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— ¡VOY A MATARTE!

— ¿Por qué todos quieren matarme?

Sí, ¿por qué todos quieren matarlo? A ver, avaluemos los hechos: toda la casa olía a feromonas y sexo, ambos chicos están sudorosos, mojados y pegajosos. La habitación—que aparentemente era de Hyunjin—estaba desordenada. Sí, no era gran cosa cuando Lee Minho se ponía a analizar la situación.

— ¿¡Y todavía tienes el descaro de preguntarlo!?

Pero cuando se trataba del legítimo dueño de dichosos aposentos...

— De hecho, sí, ¿por qué?

Las cosas se ponían un poco distintas.

— ¡HIJO DE...!

— Bueno, Hyunjin-ssi.— intervino el peliazul, evitando cualquier riña.— Sí es por lo de tu habitación, lo siento, ¿sí? Fue mi error no haberle dicho a Minho dónde estaba mi habitación.

— No trates de encubrirlo.— espetó bruscamente.— Él sabe lo que hizo.

— Ilumíname entonces, porque no tengo idea de lo que hablas, Hwang.— graznó el alfa, cruzado de brazos.

— Está bien, está bien.— Hyunjin suspiró cansado, masajeando sus sienes, disminuyendo un poco el enfado reciente.— Te diré.

— ¿En verdad?— preguntaron ambos chicos a la par.

— Por supuesto, después de todo, esto sucede a menudo...

Jisung miró fugazmente las expresiones de su pequeño y endemoniado mejor amigo. Algo le daba mala sensación. Estaba seguro de que terminaría en gritos o carreras, y la sonrisa del mayor se lo confirmó.

— Minho, creo que...

— ¡LO MARCASTE! ¡Le clavaste tus malditos colmillos en su cuello!

— De hecho, no fue en el cuello en sí, pero...

— ¡CÁLLATE, PROFANADOR DE PUREZA!

— Hyunjin, ¿acabas de decir que soy impuro?_ el omega lo miró incrédulo. ¿Su propio mejor amigo lo llamó sucio? Eso era nuevo.

🍰

— ¡Ayuda!

— ¡Muere!

Jisung se estiró en el sofá, tronando sutilmente sus extremidades, observando con aburrimiento la escena.

Minho tenía amarrado al omega en el sofá, haciéndole cosquillas en los pies, acto que por supuesto Hyunjin no toleraba, pues todos tenían un punto débil.

— ¡Sunggie, ayúdame!

El aludido negó. Sabía que si intervenía en lo que sea que esos dos estaban haciendo, Jisung solo recibiría el mismo castigo.

— Lo siento, Jinnie, pero no puedo ayudarte.

— ¿¡Qué!? ¿¡Por qué no!?

El rubio sentía un sabor amargo en su boca, sus fosas nasales se inundaron de un aroma desagradable y su mente le dió solo una palabra para definir lo que sentía en ese momento.

Traición.

🍰

— A ver, déjame ver si entendí.— dijo el mediano.— Jisung entró en celo de imprevisto, se fugaron de la escuela y vinieron aquí.

Qué vueltas daba la vida, en un momento se estaban matando como animales para acabar hablando como gente civilizada.

— Sí.— dijo Minho, ambas manos en su regazo jugando entre sí. «Esto es incómodo» pensó, pues la mirada clavada como dagas en su persona no era muy linda que digamos, en espera de que cometa el mínimo paso en falso para tener una buena razón para no aceptarlo como la pareja de Jisung.

— Y lo violaste en su momento más vulnerable.— entrecerró sus ojos sonriendo maliciosamente.

Bueno, casi como gente civilizada.

— Sí... ¡Espera! No, no, ¡claro que no!

Lo siguiente que sucedió fue que Jisung reía sin pudor alguno mientras ocurría un asesinato entre su mejor amigo y su pareja.

— ¿Eso es todo? No me hizo ni cosquillitas...

— ¡YA BASTA LEE MINHO!

¡ya basta lee minho!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora