ELEIN Y CARAL

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Llevábamos allí una semana y aunque había veces que las muchachas no podían mas o decían que necesitaban descansar, yo no decía nada, solo las miraba y con la espada de madera con las que les estaba enseñando, una rama mas cortada, señalaba la entrada de la cueva, ya que apenas nos habíamos ido poco mas de cincuenta metros de allí, pero lo había hecho a sabiendas, debían tener fuerza y valor y para ello debía recordarles lo que habían pasado, se que les dolía, pero no había otra forma de endurecer sus corazones y de paso su cuerpo.

Al principio me pusieron pegas cuando empecé a entrenarlas, pero no por ellas, sus padres les habían dicho que las mujeres no podían ser guerreras y ellas habían crecido con ese convencimiento y ese prejuicio sobre ellas mismas, pero además de contarles historias de La Tierra, como las de las VALKIRIAS, las Amazonas o las Cazadoras de Artemisa, les explique lo del torneo, sin decirles que era una Aviano y simplemente que era una mujer, la que casi me había derrotado.

También me dijeron que no podían volver a su casa, ni a la capital, por miedo de que algún conocido la viera, pero para eso había solución: el mundo era muy grande y no en todos los pueblos las iban a tratar como ellas creían, así que su "muerte" les daba una oportunidad de empezar de cero.

Estuvimos entrenando y luchando contra algunos animales, mas que nada por la comida y las pieles, de esa forma subieron hasta nivel 3, Elein, que era la mas habladora, se había especializado en el uso de la lanza corta y escudo, así como dos dagas que levaba en dos botas de piel que se había hecho ella misma y para Caral, ya que al parecer trabajaba en eso antes de ser secuestrada, en cambio Caral, que era la mas silenciosa, usaba con mucha habilidad el arco, y luego una espada corta y una rodela, que era un pequeño escudo redondo que también usaba para proteger la muñeca al disparar con el arco y además de eso tenia una facilidad espectacular con el hilo y la aguja, y entre los restos de basura de los goblins había hilo en cantidad.

Por la noche, ellas se quedaban a dormir en la tienda de campaña pequeña y en cambio Skan y yo dormíamos en la mas grande, mas que nada, por que el muchacho no cabía en la pequeña.

Solíamos a ir de caza, sin alejarnos demasiado del campamento, por la zona del río y en algún bosque cercano, ya que quería que ellas lucharan por su cuenta y fueran subiendo sus habilidades y solo al principio fue necesario que yo les echara una mano, pero mas adelante se valieron por su cuenta, lo que hizo que por primera vez en muchos días, sonrieran.

También les enseñé a luchar contra criaturas mas grandes que ellas, como cuando practicaron con Skan, la solución fue fácil, pero al muchacho no le hizo ninguna gracia, ya que la parte mas sensible de un hombre estaba a la altura justa para pegarle un puñetazo, cosa que demostraron muy bien, pero ese golpe aunque no lo recibiera yo, me dolió hasta a mi y en caso que no tuviera, en la parte posterior de la rodilla, para inmovilizarlos rápidamente.

Estábamos luchando Elein y yo con armas de madera, mientras Caral practicaba el tiro sobre una piel de lobo cuando, de repente, surgió un pequeño gnomo de detrás de una piedra y menos mal que aun no tenia mucha puntería, ya que una flecha de Caral se clavó a medio metro de Brank.

-¡Alto el fuego -exclamé tan pronto lo vi- es amigo, no dispares mas

La muchacha, que ya tenia otra flecha preparada, al escucharme, la quitó del arco y lo observó con curiosidad.

El gnomo me miró con cara de enfado, pero cuando le explique lo que pasaba y lo que estaba haciendo, las miró con una sonrisa sincera.

-De normal, las mujeres que han sido rescatadas se suicidan antes de llegar a sus casas o los aventureros las han de matar en la misma cueva, ya que no son mas que muñecas, pero ellas se ve que son fuertes y decididas, tu has hecho que lo fueran.

-Si debo ser sincero, en mi vida anterior hice cosas de las cuales no estoy orgulloso, pero el llegar aquí me ha permitido empezar de nuevo y esta vez las haré bien -confesé con una sonrisa triste-. pero creo que no estas aquí por esto.

El gnomo negó con la cabeza y sacó de un bolsillo una cajita y una saco que que según me dijo tenia 80 monedas de oro, de las cuales contó 20 y me dio el resto, después cogió un aparato extraño de la cajita y lo agrando: resultó ser la incubadora y me explico que el calor era contante y a 50 grados, pero que una vez pusiera el huevo no podría quitarlo, que no sabia cuanto tiempo tardaría en eclosionar, pero que debía ponerlo pronto o el pillarlo o lo que fuera moriría, después lo encogió

Mis dos alumnas no dejaban de mirar con curiosidad, así que otra idea loca me vino a la cabeza y les dije que se aproximaran, presentándoselas al Gnomo.

-Brank, estas dos mujeres van a necesitar tu ayuda, esto es para que las ayudes -saqué treinta monedas de oro de la bolsa y se la di al alquimista, el cual abrió mucho los ojos, al igual que ellas, quisieron protestar, pero yo no les deje.

-Sabéis tan bien como yo que vuestra vida no va a ser fácil a partir de ahora y por eso quiero daros lo mejor que puedo ofreceros, y se que él también hará lo posible para que así sea, aun tengo algo mas para vosotras y -saqué el huevo de la mochila-, no se que hay aquí, pero yo no puedo detenerme a saberlo, en esta cajita, hay una incubadora, para hacerla crecer se ha de decir AGRANDAR y para hacerla pequeña ENCOGER y les expliqué todo lo que el gnomo me había dicho a mi, después les di la tienda de campaña y les pedí que se apartaran y luego ya volverían a hablar con el.

-Brank, necesito hablar con Iskendar y lo necesito ya! hay cosas que no me ha contado de Balthazar, solo confió en ti ahora mismo, dile que necesito hablar con él dentro de diez días, debo hacer algo antes de eso, pero habla con el cuando no halla nadie y si puedes busca alguna forma de evitar que alguien os escuche -El gnomo no decían nada, pero asintió en silencio a todo lo que le decía, al parecer notaba mi urgencia y que era algo peliagudo si le pedía eso.

-Dile y es lo mas importante, que como es que las Torres de Balthazar tenga palabras escritas en un idioma de mi mundo, además esas palabras están escritas en un idioma que no tiene tres mil años de antigüedad.

El gnomo se encogió de hombros y me dio su palabra que tan pronto volviera con Iskendar se lo diría.

Le di las gracias y tan pronto me aparté, las chicas, que habían estado cuchicheando entre ellas, abordaron a Brank que, después de mirarme fijamente un segundo en el que segundo que me maldijo, volvió su mirada hacia ellas y les sonrió.

Yo me di la vuelta y mientras ellas hablaban, le dije a Skan que preparara sus cosas, que volvíamos a la capital, encogí la tienda grande y la metí en la mochila, asimismo guarde casi todas las cosas de la cocina, menos algunas sartenes, a ellas les había explicado ya como funcionaban, así que no tendrían ningún problema en usarlas.

Me colgué la mochila y las miré, sin decir nada, deseaba de todo corazón que sobrevivieran y con la ayuda del Gnomo estaba seguro que lo conseguirían, además estaba el tema del huevo, me hubiera gustado saber que iba a eclosionar, pero no tenia el tiempo para saberlo y aunque iba a pasar un año en un sótano, si lo que salía era muy grande, no habría podido salir de allí.

Así que me alejé de ellas en silencio y antes de perderlas de vista escuché que pedían algo así como un mapa donde se pudieran localizar a todas las cuevas goblins: eso si que era constancia.

Mientras nos alejábamos Skan no dejaba de mirarme, pero yo no habría la boca, digamos que en mi vida anterior no me gustaban las despedidas y siempre fui un asocial, pero además era peor que eso, ya que a ser un asocial confundía lo que la gente me decía y las muestras de cariño hacia mi, las tomaba por donde no eran y muchas veces me enamore o creí hacerlo, así que me fui para no sentir nada y decidir no irme y equivocarme, tenia una misión por delante, posiblemente estarían muy agradecidas y por una vez quería portarme bien y además, aun debía encontrar a cierta paladín y darle una paliza a una maldito enano, pero debía esperar  "un año" para ello.

EL ELEGIDO... O NO.   (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora