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Uno, dos, tres toques bruscos en la puerta, mientras como animal enjaulado patrullaba la la puerta caminando de un lado a otro, con pasos firmes y precisos con una aura acechante.

- ¡ABRE LA PUERTA!

- ¡OBLÍGAME!

- Juro que si no abres la maldita puerta en este instante...- siseó.- la abriré con mis propios medios.

- ¿Ahora aparte de querer hurtar mi vida personal y social me quieres dejar sin puerta?- un bufido se escuchó.- Grandioso, lo que me faltaba.

- ¿Quieres dejar de hacerte el chistosos y abrile la puerta de una puta vez?

Seungmin al otro lado se lo pensó por unos instantes, no sería buena idea abrirle en esa condición, pero por otro lado... le gustaba joder a Minho.

- ¿Con esa boca le pides la bendición a nuestra madre? Cuánta desconsideración.

- ¡SEUNGMIN!

- Pídelo como se debe, hyung.- canturreó pegando el oído a la puerta.

Más solo se escuchó un breve suspiró sumándole un generoso silencio... cortesía de Minho.

- Debes estar bromeando.

- Sigo esperando.- dijo.

Lee suspiró apretando ligeramente sus puños mientras recostaba su frente en la dureza de la puerta, resignándose, mentalizándose que no fuera eso que estaba apunto de suceder.

- Por favor, maldito engendro del demonio, ábreme la puta puerta.

A veces Seungmin se impresionaba de lo delicado y sutil que podía ser su hyung, pero, ¿qué podía hacer? No se podía esperar más de Minho.

- No podía esperar menos de tí, hyung.- el pelinegro retrocedió un poco mientras tomaba el porte más recto, frunciendo el ceño.- Cada día me sorprende tu delicadeza hacia nada menos que tú querido, adorado y preciado hermanito.

- Sí, sí, claro.- hizo un gesto y un ademán de total desinterés hacia lo reproches y reclamos infantiles de su hermano.

El menor no disimuló ni un poco su enojo, y chasqueando la lengua se hizo a un lado dejando que e mayor entrara.

Desgraciado, inteligente y metiche hermano mayor.

- Bien, ¿a qué me estoy enfrentando?- la voz de Minho lo sacó de su pequeña burbuja de insultos y groserías hacia la dulce y paciente persona que visualizaba en frente.

- ¿Perdón?- preguntó un poco descolocado.

Minho gruñó mientras hacía un claro gesto de disgusto ante su falta de concentración y atención.

- ¿Quién es el o la "afortunada" que fue lo suficientemente ciega o ciego para caer ante los "encantos" de mi pequeño y estúpido hermano?

- ¿Por qué cada vez que te refieres o hablamos de mí, SIEMPRE- recalcó la palabra mientras se pasaba desganadamente una mano por sus hebras.- y cada vez que puedes me insultas?- fingió dolor mientras se afligía, notando la sonrisa burlona marca Lee en sus labios.

- Hermano, no hacer eso va en contra de mis principios y el protocolo de hermano mayor me dicta que debo insultarte, molestarte y estrictamente humillarte cada vez que pueda.- hizo un gesto de pensar.- Así como también apoyarte en tus percances sin olvidar mofarme de eso.- finalizó con una "dulce" sonrisa.

- ¡MENTIROSO!- chilló indignado.- ¿Y qué carajos en el "protocolo de hermano mayor"?-lo fulminó con la mirada mientras se cruzaba de brazos.- De seguro de alguna estupidez que te inventaste para que suelte la sopa.- lo analizó acusadoramente- ¿O me equivoco?

- Puede ser...- se encogió de hombros relajado.- O tómalo como quieras, feto en desarrollo.

- ¿Cómo me llamaste?

- Prepárate para vivir el drama del noviazgo, el aniversario, los mimos...- miró hacia el techo con cielo razo rebobinado.- ¡Ah! Claro y no menos importante... sexo, es la pieza esencial para cada relación.

Dos horas después de un sermón o clase-principalmente sexual-de las relaciones de novio, Seungmin todo impactado, abochornado y traumatizado. Tras las risas y burlas de Lee, no pegó ojo en toda la noche.

Se sentía realmente consternado al hablar de esas cosas con Minho y que le explicara con detalle e ilustración... no lo alentaba mucho.

Definitivamente este asunto no se repetiría... o al menos eso esperaba.

¡ya basta lee minho!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora