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- ¡Ahg!~

Su cuerpo se arqueó un poco, la sensación dolorosamente placentera que sentía en ese momento se duplicó en cuanto unos dientes mordieron gentilmente sus pezones, estimulando, torturando, revolvieron la salvaje melena, enredando sus dedos entre los mechones de cabellos.

El alfa gruñó, bajando habilidoso las manos hacia los jeans del omega, desabotonando y deslizando impacientemente la prenda, imaginando y grabando minuciosamente cada aspecto, gesto y movimiento de ese momento tan especial, importante. Inclusive íntimo en lo que respecta a privacidad y testigos. Sus dientes soltaron el enrojecido y erecto trocito de carne, continuando su interminable descenso por el torso de Jisung, su lengua degustando y saboreando cada rincón de su piel.

- Maldita sea, Jisung...- el pelinegro tomó el elástico de la ropa interior del menor, su nariz embriagada con su aroma, sus sentidos agudizados, escuchando su errática respiración y el rápido palpitar de su corazón.- Me encantas, joder.

- Minho...- Jisung se estremeció al sentir el elástico golpear contra su piel caliente, recibiendo un gruñido por respuesta.- P-por favor...

Y algo sorprendente-incluso para el mismo Han Jisung- es que, con el omega dominando su cuerpo, era inevitable que el menor empezara a pedir, suplicar.

Minho retiró los boxers, dejando expuesta la respingada y crecida erección de Jisung, observando detenidamente cada aspecto y detalle de lo que era suyo a partir de ese momento.

El miembro del omega estaba erguido, firme y muy, muy hinchado. La punta de su extensión teñida de un rosado leve, goteando el líquido preseminal que se deslizaba por su eje, otorgándole un aspecto translúcido, brillante, tentador.

Pasó lentamente su lengua por sus labios, mojándolos. Insistivamente sus caminos se hicieron un poco más largos, lo suficiente para morder profundamente. Su mano tomó firmemente la polla de su novio, subiendo y bajando lentamente. Sus oídos se deleitaban con la sinfonía de los gemidos de Jisung. Aumentando el ritmo, su mano húmeda por la previa lubricación del chico. El ambiente caluroso, sucio, morboso. El sutil húmedo ruido de la mano de Minho deslizándose con más velocidad, los gemidos de Jisung. Las feromonas intensas revoloteando por la habitación, mezclándose con la reacción del alfa. Pastel de chocolate y frutos rojos, brindándole algo de dulzura, menta con granos de café amargo, regalando frescura.

Cambió de posiciones dejando el miembro del menor desatendido. Sus manos se posaron sobre su retraguardia, amasando y moldeando esas suaves y firmes nalgas. Su tez contrastaba con la del menor, siendo que se veía a simple vista la diferencia. Abriendo después éstas de una nalgada, observando aquel papitante, rosado y fruncido ano, filtrada y lubricado lo suficiente como para ser penetrado. Arremetió contra el espaldar de la cama, dejando al omega sobre la tabla.

- ¿Estás listo?- preguntó Minho, primero tenía que estar seguro de que Jisung quisiera aquello.

- S-sí...

Y ese sí fue lo único que necesitó como luz verde para tomar su miembro con una mano, preparándolo para Jisung.

Alineó su pene en la entrada del peliazul, sus manos colocadas firmemente-nuevamente-en sus caderas. Gruñó, obligándose a sí mismo a entrar lento y cuidadoso.

«¡Maldita sea! Nuestro omega es tan jodidamente estrecho y caliente!» Minho quería reír al escuchar claramente la voz de su lobo, pero debía de estar totalmente de acuerdo en eso.

«¿Sabes? Estoy de acuerdo contigo.»

¡ya basta lee minho!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora