Nuevos comienzos

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De repente, enormes piedras cayeron sobre los elfos aplastando a varios y golpeando a otros mientras rodaban y al girarme en la dirección en la que venían, ví a cerca de unos cincuenta cíclopes corriendo contra los elfos mientras agitaban mazas y porras más grandes que yo.

La batalla duró pocos minutos, ya que entre los cíclopes y los centauros, los elfos y aquellos avianos que no fueron rápidos en alzar el vuelo fueron exterminados ya que, los cíclopes podían lanzar piedras con mucha puntería más allá de los cien metros, en cuanto a la maga elfa, la ví mirarme con furia, antes de usar un hechizo de teletransportación y desaparecer.

Los cíclopes se acercaron a los centauros con las armas preparadas, pero me interpuse entre ambos y les expliqué que me habían salvado a sabiendas de que habría sido un exterminio de cíclopes, ya que el centauro más débil era de nivel 100 y su jefe superaba el 180.

Ví como se acercaba otro grupo de cíclopes y tragué saliva, ya que venía Jannieth con ellos y su ojo me miraba con furia mal contenida, estaba claro que las mujeres no me soportaban.

Sin querer esbocé una sonrisa triste, debía confesar que echaba de menos a mí grupo, pero a la que más echaba de menos era a Gloria y había decidido que, debía entrar en las Torres solo, pero no por eso debía estar solo el resto del tiempo, así que en cuanto la viera lo primero que haría sería darle un gran beso, el resto de cosas sería después de ver su respuesta a mi beso.

Después de un rato de charla decidieron que los cíclopes se irían a un bosque más al norte donde nunca iba nadie , pero antes de irse, me prometieron que cuando necesitara su ayuda, los llamara y ellos acudirían

No sabía cómo esperaban que los llamara hasta que el líder de los centauros, vió el cuerno que me habían dado los drows y me lo pidió, quitando una gema negra y dandoselo a la reina, explicándole que esto debía estar en un lugar visible ya que, al sonar el cuerno, abriría un portal que estaría abierto una hora y les llevaría al lugar donde yo les esperaría.

Después de eso se despidieron y cada cual se fue por su camino, pero yo me fui con los centauros y aunque para ellos era una deshonra, me permitieron montar en uno llevándome a una velocidad que jamás hubiera podido imaginar qué unas criaturas normales pudieran alcanzar.

Nos dirigimos rápidamente hacia una montaña, pero cuando estábamos a punto de chocar con la ladera está parecio abrirse y entramos dentro, pensaba que debería haber sido un lugar lleno de piedras y sin vida, una especie de cavernas, pero en cambio se convirtió en un bosque de un tamaño tal que era completamente imposible que estuviera dentro de la montaña, sus árboles me recordaron a las secuoyas gigantes que yo había visto en algunos documentales, árboles de más de cien metros de altura y decenas de circunferencia, varios soles brillaban en el cielo y pájaros de brillantes colores y cuatro alas cruzaban el cielo , después me explicaron que habíamos cruzado el portal a otro mundo diferente llamado Endor, a un mundo mágico que habían encontrado por casualidad, pero que era muy pequeño: poco más de lo que me vista podía abarcar

Estuve hablando con su líder: Abracos, llamado Metal, por su dureza y fuerza y me explicó algo de lo que estaban completamente arrepentidos, resulta que durante la guerra contra Balthazar, ellos no fueron cuando si rey les convocó, a pesar de que eran los guerreros mas poderosos entre los centauros, estaban cansados de luchar y se habían vuelto Contempladores de Estrellas, centauros que buscan la paz y la armonía viendo las estrellas e intentando leer el futuro en ellas y no guerreros y fueron malditos por si rey cuando iba a morir y una maldición así no hay forma de quitársela, solo descansarían en paz cuando lucharán contra Balthazar, pero creían que estaba muerto y que jamás podrían descansar en paz.

También me explicaron que Iskendar los descubrió por casualidad después de saber que el demonio estaba vivo y se estaba recuperando, ellos hubieran querido entrar a la vez en las Torres y destruirlas, pero Iskendar había descubierto que una vez alguien hubiera entrado en una Torre y la hubiera destruido nadie más podría entrar en las Torres hasta que ese guerrero las hubiera destruido todas o hubiera muerto en el intento. En un principio, uno de los servidores de BALTHASAR, para evitar que nadie las destruyera, había destruido una y luego se había escondido, pero por lo que le contó el archimago, él lo había rastreado y lo había matado para que otros pudieran entrar en ella, así mismo les prometió un gran guerrero para luchar, pero que yo no era lo que ellos esperaban, pero aún había tiempo para hacerme grande.

Abracos me explicó que antes de ser grande debía volver de nuevo a ser pequeño y que debía aprender a luchar, pero yo le había dicho que ya sabía luchar, que ya era de nivel 63 y podía enfrentarme a cualquiera, acababa de vencer a un poderoso Dios-Demonio que era el guardian de la segunda Torre.

El centauro simplemente se rió y me dijo que si podía darle un simple golpe al menos poderoso de los que estaban bajo sus órdenes no me diría nada y podría continuar mi camino sin interferencias por su parte, pero si no era capaz ni siquiera de rozarle debería seguir todas las órdenes, y me lo dijo así con ese tono en el que quedaba claro que estaba acostumbrado a que todos le obedecieran sin rechistar, que él me diera, el problema es que yo me lo creía tanto ya que estaba en nivel 63 que estaba convencido que aunque su centauro fuera de nivel cien lanzándole una tormenta de relámpagos o lanzando un telekinesis o un impacto cualquier cosa de esas podría rozarle lo justo para que dejara de tocarme las narices, pero en el momento en el que acepte el desafío, mi oponente giró un anillo que llevaba en uno de sus dedos y el mundo se me vino encima, el muy tramposo llevaba un trozo de Gregora engarzado en él y la armadura comenzó a pesarme una barbaridad, además de que EJ dejó de hablar, pero lo peor era que la mochila estaba temblando de forma visible y si todo volvía a su tamaño normal algo acabaría explotando.

Después de rendirme y decirle al centauro que guardara el anillo ya que esto podría producir una catástrofe, miré a Abracos con furia y rabia, lo que había hecho era simple y llanamente trampas, yo esperaba un combate normal con armas uno contra uno, pero no, tenía que putearme y utilizar la Gregora.

Después de eso aún me tocó más los huevos y me hizo quitarme todo el equipo, me prometió que no iban a tocarlo, pero en un llano lo suficientemente grande, hice crecer la casa y lo metí dentro todo, después la cerré con llave y me la puse en un cordón en el cuello, y me lo cambió por una espada normal, un escudo, un casco de cuero, una simple cota de cuero y grebas y brazales del mismo material y me dijo que ese iba a ser mi equipo desde ese momento y hasta que yo fuera lo suficientemente poderoso para devolverme el otro, que mi equipo estaba muy chetado para alguien de mi nivel y que debía aprender a valoralo más de lo que lo hacia y para acabar de rematarme me puso un medallón, no sé de dónde lo saco y no tengo ganas de saberlo, que me nerfeo hasta nivel uno, seguía teniendo mis características como al principio: fuerza, destreza y demás, pero a este nivel aparecía un orco como el que me había enfrentado al principio en el carro y estaba muerto, porque al menos en aquel entonces contaba con la daga de la elfa, pero ahora no tenía ni eso.

Abracos me dio también una mochila en la que me dijo que me habían puesto una cuerda, una manta para dormir, algo de agua y algo de comida que el resto debería buscarlo por mi cuenta.

El centauro miro a su alrededor y sonrío.

-En estos bosques hay criaturas que son muy poderosas y criaturas que son como tú, debes prepararte para enfrentarse a todas, pero solo sobreviviras a unas pocas, sé que no eres capaz de ver nuestro nivel ahora que te he quitado el brazalete así que deberás aprender esa habilidad por tu cuenta, nosotros ahora nos vamos volveré a por ti dentro de dos meses, el medallón que portas me dirá si en algun momento te lo quitas, si te lo quitas significará que me has desobedecido y que no eres digno de que yo te ayude para que te enfrentes a Balthazar, es más si te lo quitas no saldrás jamás de aquí.

Después de decirme esas palabras de ánimo, Abracos llamó a los suyos y los seis salieron al galope, no sabía dónde estaba no sabía que podía encontrarme, solo sabía que estaba en un lugar llamado Endor, esperaba que Wicked viniera a ayudarme aunque seguramente vendría a intentar comerme

EL ELEGIDO... O NO.   (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora