¡ya basta lee minho!

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Nuevo día, pero no precisamente uno cualquiera. Hoy era el legítimo día dónde Minho se armaría de valor para pedirle formalmente y oficialmente a Jisung, una cita.

- Deja de moverte, Minho.- había dicho Jeongin con amargura. Claro, el alfa castaño aún no olvidaba la injuria que había recibido hace unos días atrás por parte del pelinegro, que no se había inmutado.- ¡Joder, que te quedes quieto!

- ¡No puedo evitarlo!- exclamó.- ¡Hoy es un día muy importante, no puedo estropearlo y precisamente eso es lo que me tiene preocupado!

Jeongin resopló, no conforme con la respuesta. No era una respuesta válida o razonable. ¿Por qué? Porque simplemente no lo era, Minho debía relajarse y pensar en positivo, no andar por allí pronosticando como un profeta los peligros aproximados. Yang creía fervientemente que, de seguir así, a Minho le saldrían canas verdes por la ansiedad e inseguridad.

Pero, por otro lado, comprendería si estuviera en su mismo lugar, poniéndose en sus zapatos una vez.

Pero como no lo estaba y su nombre no era augurio de problemas, solo le quedaba esperar lo inesperado.

- No te preocupes, dulce limón.- la melosa y burlona voz de Lee menor no se hizo de esperar.- Has arruinado involuntariamente todos tus planes, sin siquiera haberte percatado de ello. Que suceda otra vez más no haría diferencia.

- No, Seungmin, no entiendes. Sé que todo lo arruinó de alguna manera, pero esta vez...- suspiró mientras revolvía su cabello con gesto frustrado.- Quisiera... quisiera que la vida me tratara un poco menos mierda y dejara que este momento importante se realizara con éxito.

Ninguno comentó algo al respecto, nadie opinó o corroboró, porque eran más que evidentes los pequeños detalles que mostraba el panorama, nadie tenía algo para contradecir, porque se era bien sabido que Minho lastimosamente no era un talismán de buena suerte, sus rachas no salían victoriosas y la mayoría de las veces se hundía en su propia miseria aunque él no lo quisiera.

Pero no todo era justo en la vida.

- Todo saldrá bien, Minho, ya verás...- incentivó Felix con optimismo, palmeando amistosamente su espalda, un simple pero significativo acto que irradiaba nada más ni menos que amor fraternal.

Y Minho se planteó creer en sus palabras, dejarse cegar por el apoyo y los alentamientos que profesaban sus amigos, ilusionarse un poco y permitirse soñar despierto una vez más, sabiendo que era nada más que una dolorosa utopía, donde todo podías desearlo con anhelo e intensidad, pero que era imposible de alcanzar o realizar.

Quizá sea verdad, quizá sea mentira, nadie lo sabía.



A paso firme avanzó sin titubeos entre la gentuza que cuchicheaba a sus espaldas: "¿Ese es Minho?" "¿Qué estará planeando ese defectuoso?" "¿Cuál será el espectáculo del día? Me muero por reírme." "¿Esto será un aviso a una inminente muerte? Espero que no..." Y más susurros así-para nada discretos-se podían escuchar perfectamente por sus oídos.

Llevando a toda la universidad a segundo plano, desconectando de la realidad, dejándose arrastrar a un mundo donde podía fantasear e imaginar que todas sus expectativas se cumplían.

- Han Jisung.- habló con formalidades, con un semblante caballeroso y cortés, desconcertando al peliazul.- En este plazo de cortejo, he pensando que lo más adecuado después de que tú hayas aceptado mis presentes, es invitarte a una cita.- extendió su diestra sin inmutarse, disimulando bien con su rostro pero no con sus extremidades, su mano temblaba de forma casi imperceptible, pero nada que vista aguda de Jisung no pudiera ver.- ¿Me concederías el honor de acompañarme en una cita? ¿Te gustaría?

Jisung estaba tranquilamente mudo, mirándolo analíticamente, escaneándolo, estudiándolo, buscando algún indicio de malicia en sus acciones, si no valía la pena hacerlo, pues desde que inició todo, Minho expresó abiertamente y sinceramente su interés por él, así que lo menos que podía hacer era aceptar, ¿no? Sería muy descortés de su parte no corresponderle.

- Encantado iría contigo a esa cita...