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Un silencio sepulcral reinaba en esas cuatro paredes, el sonido del ventilador y los lápices al trazado sobre las hojas era lo único que se escuchaba, sumando también las respiraciones pesadas de alfas, omegas y betas, sumergidos cada quien en su labor.

La profesora de ortografía estaba recargada en el muro cerca de la pizarra, brazos cruzados a la altura de su pecho, apoyando su peso en una de sus piernas. Su gesto era impaciente y hastiado, seguramente el director le había asignado sin darle opción a elegir. Pero sin embargo estaba al tanto como un alcón, sus sentidos en alerta y a la disposición de reportar a los sucios tramposos que se atrevieran a copiarse delante de sus narices.

- ¡Asiento número 7, de la séptima columna! ¡De pie y con la hoja en mano!- bramó de la nada, sus labios se curvaron hacia arriba en una pequeña sonrisa arrogante.

- Profesora yo...

- Ahorrese sus excusas, lo atrapé con las manos en la masa. Coloque su hoja en el escritorio, tome sus cosas y largo.

El chico bufó, resignándose a la idea de no tener un futuro muy compremetedor.

Fue a dejar su prueba con la cabeza erguida y el porte recto, dispuesto a seguir su camino y a fracasar con orgullo y dignidad.

- Esto es un ejemplo de lo que sucedería si los atrapo copiando. Como dije a principios del evaluativo...- habló con su voz chillona e irritante.- Sus ojos no deben estar en otro lugar más que en su prueba, no pueden mirar a los lados, no pueden hablar, y, si es posible, ni siquiera respiren.

Aunque lo último no lo día de forma literal.

Seungmin, sorprendentemente, estaba absorto a lo que sucedía a su alrededor-que probablemente sea exactamente lo que estaba pasando- mientras una gota de sudor resbalaba por su sien, deslizándose por sus mejillas hasta escurrirse por su cuello. Estaba nervioso, no lo negaría, porque de hacerlo sabría que no podría creerse su propia mentira.

"Espero que a Minho le vaya mejor que a mí." pensó.

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Bueno, en realidad a Minho le iba mejor que a Seungmin. Al contrario del menor, el peligro de había preparado con anticipación.

- Con esto tendrán que ofrecerme una verdadera disculpa.

Y alcanzar la calificación perfecta y obtener su diploma no era lo único que albergaba en sus pensamientos, si no demostrar que Lee Minho no era solo pronelmas, que Lee Minho no era un nombre de mal augurio, que Lee Minho podía lograr que sus objetivos se cumplieran a pesar de las adversidades.

Que él podía ser más.

- ¡Asiento número 11 de la quinta columna! De pie y con la hoja en mano.

Suspiró mientras mojaba sus labios, su mano trazaba las palabras, dando su respuesta a cada cuestionario.

Confianza. Confianza era la clave para alcanzar el éxito.

Seguridad, para poder domar y manejar los problemas.

Meta, la motivación requerida para dar lo mejor.

Las tres reglas en estos casos, mejor conocidas con las siglas: CSM.

"No importa cuál sea el resultado, solo quiero probar que soy más que un nombre y apellido..." sonrió amargamente mientras pasaba la hoja. "Me pregunto si a los demás les irá mejor que a mí"

¡ya basta lee minho!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora