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- Oh por dios, oh por dios. ¡MINHO!

Apoyó sus manos sobre la barra metálica que mantenía a una distancia prudente-segura-a los humanos de los animales ubicados en sus hábitats. Y es que todo sucedió tan rápido que ni el mismo Jisung se explicaba cómo Minho fue a parar allí, ni el mencionado sabía.

- Jisung, tranquilo, es-estoy bien...- dijo con voz nerviosa mientras a una velocidad increíblemente lenta, pausada y cuidadosa se reincorporaba en el suelo del hábitat de la criatura.- ¿V-ves?

- Oh, por favor, hyung. Eso no tú mismo te lo crees. ¿En qué estabas pensando? ¡Te puede atacar el animalito!

- ¿A-animalito?- un rugido sonó a distancia, en las profundidades de una cueva, captando enseguida la atención del pelinegro, quién con sus hebras crispadas, desesperado por vivir y poder salir entero en su cita, empezó a buscar una salida.- M-más bien a-animalo-lote.

Han entornó su cabeza directo a la plantilla, donde había una breve descripción de la criatura. Sus ojitos inundados en pánico y terror, Minho tenía razón, no era un animalito.

- Oso grizzly...- murmuró estupefacto.

De todos los animales, ¿tenían que ser osos?

- Lindo... l-lindo osito.

Jisung volvió su atención al alfa en aprietos, observando como el gigante peludo de filosas se acercaba acechante al pelinegro. ¿Dónde estaban los cuidadores cuando se les necesitaba?¿Y los guardias?

Minho retrocedía precavido, sus sentidos latentes, atento al mínimo movimiento, preparándose mentalmente para su final letal. Sus orbes chocaban con las pupilas dilatadas del oso, escuchando los gruñidos inminentes de este, as uñas raspando la era, la exhalación de su boca entreabierta, mirando los colmillos amarillentos con saliva escurriendo, detonando en toda su estructura hambre y sed de sangre.

la tensión flotaba entre lobo y oso... el silencio sepulcral era ensordecedor para ambos carnívoros. Ninguno emitió ruido, lo único que se escuchaba eran los gruñidos del animal mientras Minho se mantenía al margen de la situación.

Porque es cierto que Minho posee su lobo interior y que tiene su lado irracional y primitivo, pero eso no implicaba que el pelinegro tenga que someterse a los principios de sus antepasados, caer en los tiempos donde actuar de forma irracional siempre era la respuesta.

- ¡AYUDA, POR FAVOR!- la voz del omega sonaba tan lejana para los tímpanos de Minho que no hubo reacción nerviosa.

Después de todo, ellos habían evolucionado. A pesar de las circunstancias, Lee Minho encontraría la solución sin tener en cuenta la idea de dejar salir su lado salvaje.

No, ya no eran los tiempos aquellos.

¡ya basta lee minho!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora