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Todos dirigieron su vista al causante de tan desagradable estruendo, fulminando a Lee Minho con sus miradas, que si éstas mataran, este estaría ya varios metros bajo tierra.

"¡Shhh! Silencio." había regañado la bibliotecaria mirando mal al chico. Minho asintió y cerró las compuestas del lugar haciendo eco.

Buscó velozmente a su novio con la mirada. Estaba en el fondo, entre dos mesas. En el centro, en una desolada, hacia su pequeño solecito mirando un libro. Tenía su ceño fruncido y sus labios hechos morritos.

"Adorable" diría con la mirada enternecida u una sonrisa radiante, pero sabía que no era el momento ni el lugar.

- Bien, aquí voy.

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Por otro lado, en la lejanía de un cobertizo estaban dos adolescentes casi adultos en plena sesión de besos furtivos y calientes.

Las manos de Lee menor tocaban y exploraban una vez más ese cuerpo que tanto le gustaba, el contacto de sus manos frías en la piel tibia, contemplando como se ponía de gallina. Inhalando su aroma cítrico y dulce, su favorito.

- Joder, Jinnie, tengo que decírtelo.

Hyunjin lo miró expectante, aguardando las palabras de Seungmin. Su cabello estaba desordenado, sus labios rojos e hinchados, sus mejillas arreboladas y su respiración agitada.

Un panorama que si bien llenaba de pensamientos indecentes a la mente del alfa, donde Hyunjin y Seungmin estaban en un mismo cuarto, y no precisamente durmiendo o contando cuentos.

- Cuando nos graduemos, cuando decidamos lo que queremos ser.- sonrió mirándole con profundo amor.- Cásate conmigo.

Hwang Hyunjin lo miró estupefacto, sus ojitos usualmente pequeños se abrieron de forma sorprendente, revelando un color miel muy bonito en sus iris.

- ¿Q-qué acabas de decir?

Seungmin soltó una suave risita, antes de contestar.

- Lo que has oído, cásate conmigo.

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- No sé, tendría que pensarlo ahora.- respondió el peliazul mirándose las cutículas de las uñas.

- Sunggie.- llamó el alfa, obteniendo como respuesta un simple "¿Mmh?" de su parte.- En realidad tú eres la única persona a la que quiero invitar, si no aceptaras realmente no tendría sentir ir, mi motivo de ponerme un estúpido de traje de gala y aprender unos pasos de baile eres tú, tú y solo tú.- carraspeó.- Ahora, te lo vuelvo a preguntar, ¿quieres ir al baile conmigo?

Jisung sonrió de forma casi imperceptible, disimulando muy bien la felicidad que sentía al oír sus palabras.

¿Cómo decirle no al alfa más perfecto del maldito planeta?

- Bueno, creo que podría...

Minho sonrió ligeramente, sabiendo que estaba aceptando. Pero sin embargo, conociendo a su pareja, jugaría a hacerse el difícil.

- Pero también puede ser un no, lo sabes, ¿verdad?

- En efecto, estoy consciente de ello.

Se miraron a los ojos, sonriendo cómplices y rompiendo en carcajadas.

Jisung extendió sus brazos hacia el mayor y este captando la seña fue a levantarlo de la silla.

- ¿Eso es un sí?- cuestionó, aún sabiendo la respuesta. Tenían que cerrar bien la escena.

- ¿Lo dudaste en algún momento? Creía que estaba de más decirlo.

Minho negó rodeando sus brazos en la estrecha cintura del más alto.

- Quiero oírte.- demandó con voz caprichosa.

Jisung rió bajo. Sí, los alfas son los que complacen y atienden a los omega, pero ellos también se merecían ser consentidos.

- Sí, acepto ir al baile contigo.

Hubo un silencio, silencio que Minho rompió con una de sus frases ingeniosas.

- Eso sonó muy de películas.

¡ya basta lee minho!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora