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El After party sería en el gimnasio. Se encargaron de retirar los objetos y artículos de ejercicios, actividades deportivas y recreación, dejando ese salón tan vacio que no parecía ser el mismo gimnasio donde el profesor les ponía a correr, saltar y trotar, haciéndolos sudar como cerdos y exprimiendo sus fuerzas hasta dejarlos exhauestros y sin ganas de vivir.

- Vaya, realmente el gimnasio no es ni la sombra de lo que era.

- Cállate, Seungmin, cállate.

El mencionado acató la orden, porque en realidad estaba muy ocupado contemplando lo que sería su post-fiesta luego de la ceremonia.

- Es increíble que este momento esté tan cerca.- dijo Changbin con ambas manos detrás de su espalda, mirando con orgullo el decorativo y lo impecable del lugar.

- Sí.- concordó Jeongin.- nunca creí totalmente que llegaría hasta aquí.

- Yo tampoco creo que llegarías, pero la esperanza es lo último que se pierda.

Jeongin miró mal a Minho.

- Auch.

Minho soltó una risa, lo miró con una sonrisa ladina y dijo:

- Es la verdad.- aunque en realidad era una broma, humor negro, que no todos entienden, y Jeongin el primero.

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Los docentes obviamente también tenían sus dilemas personales y su vida fuera de las puertas de la escuela. Ellos también tenían parejas, amantes o esposas, también hacían desastres, bebían y tenían sus manías.

Y hablando de ellos.

- ¡Lee Jihoon! ¡Vuelve aquí inmediatamente!

- ¡Vete a la mierda!

Era algo estúpido, sí, pero para ese par era algo de suma importancia.

Claro, pelear por un juego de marcadores era muy importante. Sobretodo si es de Hansol.

- ¡Te los presenté! Dijiste que me los regresarías hoy.

- ¡Yo nunca dije nada!

Hansol soltó un suspiro exasperado, masajeando el puente de su nariz, a unos metros de distancia estaba el omega con sus manos cerradas en puño, su ceño fruncido y sus labios en una mueca y sus orejas humeando de cólera.

- Dame mis marcadores, Jihoon.

- ¿Y quién mierda te crees que eres para dar órdenes?- refutó, manteniendo su mirada firme y su determinación implacable.

Este sonrió pícaro, ladeando la cabeza, hablando a continuación con voz sugerente.

- ¿No lo recuerdas? Soy la persona que te hace sentir bien cada noche, la que te hace ver las estrellas, el que te hace perder la cabeza.- sonrió.- soy tu compañero de derechos, quizá podríamos ser algo más si cierto pequeño dejará su orgullo de lado.

Hubo un silencio por breves segundos, donde Hansol juraría haber visto duda en los ojos del contrario, pero también pudo ser un reflejo.

- ¡Eres un maldito idiota!

Jihoon volvió a retomar su camino, dejando al otro atrás.

"Menuda mierda me tocó lidiar, ¿por qué de todas las personas me tenía que enamorar de él?"

Porque sí, Lee Jihoon podía ser y decir muchas cosas, pero también era humano, también sentía. De todas maneras, el hombre no estaba equivocado respecto a él. A Jihoon le gustaba Hansol, y quizás para los que son buenos observadores eso no es una novedad.

¡ya basta lee minho!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora