LA TORRE 10 PARTE

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La verdad es que había conseguido subir a nivel veinte, lo que me permitía usar todos los hechizos desde nivel veinte hasta el treinta, si los supiera, pero en la academia de magia no me habían dejado estudiar hasta en nivel veinte. Me dijeron que para aprender los demás tendría que hacerles algunos favores, no me atreví ni a preguntar en ese momento y luego se me olvidó, pero lo que me intrigaba en este momento no era la TORRE en si, si no lo que había sucedido en la susodicha con dos de su guardianes mas poderosos, por un lado, la ESFINGE, había parecido sinceramente emocionada por saber enigmas nuevos y sus ojos habían brillado con emoción al saberlos y luego la momia que, simplemente se había dejado vencer, estaba seguro que tendría hechizos ocultos y aun así me había dado las gracias por matarla, hasta donde mi conocimiento llegaba, eso y mi lecturas de algún tipo extraño de novelas llamadas Isekai, supuestamente, en su mayoría, ¿las bestias no debían estar agradecidas al creador del Dungeon?
Después de un rato, decidí dejar de pensar en ello o me explotaría la cabeza y subimos al piso de arriba muy, pero que muy lentamente.
De repente, tan pronto estuvimos todos, los constructors, la niña y yo en la planta, una luz nos rodeó a todos y todos los esfuerzos por soltarnos fueron en vano, yo no era capaz de lanzar ningún hechizo, ya que cuando lo hacia, el mana se gastaba, pero no había ningún efecto.
No se cuanto tiempo estuvimos retenidos en el campo de fuerza, pero pude ver leones, rinocerontes, monos aulladores, babuinos y hasta hipopótamos, el lugar parecía ser enorme y a lo lejos, entre las hojas de unos arboles de mas de cincuenta metros de altura cuyas copas rebosaban de vida, llenas de pájaros cantores de vivos colores que reconocí de la tierra: loros, guacamayos e incluso quetzales multicolores, vi una enorme cascada de aguas perladas y desde la distancia podía escuchar el sonido del trueno al romper en la roca pero, de repente, todos salieron corriendo y pude ver la cola de lo que parecía ser una serpiente gigantesca de color jade.
-¡Elegid! -ordenó una voz que reverbero por toda la jungla, una voz sensual, pero que a la vez sonaba peligrosa y mortal.
-¿Que debemos elegir? -pregunté extrañado, intentando quitar de mi mente la imagen de un muñeco de treinta metros de altura vestido de marinero, por si las moscas y mirando alrededor, pero no se veía nada y hasta los pájaros habían apagado sus trinos y parecían atemorizados, mirando hacia el suelo, hacia una zona en concreto, pero yo no podía ver nada.
-Esss sssencillo -murmuró la voz casi en mi oído, pero yo no podía mover el cuello, lo cual me salvó la vida-, elegid un campeón que luche por todosss vosssotrosss, sssi ganaisss, podreisss passsar, sssi no, podeisss morir.
Un campeón, eso era un combate a muerte contra, seguramente, una Naga, la cual estaba en su elemento, la jungla, y no podía VERLA, así que iba a ciegas.
-Entonces, nuestro combate seria a muerte, si yo te ganó nos dejas pasar a todos, si yo muero.
-Entoncesss ellosss ssse quedarian a jugar conmigo, aunque creo que sssolo la pequeña podría jugar conmigo un ratito no muy grande, el resssto, si tú mueresss, ellosss no existen.
Y aquí es donde metí la pata y cierta parte de mi anatomía se me puso de corbata.
-Entonces Naga.....
-¡No sssoy una misssera Naga!!! -escuché gritar a la jungla, tan fuerte que los pájaros huyeron despavoridos en todas direcciones mientras yo escuchaba el sisear de cientos de serpientes, al mirar en la dirección de la procedencia del grito, pude ver como una de las aves caía convertida en piedra al suelo y acababa en cientos de pequeños trozos, para ser arrastrados por el viento, después de convertirse en un polvo muy fino y oscuro-. ¿Por que nadie sssabe mi nombre? Llevo sssola mucho tiempo, esssperando por mi amor y cuando alguien llega, despuesss de esssperar durante cientosss de añosss, no sssabe quien soy, debería matarlosss y acabar rápido, pero me aburro y mi amor no regresssa
-Yo se quien eres,se cual es tu nombre -Murmuré y antes las dudas, cerré las oberturas del yelmo, como no era algo que usara mi mana, pude hacerlo, el resto de cosas: escudo y armas, no podía debido a que el escudo lanzaba los relámpagos recto en su dirección y a mi lado estaba la niña-, pero no creo que te gusté la explicación del por qué eres como eres, Medusa.
-¡Sssi! -escuché a la bestia hablar delante de mi, pero gracias al yelmo yo sabia que su poder no podría hacerme daño-. ¡Dímelo, no ssse como fui creada, mi amor me creó para ssser sssu campeona, para derrotar a sssusss enemigosss y me prometió volver, pero no me dijo el por qué de mi, y ahora essspero con ansssia sssu retorno, ya falta menosss.
-No -rebati, ya sabía quien era su amor, el mismo idiota que se había convertido en el demonio aquí, el "gran" Balthazar, que había creado las TORRES y a las criaturas que vivían en ella, por lo menos la medusa no decía "mi tesoro" en vez de mi señor o me habría dado un ataque de risa-, nada de lo que quieras saber saldrá de mis labios, si me matas nadie te dirá nada y te quedaras con la duda.
Pero al parecer no picó con el cebo que le había echado y presentí que estaba dando vueltas alrededor de la niña que había apretado con fuerzas los ojos.
-A lo mejor, la niña sssi  me lo quiere contar, a lo mejor sssi que quiere jugar conmigo, niña, ¿quieresss abrir los ojosss y jugar con la tía Medusssa un ratito? -preguntó Medusa con una voz muy suave y aterciopelada, si hubiera sido yo, ya hubiera abierto los ojos de par en par sin poder remediarlo.
-Unnak -lloriqueo Bowi, apretando los ojos con fuerza-, ayudame, por favor.
-¡De acuerdo! -grité como un loco-, ¡te lo contaré, pero alejare de ella, ya!
Al momento sentí como ella dejaba a la niña y se volvía a colocarse delante de mi, ansiosa por saber la verdad.
-Sssi, tu me contarasss o todosss morirán, pero luego elegirasss un campeón o todos morirán.
O sea, que estaba jod1do por partida doble, pero no tenia otra opción que contarle la historia de Medusa, pero mi versión no le iba a gustar.
-Hacia ya miles de años, en el lugar del que venimos Balthazar y yo, los dioses caminaban entre las personas y se relacionaban con ellas.
-Existía una cuidad, en el centro de una gran país llamado Grecia que aun no sabía que nombre ponerle a su capital y llevaban mucho tiempo decidiéndolo, así que llamaron a dos de los dioses para que  aquel que le hiciera el mayor regalo a su ciudad, le pondrían el nombre en su honor: una de ellas era Atenea: señora de la sabiduría, la inteligencia militar y las ciencias, el otro era Posesión: señor de los océanos, creador de terremotos y padre de los caballos, cuando el apareció, una de las sacerdotisas de Atenea se encapricho de él y quiso conquistarlo, pero tal cosa estaba prohibido, ya que la diosa era virgen y como tal ellas también debían serlo, pero eso no le importó ya que quería que fuera suyo.
-La competición la ganó Atenea, ya que ella hizo crecer un olivo del cual los habitantes de la ciudad recogieron aceite, en cambio Posesión hizo surgir una puente de agua salada y los habitantes prefirieron a la diosa.
-Después hubo una celebración y los dioses tomaron parte de ella, aunque Atenea se fue temprano, en cambio Posesión se quedó, ya que hacia tiempo que no salia del mar y encima la sacerdotisa mas bella de Atenea no hacia mas que traerle comida y vino, algo que él supuso como algo normal, ya que la diosa era su sobrina y lo había hecho para agasajar a su tío, dándole a una doncella con la que yacer, ya que era normal también que dioses y mortales yacieran juntos y llegando juntos a la altura del templo de Atenea, ella yació con él en las escalinatas del templo pues se creía mas hermosa que la diosa y supuso que después de eso Posesión la protegería
-De repente el cielo se abrió y se vieron los ojos enormes de una lechuza blanca, que era el símbolo de la diosa Atenea.
-Y se escucho una voz en la que la diosa la maldecía, convirtiéndola en una criatura tan horrible que de solo mirarla a los ojos, aquellos que la contemplaban, se convertirían en piedra.
Medusa no dijo nada y dio vueltas alrededor de mí.
-No me lo creo -respondió al cabo de unos minutos-, mi amor me contara la verdad cuando vuelva, pero esssa esas una buena hissstoria, gracias. Ahora Escoged un campeón.
De haber podido me hubiera encogido de hombros, pero no pude.
-Yo.
Tan pronto dije eso la fuerza que me aprisionaba dejo de hacerlo, pero al mismo tiempo, note como el peso de la armadura, del escudo y de la espada se cargaba en mi espalda y el yelmo perdía su poder.
-Bienvenido a mi hogar -escuche la voz de Medusa entre los troncos-, como tu hass elegido ssser el campeón, todosss tusss objetosss mágicosss han perdido sssu poder, sssolo lo mantienen aquellosss que podrían destruir esssta torre, como tu mochila y lasss bolsssasss, tusss armasss aquí ssson inutilesss, sssolo tusss habilidadesss y lasss miasss dirán quien gana este combate a muerte

EL ELEGIDO... O NO.   (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora