-¿Así que esto es un dragón negro? -pregunté a sabiendas que no tendría respuestas. Todos mis compañeros estaban en el suelo inconscientes, heridos, pero no graves, por alguna extraña razón el dragón no los quería muertos y yo creía saber por que, seguramente su señor, Balthazar los querría vivos y si yo tenia razón Thule estaba perdido.
Creo que me estoy adelantando a los acontecimientos y debería empezar por el principio.
Era un domingo cualquiera, pero no recuerdo exactamente cuando, y en ese momento, en la calle solo habían dos personas: uno era un tipo que pasaba de los cuarenta, vestido de marrón, pantalón de pana y chaqueta de lana y cuero, con perilla, con entradas y ligeramente obeso y gafas y luego había un chaval de unos diecinueve o veinte años, vestido con un chándal de color turquesa con unos enormes auriculares que no hacia mas que jugar con el móvil. pues bien, yo era el cuarentón.
Ese día era mi día libre del trabajo y había quedado en ir al cine, conmigo mismo, ya que era algo asocial y nunca me había gustado relacionarme con la gente, era un día perfecto, una tarde de cine y una noche de hamburguesas, cuando ví que el chico se había parado en medio de la calle y un enorme camión se le echaba encima sin posibilidad de poder frenar a tiempo.
Sin pensar y tan rápido como pude, lo cual era efecto de la adrenalina, lo empuje al otro lado de la calle, pero yo no pude apartarme debido a mi peso y fui atropellado, tras lo cual morí... o eso pensé.
Después de un tiempo que no pude contar, me desperté en lo que creí que era el paraíso, mis pecados, al parecer, habían sido olvidados en mi ultimo acto heroico: un campo inmenso de hierba verde salpicaba el terreno hasta el infinito, con algunos arboles sueltos salpicando el suelo llenos de frutas extrañas, a lo lejos escuchaba el sonido de un riachuelo, así que me senté en una piedra y respire hondo, el aire olía a flores y sonreí.... Sonreí hasta que una sombra paso por encima de mi y levante la cabeza. "un wivern" pensé asustado: una especie de dragón, pero mas pequeño, con solo las patas traseras y las delanteras convertidas en dos poderosas alas, no parecía "muy" grande, unos ocho metros de largo y unos quince de envergadura alar, pero lo que mas miedo me dio fue su cola, rematada en una cola como la de un escorpión.
Definitivamente no sabia donde estaba, pero esto no era el cielo, y debía hacer algo, pero no sabia el qué, volví a sentarme, intentando no perder, mas, la cabeza. A lo mejor solo era un sueño, pero después de pellizcarme hasta casi hacerme sangrar quedo claro que no.
Llevaba la misma ropa, así que llevaría lo mismo en los bolsillos, pero poco me iba a servir: las llaves de mi casa y las del coche, iba a tirarlas, pero eran de acero, para algo servirían, un bolígrafo y una libreta de notas, y de repente me di cuenta de otra cosa, mis botas camperas tenían el cordón largo, de metro y medio cada uno y eso me dio una idea, cutre, pero me dio una idea: me quite los dos cordones y partiendo uno con una de las llaves me ate de nuevo las botas, luego con el otro busque una rama de mas o menos medio metro de larga y algo de grosor para poder empuñarla con comodidad, luego me acerque al río con cuidado por si hubiera algo y busque hasta encontrar una piedra atándola con el cordón a la rama para hacer un martillo rudimentario.
El río era muy ancho, tenia por lo menos treinta metros y muy profundo, sus aguas eran claras y la corriente no era muy fuerte, con algunos bosquecillos de juncos que habían crecido en sus margenes
Tenia hambre y no sabia lo que iba a tardar en hacerse de noche y aunque las cuevas y yo no eramos amigos, debía buscar una lugar pasar la noche lejos de las posibles alimañas.
De repente los juncos delante de mi se agitaron y una criatura verde, de poco mas de un metro, con las orejas puntiagudas y ojos rojos, se abalanzo sobre mi.
-"Mierd, un goblin" pensé mientras intentaba retroceder asustado sin perderlo de vista, aunque el goblin no portaba armas y solo me atacaba con sus largas uñas, por suerte refrescaba y me había subido la cremallera de la chaqueta y sus ataques no tuvieron el efecto que la criatura esperaba.
No pensé y lo ataque, dio un ágil salto hacia atrás y se permitió una leve sonrisa cuando la piedra casi se soltó de la rama, y sin darme tiempo a recuperarme, me volvió a atacar, pero antes de que pudiera clavarme las uñas le di una patada en donde supuse que estaban sus partes nobles y acerté, después de eso, le di con el "martillo" aplastándole la cabeza.
Me derrumbe en el suelo, agotado y asustado. ¿Donde Coñ# estaba? a mi lado, un goblin muerto y yo con un arma inútil, pero tenia curiosidad por saber de donde venia y después de recuperarme, seguí el rastro de juncos aplastados hasta llegar a un claro entre los juncos, en los que solo había una manta raída y algunos huevos crudos, así que me lleve ambas cosas, la manta la lavé a conciencia en el río algo mas lejos del goblin muerto y los huevos, como no tenia tiempo, ni tampoco como poder hacer fuego, me los comí tal cual haciendo un par de agujeros y sorbiéndolos crudos.
Después de eso, busque una piedra mas irregular para el martillo y la ate a conciencia, estaba anocheciendo, así que me coloque en el claro entre juncos y espere a que algo viniera a por mi, pero no paso nada y después de un duermevela incesante, lleno de pesadillas y aullidos de lobos, mas cercanos que lo que yo hubiera querido, me levante completamente dolorido y agotado.
No sabia que hacer hasta que recordé que, por lo menos en mi mundo, cerca de los ríos siempre habían pueblos, así que después de dudar y viendo que las montañas estaban muy cerca de donde yo estaba, decidí ir río abajo.
había intentado cazar algo para comer, pero mi habilidad como cazador era, como mínimo, inexistente, así que el hambre me estaba matando, por suerte encontré otro nido en un árbol, pero mi estomago necesitaba algo mas que huevos crudos, cogí dos ramas y, después mas de media hora, conseguí hacer fuego, una vez hecho eso cocinarlos era mas fácil, cuando el fuego estaba ya en condiciones, cogí cuatro piedras mas o menos iguales del río poco mas grandes que mi dedo índice y una mas grande y lo mas plana que pude, ligeramente hundida por el centro y puse las cuatro de forma que la grande se apoyaba en ella para que no ahogara el fuego y se calentara la piedra.
los huevos quedaron casi perfectos, simplemente como si los hubiera hecho a la plancha, pero un poco de sal o algo de pan habría sido perfecto.
Seguí mi camino mas confiado con el estomago lleno, pero en este mundo no te podías confiar ni un segundo, y de repente, una enorme rata de mas de medio metro, salio de un agujero y se lanzó a mi cuello.
Mas por suerte que por otra cosa, me agache a tiempo y la rata se dio la vuelta al caer al suelo, lanzándose de nuevo a por mi, no era muy alta, apenas treinta centímetros y no podía darle con mi arma. se lanzó contra mi y apartándome de un salto, use mi martillo a modo de bate de béisbol y la mande al centro del río, donde fue arrastrada por la corriente. de repente escuche mas chillidos y del agujero por el que había salido la rata vi a una docena mas de ratas empujándose para salir.
Corrí tanto como pude, estaba claro que eran superiores a mi y también sabia que necesitaba encontrar un pueblo lo antes posible si o si para que me explicaran donde estaba, si es que hablaban mi idioma, claro.
Mientras seguía mi camino, cada vez que podía buscaba nidos a los que rapiñar los huevos: llevaba las piedras en la manta a modo de hatillo y llevaba el "martillo" sujeto en la correa del pantalón y con una antorcha cutre que me había hecho con una rama y un pedazo pequeño de la manta, atado con un trozo pequeño del cordón.
Una serpiente salio a mi paso, pero no sabia si era venenosa o no así que retrocedí lentamente, pero el ofidio no me dejo ir, no era muy grande, apenas de un metro y cuando vi que no podría escapar, decidí atacar yo y antes de que pudiera morderme, le pise la cabeza, aplastandosela, pero por si acaso, la queme con la antorcha hasta que dejo de moverse, no había comido nunca serpiente, pero cuando el hambre aprieta.....
llevaba varios días siguiendo el curso del río sin saber si era la dirección correcta, alimentándome como podía, varias ratas habían caído ya en mi tripa y alguna que otra serpiente, cuando de repente, se empezó a formar un circulo extraño de niebla en la orilla del río en la que yo estaba y un enorme barco surgió del portal. el barco era enorme, de mas de treinta metros de largo y unos seis de alto, completamente blanco con algunos detalles azules y dorados, en vez de una vela mayor, tenia dos, como si fueran un par de alas y al mirar vi a varias personas que parecían mirarme fijamente, me acerque casi corriendo, fui a saludar hasta que me di cuenta de lo que eran... elfos!!!
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EL ELEGIDO... O NO. (En Revisión)
FantasyDespués de salvar a un muchacho de ser atropellado por un camión y morir en su lugar, soy transportado a un mundo de fantasía, donde descubro que el muchacho había sido elegido para salvar a ese mundo y que debía morir en la Tierra para poder ir all...