Algo azorado y avergonzado, no volvió a abrir la boca hasta que llegamos al gremio de aventureros, que era una torre habilitada como tal, delante del enorme portón, habían varios grupos, en su mayoría humanos, pero había uno algo alejado de ellos que me llamo la atención: un enano acorazado con una maza llena de golpes y abolladuras; un elfa arquera con la cara tapada detrás de una capa con capucha verde, lo que parecía un clérigo de algo mas de dos metros de altura y un caballero, pero que por la silueta de la armadura parecía ser una mujer.
Entré y habían varios grupos mas esperando a ser atendidos en una especie de stand y a su alrededor, carteles con las misiones disponibles, de repente vi una que podía hacer de forma rápida y la recompensa me pareció muy alta, veinte monedas de oro, que seguramente seria un tesoro, pero en cuanto fui a coger el cartel me soltó una leve descarga eléctrica y todos se me quedaron mirando mientras se reían de mi a carcajadas.
-¡El del final! -escuché una voz que gritaba desde el mostrador-, no puedes coger misiones hasta que estés inscrito, así que espera tu turno.
Tuve que esperar casi una hora hasta que llegara mi turno, mientras miraba de reojo que nadie cogiera la misión, pero no lo hicieron y esbocé una mueca mas que una sonrisa cuando un hombre de mas o menos mi antigua edad me pidió cinco platas para poder inscribirse, no tenia ni media, resulta que había pagado cinco días en la posada y no tenia ni un mísero bronce, pero cuando me iba a dar la vuelta, Skan sacó una bolsa de su mochila y me dio diez monedas, ya que quería venir conmigo donde fuera que yo fuera, lo miré y ante mi pregunta silenciosa bajo la mirada, esa bolsa era del impuesto, pero tenia claro que iba a hacer con la recompensa y sonreí.
-Asi que tu eres el que quería coger el cartel, no eres un poco mayor para ser aventurero? "si él supiera la verdad no se que diría"
-Es posible, pero nunca es tarde -comenté dando las cinco monedas y poniéndome nervioso, ¿Ya soy aventurero?
Negó con la cabeza y sacó un anillo -mmm, eres nivel 4, solo con armas y nada de magia, no eres gran cosa, la verdad eres un grado cobre, eso es lo mas bajo que hay, aquí no importa tu nivel, solo la misiones que hagas y a medida que las vayas haciendo iras subiendo de metal, que es como aquí se saben los niveles, cobre, bronce, Hierro y así hasta el Mithril y el Laen, otra cosa muy muy importante, las misiones solo estarán por tiempo limitado, si cogen una misión y en un tiempo determinado no la has conseguido, pierdes el contrato de esa misión y la puede coger otro.
Mientras me explicaba eso vi al grupo de aventureros que había visto antes encaminarse muy rápido hacia el tablón de misiones y un escalofrío cruzo mi espalda...Mierd!! -¿perdona que te corte, puedo coger ya la misión mientras mi compañero se inscribe?
Él asintió en silencio y salí corriendo, cogiendo la misión apenas unos segundos antes del enano que me miró con una furia que no presagiaba nada bueno, me acerqué eufórico y feliz donde Skan me esperaba confuso y le mostré el papel.
-¿Esa? -preguntó extrañado el hombre mientras yo rebuscaba en el jubón de las pociones, dentro de una pequeña bolsa donde yo las había guardado-, en esta misión solo tienes..... -su voz se calló cuando saqué dos grandes palas.
Sonreí y respiré tranquilo, con ese dinero podría hacer grandes cosas, pero antes debía entregar los dientes, miré el cartel y ponía en el gremio de magos.
-Muchacho -me dijo el hombre mirándome fijamente-, no se como habéis vencido a un conejo asesino -Skan negó con la cabeza y me señaló a mi con las dos manos-, mejor me lo pones, debes haber tenido mucha suerte, ¿como fue?
Me di cuenta de que varios aventureros me miraban atentos, incluso los del grupo del enano, así que aparentando tener una seguridad que no tenia, ya que nunca me había gustado que me miraran, simplemente me encogí de hombros y añadí-, le tiré una piedra.
Salí del gremio, no sin antes decirme que cuando saliera del gremio de magos volviera allí, ya que debía poner nuestros carnets en BRONCE, ya que hasta que no me dieran el dinero no estaba la misión acabada y éramos un grupo.
Mientras caminábamos hacia nuestro dinero, vi que en esa zona de la ciudad, las patrullas de soldados eran mas abundantes y de mirada inquisidora, varios miraron a Skan, pero él los miró frunciendo el ceño y no osaron acercársele.
En la puerta habían dos soldados con la sobrevesta diferente a la de los soldados, que no nos dejaron pasar hasta que les enseñamos el cartel y las palas, llamaron a la puerta tres veces y entramos a una inmensa plaza que yo estaba seguro que no cabía teniendo el tamaño del edificio, mientras que Skan parecía maravillado, yo ya no sabia que decir, había oído de algo parecido, pero jamás lo había visto y eso me hizo esbozar una sonrisa triste, de repente un anciano, de unos sesenta años vino corriendo hasta nosotros y se quedó plantado, con los ojos brillantes de la emoción.
-¿Es cierto, tenéis los dientes? -se los mostré y fue a cogerlos, pero fui mas rápido y retire la mano.
-Primero el dinero.....
Cierto, cierto, perdón por mis prisas, pero llevo mas de diez años esperando estas palas, acompañarme, por favor.
Nos llevó por un pasillo infinito lleno de puertas y arcos de tal forma que si nos perdíamos allí no saldríamos nunca, hasta llegar a una puerta marcada con una botella y un numero, abrió la puerta para ver las paredes llenas de botellas de diferentes tamaños y formas con líquidos de todos los colores inimaginables, abrió un cajón camuflado en la pared y sacó un saco mas grande de mi puño del cual extrajo veinte monedas de oro de las cuales separé cinco y se las di a Skan que me miro asombrado y sin saber que decir.-Otra se la daré al posadero de la Dama Blanca de tu parte -a lo que él se sonrojo, se veía que muy hablador no era, algo raro teniendo en cuenta todo lo que habló en la posada, pero ahora tenia cosas mas importantes entre manos y que saber.
Le pregunté al alquimista, pues estaba seguro de que era eso para que quería los dientes y me explico, contento de que servían para una poción de crecimiento, pero que no sabría cuanto se podría crecer hasta saber la edad del conejo, mi cara debió ser clara, ya que sonrió y me lo explico: resultaba que las pociones dependían de dos factores: de la pureza de los ingredientes y de quien se lo tomara, hizo un par de pruebas a las palas y me sonrió, enseñándome un liquido morado donde había metido un trozo minúsculo de un diente: era un conejo adulto, eso significaba que si una persona normal bebía esa poción crecería un 60% mas, lo que en mi caso seria casi un metro mas, pero si quien se lo tomara era un guerrero poderoso podría llegar a ser un 200%, lo que en mi caso seria una altura total de casi cinco metros, pero además la poción hacia que todo lo que esa persona llevaba crecía en concordancia, pregunte casi con miedo cuanto costaría una poción de esas, "solo" treinta oros, menos mal que solo.
Tenia otra duda y no sabia que hacer, Iskendar me había dicho que yo tenia potencial para ser mago y aunque la magia y yo no éramos amigos, sabia que mas tarde o mas temprano me haría falta, aunque fuera para poder curarme y algo así, ya que no entraba en mis planes lanzar ni bolas ni rayos, pero debía hacer algo con mi espada y un INMOLAR siempre vendría bien, así que le pregunté y me dijo que primero debía comprobar a que reino de la magia pertenecía yo, pero teniendo en cuenta mi profesión, guerrero, seguramente seria mentalista, cosa que no entendí . Según me contó, la magia se dividía en tres reinos: Mentalismo, usado por guerreros y curanderos principalmente, era magia que provenía del poder de la mente y normalmente solo servía para uno mismo; después estaba la Canalización; magia de clérigos y druidas, la magia la recibían a través de sus dioses y después estaba la Esencia; que era la magia en su estado mas puro; de magos y hechiceros, mientras me contaba todo eso, sacó un orbe y me dijo que pusiera la mano encima, lo hice sin fiarme demasiado, pero en cuanto lo hice, me miro fijamente y lanzó un gritito medio grito medio maullido y salio corriendo dejándonos tanto a Skan como a mi sorprendidos y sin saber siquiera como salir de allí.
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EL ELEGIDO... O NO. (En Revisión)
FantasyDespués de salvar a un muchacho de ser atropellado por un camión y morir en su lugar, soy transportado a un mundo de fantasía, donde descubro que el muchacho había sido elegido para salvar a ese mundo y que debía morir en la Tierra para poder ir all...