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Sentía que su cabeza explotaría en cualquier momento, sus ojos permanecían cerrados, en su nariz cosquilleaba el aroma de la enfermería. Su mano palpó la superficie acolchada donde yacía acostado y... ¿estaba en la enfermería?

Sus ojos al instante se abrieron apenas cruzó ese pensamiento, arrugando su naricilla y su ceño ante la repentina luz que dió en su rostro. En efecto, era la enfermería.

- Veo que ya has despertado... ¿cómo se siente, joven Lee?- la voz ligeramente aguda de la mujer le interrumpió en su análisis mental.

- ¿Qué hago en la enfermería?

Sin embargo, el pelinegro aún tenía ciertas manías, como la de evadir preguntas tan soles como un "¿está bien?" o "¿cómo estás?" cuando se encontraba en estado vulnerable. Y no es por desagrado a la enfermera, ni por su falta de cortesía-aunque no está de más mencionar que le hacen falta unas cuantas lecciones-era por cuestiones personales, clasificadas, secretas.

- Está aquí porque su hermano y el señor Seo lo trajeron después de ver su aspecto, inconsciente y con leves quemaduras.

Ante la breve explicación asintió, si tiendo frío. Quizás demasiado para una persona acostumbraba a visitar el lugar.

- ¿Dónde está mi camisa? ¿Por qué estoy casi desnudo?

- No está desnudo, solo tiene el torso descubierto.- refunfuñó la omega.- Y respondiendo a su pregunta...

Minho siguió con ojos calculadores los pasos de la mujer, quien se dirigía a un baúl que no había notado que estaba allí.

- ¿Qué carajos...?

- Eso es lo que quedó de su camisa.- la elevó a la altura de su rostro, para que sea más fácil de mirar. Estaba ahuecada, de eso no había dudas, ligeramente carbonizada y arrugada.

Vuelta nada, hecha jirones.

- Eso... eso no es mío.- afirmó, pero en su voz notó la duda.

- Sí, es suya.- replicó la mujer, firme y franca.- si está tan preocupado por lo que usará por el resto del día, déjeme decirle que está de suerte.

El alfa la miró incrédulo, ladeando la cabeza y enarcando una ceja en su lugar.

- Me refiero a que casualmente tengo una playera extraviada que puede ser útil.- aclaró, interpretando cada reacción y acción del chico.

- Gracias a dios... ¿cuál es?

- Esta.

🍰

Felix se desternillaba de la risa, dándole ligeros golpes a la superficie de la mesa. Minho estaba encogido en su lugar, abrazándose a sí mismo, intentando cubrirse el torso. Changbin parloteaba a su lado gesticulando con sus manos.

- De todas las mierdas que se pierden, ¿tenías que darte esa cosa?- se animó a preguntar Seungmin, señalando con desagrado la prenda.

- Sí.- respondió cortante el contrario.

- ¿Y qué te ocurrió para que tengas que usarla?- esta vez fue Jisung el que preguntó.

- Bueno, es una larga historia.- Minho se revolvió el cabello, desviando su mirada al contrario del omega, teniendo esperanzas de que con sus palabras Jisung ya no cuestionara.

Pero todo ocurrió al revés, el peliazul se acomodó en su silla, tomando los bordes del asiento para arrimarse más al narrador.

- Tengo todo el día, puedes comenzar.

Minho tenía ganas de reír y llorar por la mala suerte que tenía.

¡ya basta lee minho!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora