64. Tanteando el terreno

683 39 3
                                    




Mirando hacia el techo, yacía Jessica acostada en la cama del cuarto de invitados. Se sentía como una extraña en ese cuarto, en ese apartamento, como si fuera una intrusa. El cuarto no tenía nada personal de ella. Y, aunque no hacía frío, el cuarto no era cálido, no era suyo, y se sentía vacío. Observar el cuarto solo la hacía más consciente de la situación en la que se encontraba.

Algo le decía que esa noche no podría dormir.

Su maleta seguía intacta, con sus cosas en su interior. No había tenido el valor de deshacerla y ordenar su ropa en el closet, porque si desempacaba, haría el hecho de que estaba 'vetada' del cuarto de Niall se volviera real. Su otra yo, esa optimista y soñadora, tenía la esperanza de que todo esto se arreglaría y que volvería a su cuarto -el cuarto de Niall, que se había convertido en el de los dos- en cualquier momento.

Así que no desempacó, porque quería demostrar, al no sacar la ropa de la maleta, que estaba dispuesta a darle una oportunidad a Niall de arreglar las cosas entre los dos, de que no estaba dispuesta a renunciar a su futuro juntos, aunque de alguna manera lo hizo cuando se sacó el anillo y lo había guardado la noche de la pelea.

Joder, odiaba a Niall. Lo odiaba. Pero no lo odiaba, no podía. Pero sentía esa rabia en su interior, y debía dirigirla a alguna parte, a alguien. En ese momento, quiso acurrucarse en la cama en posición fetal mientras abrazaba una almohada con todas sus fuerzas. Era en esos momentos cuando deseaba tener una amiga, con la cual compartir sus pesares, sus alegrías. Quería tener una confidente con la cual sabría que podía contar. Pero no tenía a nadie, y eso la hizo sentir terriblemente sola.

"¡Soy una buena para nada! ¡Soy tan terrible que ni siquiera tengo amigas! No entiendo por qué me sorprende, ¡si mirame! Soy un caso perdido. ¿Quién querría perder su tiempo conmigo?"

Y su mente seguía, y seguía, y seguía. Su mejor confidente, y su peor enemiga. No le daba ni tiempo para descansar, cuando la volvía a bombardear con inseguridades.

¿Y si Niall usaba esa situación para tener una excusa para alejarse de ella, para terminar todo?

Si ese fuera el caso, ¿por qué te habría llevado con él de vuelta a Londres?- le reprende su consciencia, aquella optimista.

¿Por pena?- dice ella insegura.

Bien sabes que él te ama, fue hasta Minnesota solo para asegurarse que estabas a salvo.  ¿Por qué sigues torturandote a ti y a él? Si al final, ambos terminarán besándose en algún momento, ¿por qué no hacerlo ahora?- insiste su consciencia.

Jessica quiso golpearla. ¡No todo es así de fácil! ¡La vida no es un cuento de hada donde un beso lo arreglará todo mágicamente! ¡Esto es la realidad, y a veces la maldad se toma su tiempo para llegar al lado bueno!

Su batalla interna es interrumpida cuando su estómago ruge. Jessica gruñe. Quería ir a la cocina y prepararse algo para comer, pero no quería toparse con Niall. Pero tampoco podría quedarse encerrada en ese cuarto para siempre, Niall se daría cuenta que ella lo estaba evitando. Además, las cosas no se arreglarán ni mejorarán si ella se queda allí sin hacer nada, escondiéndose.

- Ugh, ¡vale!- resopla, su razón ganando por sobre su corazón.

En cuanto se levanta, es cuando Niall aparece en la puerta, mirándola con cuidado.

¡No te voy a morder, carajo!- quiso ella gritarle, pero se contuvo. No quería asustarlo todavía más.

- Uhm, hice la cena...

- Gracias- comenta ella obligándose a sonreír, solo por cortesía.

- No sé si querrás comer en la mesa...

Help Me - Niall Horan❄️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora