¡ya basta lee minho!

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Todos estaban reunidos en el laboratorio de la institución, los pasillos estaban desolados, pues justo ahora estaban en horario de clases.

- Al final, Changbin entró en pánico.- comentó Felix con una sonrisa genuina, mirando las fotos recientes de hace unos cuantos meses. Navidad...

- Bebé, por favor, no me recuerdes ese momento tan humillante.

Justo en ese momento, el omega del moreno soltó una de sus características risas, contagiando de ella a todos los demás en ambas partes. Por un lado por la escena del alfa y por el otro la risa del mayor.

Causando un avergonzado chico, que tomó un cojín del sofá y hundió su cara en esta, ahogando un grito.

Un bonito fin de semana, antes de que inicie una nueva semana de torturas y evaluaciones continuas.

🍰

- Regular, debes mejorar, Choi.- la hoja fue estampada cruelmente sobre el escritorio del colegiado.

Este sin embargo se encogió en su lugar, acongojado con su calificación.

- Mis padres van a matarme.

En efecto.

- Lo siento, hermano. Quizá el próximo año.- dijo un compañero que pasaba justo al lado, dándole unas palmaditas de consuelo. No era un buen día para los pobres estudiantes.

- Perfecta. Felicidades, señor Seo.- una sonrisa se formó en su ceñuda y amargada cara, colocando apaciblemente la hoja en la mesa del alfa.

- Gracias, señor.- sonrió con confianza, elevando el mentón, erguido y con el pecho rebosante de orgullo.

Oh bueno, no para todos los estudiantes.

La mayoría obviamente pasó a duras penas con el docente de aritmética, aún cuando el hombre decía una y otras vez que sus clases son precisas y específicas, nadie conseguía entenderle ni una palabra, que en su mayoría requerían tutorías de los inteligentes de la clase.

- Estoy realmente sorprendido por lo que voy a decir.- se detuvo abruptamente al lado de un escritorio en particular.- Porque tengo que admitir que nunca pensé que este nombre con una felicitación irían en la misma oración.

Lee Minho enarcó una ceja, mirando de arriba a abajo al viejete que alargaba más el momento con su palabrería.

- Maldito anciano de mierda.- masculló entre dientes, captando a quien se dirigía.

- ¿Dijo algo, señor Lee?- preguntó el mayor con una voz sospechosamente dulce.

- No, señor, como cree...

El hombre lo miró escéptico, mirándolo con sus ojos afilados y su aura dominante, porque sí, es un alfa.

- Bien, porque precisamente habló de tí.- soltó.- Aclaremos esto, señor Lee. No me agradas, no eres mi estudiante favorito, no eres alguien a quien le pediría un favor, tampoco eres de destacar en calificaciones.

- Auch.

- Pero Lee Minho... Felicidades, una calificación perfecta.- dijo finalmente. La expectación y sorpresa no se disimuló ni un poco en las caras de sus compañeros de aula.

Ni siquiera del propio Minho, quien estaba justo en este momento en un estado de shock. ¿Una calificación perfecta? ¿Él?

- ¿Q-qué?

- Calificación perfecta, felicidades señor Lee Minho.

Ese fue un momento glorioso en la vida del alfa problemático, el alfa amuleto del mal augurio, chico mala suerte o desafortunado.

Una calificación perfecta.