicare bien lo que han de hacer, de nuevo gracias.
Subíamos hacia las habitaciones cuando escuchamos golpes y murmullos alrededor de la posada y en las casa colindantes, pero al asomarnos a las ventanas no vimos nada y nos acostamos a dormir sin dejar de pensar en la TORRE.
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EL ELEGIDO... O NO. (En Revisión)
FantasyDespués de salvar a un muchacho de ser atropellado por un camión y morir en su lugar, soy transportado a un mundo de fantasía, donde descubro que el muchacho había sido elegido para salvar a ese mundo y que debía morir en la Tierra para poder ir all...