Sangre y Fuego

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Al día siguiente me levanté decidido, tenía claro lo que iba a hacer y la verdad, aunque me doliera, no iba a esperar a que ningún otro jefe de piso me hiciera pasar el mal trago que me había hecho pasar Polifemo, aunque era alguien que había vivido hacia milenios antes que yo, no me había gustado matarlo a sangre fría, era extraño, no me había sentido mal por matar a nadie antes, pero no de esa manera y eso me carcomía, así que saqué a todos los constructors y les ordené que matarán a todos los enemigos que encontraran en los pisos aunque no ganara experiencia, en este momento era algo que me daba exactamente igual.

En este piso mis enemigos eran sátiros, jabalíes y unos toros negros enormes con las pezuñas de bronce muy rápidos, pero con muy poca agilidad, a los cuales les costaba mucho dar la vuelta, lo cual resultó ser su perdición, venciendo los con rapidez,pero al menos aunque algunos de mis enemigos eran humanoides ninguno había intentado hablar conmigo.

Los peones tenían ordenes de que si encontraban algo mas poderoso que ellos volvieran hasta mí, sin enfrentarse a él y el jefe de este piso resulto ser un Toro de Colquide, una enorme bestia de tres metros de altura, hecha de bronce y fuego, que expulsaba llamaradas por la boca como un volcán hasta un alcance de ver bye metros, casi veinticinco si agachaba la cabeza, además era una bestia rápida y mortal, pero la bestia tenía un ENORME punto débil, la electricidad, ya que el bronce es un excelente conductor de la electricidad y varias TORMENTAS DE RELAMPAGOS lanzadas desde lo alto, lejos del alcance de su lanzallamas, fueron mas que suficiente para derrotarlo.

Después de eso, en el siguiente piso, el cual era un terreno pantanoso y lleno de serpientes venenosas y algunas constrictors gigantes, me enfrenté a unas criaturas extrañas, cuyo nombre desconocía, mezcla de toro y serpiente y el jefe resultó ser una hidra con nueve cabezas, la verdad es que al ver el pantano no esperaba a otra bestia que no fuera ella, al principio tenía algunas dudas al estar sin Bowi a la cual echaba mucho de menos, a ella y al resto del grupo y no era la primera vez que lo hacía, sus risas, sus comentarios sarcásticos y sus discusiones, yo siempre había sido un solitario, pero no me apetecia estar más tiempo solo y al salir de la Torre tenía intención de ir a buscarlos después de acabar con la Torre de los avianos.

Lancé a todos los constructors contra la hidra y acabé con ella con rapidez, cortando y quemando las cabezas lo mas rápido que pude antes de que se regenerará.

Me dí cuenta de que nos estábamos acercando a una enorme montaña en cuya parte superior ví los restos de un castillo o eso me pareció, al menos desde la distancia en la que me encontraba, no recordaba que podía ser eso, pero en la antigua Grecia solo recordaba un castillo en la cima de una montaña y me daba miedo pensar si me equivocaba o no.

En el siguiente piso le tocó el turno a Cercebo y su ejercito de nomuertos, en la entrada de una caverna decorada con cráneos de diferentes criaturas que no reconocía,  pero la verdad es que él can no era tan impresionante como yo pensaba, apenas mas grande que un Lebrel Irlandés y pronto cayó bajo mi espada y tan pronto murió, todos los esqueletos se derrumbaron solos

En el sexto piso, el cual era dentro de la caverna, la cual estaba iluminada por ríos de lava, le tocó el turno a Quimera, una aberración extraña, con el cuerpo de un león además de las cabezas de tres animales: un león, el cual ponía lanzar un rugido de MIEDO, el cual me hubiera hecho salir corriendo de miedo si me hubiera podido impactar, un dragon que lanzaba un cono de fuega y una cabra que lanzaba veneno a voluntad, además de una cola de escorpión extremadamente rapida y muy, pero que muy venenosa.

Ya no me detenia ante nada y me daba todo igual, solo quería salir de la Torre lo mas pronto posible para ir a por el resto de Torres después de buscar a mis compañeros los cuales no tenía ni idea de dónde podían estar.

En el siguiente piso, también en las cavernas, aparecieron un ejercito de Lestrigones, que eran unos gigantes de cuatro metros comedores de carne humana, casi desnudos y con garrotes de madera, con poco más de inteligencia animal y el jefe era un lestrigon de más de cinco metros de altura.

La octava planta fue la mas extraña de todas, también fue en la misma caverna, pero me dí cuenta de que estaba subiendo, no vi a nadie en ninguna de las cavernas por las que pase, pero tenia la extraña sensación de que alguien me vigilaba todo el camino, pero de repente ví, delante de mi, como se formaba el portal, pero si solo se formaba cuando el jefe del piso eso significaba que se había matado el solo, pero no podía entender el por qué.

En la siguiente planta aparecieron unas extrañas criaturas humanoides de casi dos metros, de cuyo tronco salían 6 brazos y además tenían tres cabezas, lo cual hacía muy difícil el derrotarlas.

Solo me quedaban 23 de los 30 constructors con los que había entrado en la Torre y había guardado sus restos en la casa a la espera de poder construir el Gran Constructor, aunque no tenía ni la más remota idea de lo que iba a construir con todo ese metal, de momento no sabía cuánto necesitaba.

La siguiente fue también en las cavernas y me enfrenté a minotauros de nuevo, al igual que en la primera Torre, pero sabía que era inútil hablar con ellos así que simplemente limpié el piso a sangre y fuego sin dar opciones a nada, su líder solo fue una molestia, pero gracias a todo ya había conseguido llegar a nivel 50 y poco a poco iba mejorando los constructors que me quedaban que de momento eran 15 peones de nivel 40, además de 4 Torres y 4 Alfiles de nivel 30.

La siguiente planta era fuera de las cavernas y podía ver mejor lo que yo creía que era un castillo, pero era una bóveda inmensa rota por múltiples partes y extrañas criaturas volaban a su alrededor, no me gustaba nada la pinta que tenían, desde la distancia pude ver unas enormes alas de murciélago y la única criatura que tenía esas alas era la única a la que no tenía ganas de ver: la manticora, un enorme león, con cara humana y unas enormes alas de murciélago, además la cola llena de púas que podía lanzarlas como si fueran proyectiles de una balista, pero aún me quedaba para llegar hasta allí, pero si era el Olimpo, no sé si quería ir hasta allí.

En la ladera de la montaña habían un pequeño poblado con lo cual sus habitantes eran inteligentes, mis constructors estaban preparados y todos agrandados a mi lado, esperando mis órdenes, pero yo ya no sabía que hacer, la duda me corroía, pero de repente se me fueron todas cuando, mientras yo observaba el pueblo y desde una loma cercana, salieron unos doscientos centauros a la carga, con lanzas que más parecían ramas afiladas que otra cosa y al frente de todos ellos, otro centauro y mucho más grande, pero aunque su cuerpo era el de un caballo y su torso humano, su cabeza era la de un toro, el cual si que portaba un arma de verdad, un hacha cuyo mango era más grande que yo, así que no dudé, ordené a los peones que se estuvieran quietos y que los Alfiles y las Torres que dispararán a discreción mientras que los centauros no frenaban y más de uno fue arrollado cuando el de delante fue derribado debido a los ataques de mis soldados.

Pero eso no les detuvo y siguieron con su carga, acercándose cada vez mas y antes de que llegaran lancé una TORMENTA DE RELÁMPAGOS, que acabó con una docena más.

Después de eso, ordené a los Peones que atacaran mientras los otros cuatro atacaban a los de detrás.

Yo me lancé directamente a por el líder, que lanzó un grito entre rugido y mugido, abalanzandose contra mí enarbolando el hacha con furia mientras que yo sacaba a EJ la cual me dijo que ese extraño centauro era un servidor de Balthazar y no una criatura traída de la antigua Grecia.

De haberlo sabido la habría MIRADO, pero ahora no tenía tiempo para ello y  paré su hachazo con el escudo notando como mi brazo se entumecida del golpe mientras le lanzaba un mandoblazo a sus piernas que esquivó de un ágil salto que no pensaba que podría dar debido a su enorme tamaño.

-Jejeje -No se de dónde has salido, alfeñique, ni dónde vas con esa lata, pero está -añadió mientras señalaba su hacha y sonreía de forma sardonica-, pero esto te la quitará a golpes.

Yo no contesté y sonriendo inmole la espada en electricidad ignorando las protestas de EJ, lanzandome contra el minotauro mientras a mi alrededor la batalla estaba en pleno apogeo, pero no podía distraerme ya que mi enemigo era de los más poderosos contra los que me había enfrentado y sabía que si no ponía todos los sentidos en esta pelea mi camino se acababa aquí.

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NO TENGO NI IDEA DE QUE TIPO DE CRIATURA CONSTRUIR CON MAS DE DOS MIL KILOS DE ACERO.
ACEPTO SUGERENCIAS, GRACIAS.

EL ELEGIDO... O NO.   (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora