15. Confesiones

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Esa noche Jessica no pudo pegar ojo. Los pensamientos y las dudas hacían que su mente fuera a mil y no podía conciliar el sueño. Daba vueltas en esa cómoda cama sin poder encontrar el punto perfecto para quedarse quieta.

Eran las dos de la mañana y ya rendida, decide bajar. Desde la ventana se veía una gran piscina con reposeras rodeándola y se decidió que acostarse a ver las estrellas la calmaría.

Cuando llega al loby del hotel, se sorprendió al notar que todavía había actividad allí.

Con sigilo sale a la piscina que parecía brillar de un leve color verde agua por las luces artificiales de la piscina. Mira alrededor y termina acostándose en una reposera que parecía más bien una cama más. Pero parecía ser lo mismo, así que se levanta y se sienta frente a la piscina, lleva sus rodillas contra su pecho y allí hunde el rostro.

Se sentía sola. No sabía que hacer con su vida. ¡No tenía nada! Había dejado sus pertenencias en su vieja casa que una vez estuvo llena de vida. Entonces cierra los ojos y divisa el cuadro que tenía junto a su vieja cama. Los rostros de su madre y su padre son la última gota del vaso y termina por liberar esas lagrimas que tanto había luchado por aguantar.

No tenía nada. No podía estudiar porque no tenía dinero. No podía comprarse ropa más cómoda y bonita porque no tenía dinero. No tenía a otro lugar a donde ir, porque sabía que si volvía a esa vieja casa de madera, su vida empezaría de cero, donde tendría ganas de saltar de un puente, y volvería a llamar a Niall, y el círculo vicioso volvería a empezar.

Quería hacer tantas cosas, pero no podía porque su vida era limitada. Y allí, entre la gente de Niall, se sentía pequeña. Veía a sus amigas que vestían tan increíbles que parecían sacadas de una revista, sus amigos que sobresalían por su talento musical, como Jake. Todos sobresalían de alguna manera, mientras tanto ella... se sentía incapaz de socializar, porque de algún modo, sentía que descubrirían su secreto, y la expulsarían, porque seguramente querían evitar todo aquello que fuese como Henry, para que no volvieran a pasar por lo mismo.

Pero ella quería estar con Niall, no podía... decepcionarlo. ¿Pero cómo no hacerlo? Sobrellevar su amistad por teléfono era muchísimo más fácil, porque en ese entonces Niall no sabía quien era ella, o que aspecto tenía, así que no tenía por qué preocuparse de ocultar sus cicatrices o fingir sonrisas para no parecer apática.

Pero ahora la vida se ponía más exigente, y sé preguntó qué debía hacer. ¿Seguir adelante con esto? ¿quedarse con Niall y viajar por las ciudades de Estados Unidos durante su tour? ¿o ir por el camino más fácil, o sea, volver a Minnesota, volver a la casa en ruinas, esperar que sus demonios volvieran para acabar con todo, y así no tener que preocuparse por todo?

- No, no, no- lloriquea aferrando su cabeza con ambas manos-. No sigas por ahí- lloriquea y sus manos abrazan su torso para que sus uñas llegaran a su espalda para hundirse en ella.

Tenía que calmarse.

Había pasado un mes luchando para salir del hospital, luchando contra su enfermedad. Llevaba una semana limpia, sin pensar en herirse o que la muerte sería su única fuente de felicidad. No podía volver a caer en ese profundo poso negro a la que sus pensamientos se esforzaban por llevarla.

Entonces llora y hunde sus uñas, aprieta los dientes, sintiendo cómo el dolor la relajaba. No podía decepcionar a Niall, pero esta era la única manera en la que sabía funcionar.

Entonces, como un ángel caído del suelo, Niall se pone tras ella, rodeando su cuerpo con ambas piernas y abraza su cuerpo para atraerlo al escondite que hacía su pecho. Niall, con un dolor que no podía aguantar toma de ambas manos de Jessica para que dejase de hacerse daño y las aferra.

Help Me - Niall Horan❄️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora