EPÍLOGO

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Se preguntarán a qué quiero llegar con esto, pero en realidad no hay una razón en específico, solo quiero darles una pequeña lección.

Al final, ser un alfa no implica que no tenga debilidades, porque al final, mi única debilidad fue Han Jisung.

Por eso escribí ésto, para demostrar que incluso la persona más fría tiene algo de calidez por dentro. Solo tienes que encontrar a la persona indicada.

Hoy 26 de junio de 2030, yo, Lee Minho, oficialmente termino éste relato con un final. No soy un filósofo, pero si algo he aprendido en mi vida, es que no tienes que avergonzarte de lo que eres. Siempre habrá alguien en este pequeño planeta que te acepte tal cual eres.

No debes pensar que por ser alfa, beta u omega, eres minoría con ese simple e injustificado detalle. Tienes tanto derecho como cualquier maldita persona en esta vida.
Te lo escribo porque, hace unos días... Escuché tu conversación con tu papá. Con esas simples palabras, supe que serías omega. No creas que estoy enojado por ello... No me importa, siempre serás mi pequeño.

Todos tenemos un punto débil, el mío por ejemplo, fue tu papá. Espero que así como yo te enseñé a vivir los buenos y a sobrellevar los malos momentos, tú les enseñes a mis nietos a ser mejores, a no temer a lo desconocido. Si no, simplemente que después de una caída vuelvan a levantarse como hice yo. Por supuesto, con apoyo de alguien.

Aunque ya no esté en este mundo, te puedo garantizar que mi "maldición" no ha terminado. Puede que alguien de mi sangre llegue con la herencia, tu papá por supuesto dijo que estaba chiflado, pero veremos quién está chiflado al final.

Nunca olvides cuanto los amo, no hay nada más importante que la familia.

Esta es mi historia, ésta es la razón por la que quizás tú padre tenga una especie de reputación.

No tengo más nada que decir hijo, salvo quizás "Ya basta Lee Minho"

Vaya, es raro escribírmelo a mí mismo.
- Ya basta Lee Minho...- murmuró el adulto con una pequeña sonrisa, idéntica a la del nombrado pero con hoyuelos.

- ¡Papi!- el omega levantó la mirada en cuanto escuchó a su retoño.- ¿Entonces el abuelo si era todo un sabio?

Hanbin sonrió levemente de labios, enternecido.

- No era un sabio, Minho, el abuelo Lee era... Suertudo en cierto modo.

- Pero si era suertudo, ¿cómo funciona entonces lo del hechizo?- preguntó su hija menor, Lee Ryujin.

- Bueno, este "hechizo" consistía en estropearle sus planes. Como han escuchado, por alguna razón las cosas le salían catastróficas.- explicó hablando exageradamente, sacándole risitas a los menores.- Pero, cuando no tenía algún plan, de vez en cuando daba resultado.

- Incluso si todo empezaba mal... al final, salía bien.

-Exacto.

Minho iba a cuestionar, y eso Hanbin lo sabía por como fruncía el ceño. En un rápido movimiento miró el cielo oscuro y la hora, era tarde... La hora de dormir se acercaba.

- No más preguntas, su madre llegará en cualquier momento.- dijo Habin, riendo suavemente al oír las quejas de los cachorros- Mañana es su primer día en la primaria, no querrán llegar tarde.

Eso pareció calmarlos, Ryujin subió a la velocidad de la luz a su recámara, recitando un breve: «¡Hasta mañana!» que se escuchó lejano.

El omega miró a su hijo mayor y suspiró.

- ¿Cuál es la pregunta?- preguntó.

- ¿Cómo sabía el abuelo que el abuelo Sung era la persona indicada?

Hanbin se quedó mudo, parpadeó un par de veces procesando lo que dijo. ¿Cómo lo supo? Era una pregunta que el había hecho una vez, pero más elaborada.

- Bueno... Eso depende, normalmente comienza con una especie de interés o llamado de atención, luego sientes que tus manos sudan, tu corazón se acelera, sientes la piel de gallina; tu estómago se revuelve hasta el punto de tener náuseas y esa persona no sale de tu cabeza.

Minho frunció el ceño graciosamente, y dijo:

-Suena horrible.

El castaño rió bajo y se levantó del suelo, alisó los pliegues de su pijama y llevó al cachorro a su habitación.

- ¿Papi?- llamó Minho, una vez en su cama acurrucado.

- ¿Sí?.

- No conocí al abuelo, pero sé que era el mejor alfa de su generación.

Hanbin sonrió y depositó un beso en su coronilla, dándole mimos a su cabello:

- Sí, fue el mejor.

En cuanto el pequeño estuvo dormido, el omega abandonó la habitación y fue a la suya propia (que compartía con su esposa).

- ¿Ya se durmió? - preguntó la mujer sentada en la cama.

Éste asintió tranquilamente, tomado asiento a su lado.

- Les gustó mucho la historia de tu padre.

- Si.

La alfa lo tomó del mentón, entornando su cabeza en su dirección haciendo que la mirara, ella acarició sus labios con la yema del pulgar.

- Está bien, se que con este cuento... Ellos sabrán que camino tomar.- dijo acercándose.

- Espero, de lo contrario tendríamos problemas.- susurró el contrario, mirando esos lindos e hipnóticos ojos azules.

- Relájate mi amor, todo estará bien.- replicó la mujer con un pequeño puchero.

Hanbin sonrió, reprimiendo una carcajada.

- Jangmin, estás muy grande para hacer eso.

- Pero no te resistes, admítelo.

Fingió pensarlo un momento, sonrió travieso y rodeó el cuello de Jangmin con sus brazos.

- Sólo bésame.

Y así lo hizo su mujer, posando sus manos sobre la cintura de su marido.

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- Recuerda, pórtate bien y-...

- No te metas en problemas.- finalizó Minho rodando sus ojitos.- Ya lo sé papá, no te preocupes... Estaré bien.

El timbre sonó en cuanto terminó su oración, agitó su mano en despedida y desapareció dentro de la escuela.

- Crecen muy rápido...- murmuró.

- Podemos arreglarlo cariño.- Jangmin sonrió pervertida, riendo en cuanto Hanbin le gruñó.- Es broma, es broma.

- Mas te vale que lo sea.- amenazó, el carro arrancó, y dejando un camino de humo se fueron.

🍰

Minho iba a paso lento. Su mirada aburrida y cabeceando. Quien lo mirara bien, podría decir que era igual al Minho original, pero ciertamente no era así.

En el camino, chocó con un chico que tropezó con otro, causando que se derramara el agua sucia de la cubeta del conserje mojando todo el suelo.

Se cubrió la boca con las manos, sorprendido.

- Yo... Lo siento, no quería...- empezó a balbucear pero, el pequeño en el suelo lo interrumpió.

- ¡CÁLLATE!

- No, yo-...

- ¡YA BASTA LEE MINHO!

Enmudeció, había escuchado eso antes. ¿Será qué...?

Miró hacia su salón, un chico lo miraba desde el umbral. Tragó saliva.

¿Será que la historia se repetía?.

«Bueno, almenos ahora puedo decir que el abuelo no se equivocaba...» pensó «Ser alfa no sirve de nada... Porque de igual manera tienes debilidades, una de ellas...»

Fin.

¡ya basta lee minho!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora