051;♡

162 15 0
                                    

No cabía en felicidad, le había dicho que sí. Era tan gratificante y satisfactorio sentirse aceptado y no rechazado.

- Oye, quita esa sonrisa. Comienzas a asustarme.- escuchó la inconfundible voz de su menor, rodando sus ojos, soltando un bufido mientras se cruzaba de brazos.- ¿Ya sabes a dónde lo llevarás?

- No.- contestó tajante.

- ¿Al menos especificaste hora?

- No.

- ¿Día?

- No.

- ¿Un presente?

- No.

- ¿Seguirás diciendo no?

- No. ¡Digo sí!- exclamó con voz presurosa, dándose cuenta de que Seungmin le había tomado el pelo, escuchando la estruendosa carcajada del menor.- Idiota.- murmuró.

- Bueno, ya.- el menor rió levemente, nunca en todos sus años de vida había visto a su hyung actuar de una forma tan peculiar en él. Es decir, hablamos de Lee-desgraciado-Minho, pero con su nuevo comportamiento risueño y enamoradizo las cosas cambian radicalmente a: Lee-enamorado-idiotizado-Minho.- ¿Necesitarás ayuda en algo, hermanito?

El alfa rodó los ojos ante el diminutivo, pero eso era una nimiedad comparada a todo lo que enfrentaría ese día, porque sí, hoy era la cita.

- De hecho, no.- el pelirrojo lo miró desconcertado.- Es decir, puede que no tenga un plan concreto, pero por algo existe la cita improvisada, ¿no?

Escuchó el impacto de una palma y un suspiro cansino, optando por ignorar aquello. Conocía perfectamente eso, al igual que el sermón que se dedicaba a recordarle cada día.

- Yo... Oh, por dios, Minho. En verdad eres todo un caso.

Pero curiosamente ese día no hubieron sermones ni reproches, altamente extraño.

🍰

- ¡HAN JISUNG ABRE LA MALDITA PUERTA!- la voz chillona de Hwang Hyunjin rebotó en cada rincón de la estancia.

Más precisos en los pasillos de las escaleras.

- ¡No puedes retractarte ahora, faltan dos malditas horas!

- ¡Déjame en paz, Hwang!- al otro lado de la puerta, sellada con pestillo, yacía un omega desparamado en las comodidades de su cama, sumergido en las cuatro paredes seguras de su recámara tintada en un ligero verde.- Solo, solo... ¡Necesito cinco minutos más! Sí, eso...

Se escuchó un peso apoyarse en la puerta, deslizándose con derrota sobre la superficie de madera de roble, altamente duradera y resistente, seguido de un suspiro lastimero.

Parece que el inmutable Hyunjin al fin había tirado la toalla, había dado su brazo a torcer, desistido con su persistencia.

- Habías dicho eso exactamente una hora atrás.- refunfuñó inconforme.- Pero no me dejas de otra, Jisung.

Una malévola y brillante idea cruzó como una bala en su cabeza, una luz que vino a despejar toda la penumbra en la que se había sumergido, una luz que le dió las respuestas y las herramientas para sacar a Jisung de esa habitación.

Y cuando a Hyunjin se me iluminaba con una idea-por más loca que fuera-nada ni nadie podía hacerlo desistir o tan siquiera cambiar de opinión. Hwang Hyunjin era un hueso duro de roer, un potro difícil de tomar, un chico de armas a tomar. Todo eso y mucho más.

- Jisunggie~ ¿En verdad no piensas salir de allí?

¡ya basta lee minho!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora