Lo que la gente dice

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Estuvimos por alrededor de veinte minutos sentados en el pasto. Mientras yo contaba mi historia, Jumin permanecía en silencio, escuchando atentamente. En ningún momento me interrumpió y me sentía agradecida por eso. Yo también quería ser escuchada.

― No me mires así. ― dije cuando empecé a notar un poco de lástima en sus ojos. ― No me fue tan mal.

― No sé qué decir.

― Me ves diferente... Ahora que lo sabes. ― reprimí mis deseos de ocultar mi rostro con mis manos.

― No me malentiendas. La forma en la que viniste al mundo no me hace verte diferente. Es solo que... Esa atmosfera tan cálida que he visto en tu familia a lo largo de los años. No concuerda con eso que me estás diciendo.

― Cada uno cumple con el rol que le corresponde. ― me encogí en hombros. ― No me mal entiendas. Adoro a mi padre. Y mi relación con Tae es la normal a la de simples hermanos.

― ¿Qué hay de tu madre?

― Ese es caso aparte.

― Por eso eres tan diferente. ― concluyó él.

― Por eso los ojos azules. Solo heredé algunos rasgos característicos de la familia de mi padre.

― No lo digo por tu físico.

― ¿Entonces...?

El celular de Jumin me interrumpió en ese momento. Lo tomó del bolsillo interno de su saco e hizo una cara de desagrado al ver de quien se trataba.

― Les dije que no quería que me molestaran. ― masculló.

― ¿Es del trabajo? Deberías volver a la oficina.

― La asistente Kang se encargará.

― Jaehee ya estaba ocupada cuando yo llegué. En serio creo que deberías volver.

― Tienes razón. ― dijo de mala gana mientras se ponía de píe y me extendía la mano. ― Vendrás conmigo.

― Tengo que volver al apartamento.

Jumin Haló de mí con cuidado y me incorporé junto a él.

― Hasta que no hable con Luciel sobre las cámaras en tu apartamento para que me de acceso a ellas, no volverás a ir a ese lugar.

― ¿Para qué te de acceso? ― le pregunté, pero no me respondió. Aún con nuestras manos unidas, caminamos a la salida del parque, esta vez con un andar menos acelerado. ― ¿Dónde se supone que me voy a quedar si no es en mi apartamento?

― Conmigo.

― No puedo quedarme contigo.

― ¿Por qué no?

― ¿Cómo que por qué no? Tengo que volver a mi apartamento y seguir trabajando en la organización de la fiesta. Lo que Seven dijo en el chat era solo una broma, no hay cámaras escondidas en mi baño. ― Jumin parecía no hacer caso a mis palabras. Nos estábamos acercando a la salida del parque y él mantenía su agarre firme en mi mano. ― Además, no es apropiado que me quede en el apartamento de un hombre soltero.

― Eres mi querida prometida según los portales de chismes. ― dijo ahora viéndome y con su sonrisa burlona. ― No veo nada de malo en que te mudes de una vez conmigo.

Sabía que me había puesto colorada, me ardía la cara.

― ¡No juegues con eso! ― le regañé a la vez que con mi mano libre golpeaba su brazo.

Él parecía contento. Mientras más nos acercábamos a la salida, más personas comenzaban a aparecer en nuestra periferia. Otra vez éramos vistos tomados de la mano, pero Jumin aún no quería soltarme.

En los brazos de Jumin HanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora