Han Jumin

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A diferencia de Zen, no encontré una sola foto tomada por el mismo Jumin. Todas eran sacadas de la prensa, ya sea de reporteros que lo interceptaban o de alguna publicación de revistas.

Jumin era un hombre elegante, probablemente medía más de un metro con ochenta centímetros, cabello castaño bastante oscuro, aunque podría ser negro, ojos de un tono grisáceo y semblante serio. Muy serio.

Aunque no debía negar que resplandecía como caballero moderno. Buen porte, piel perfecta y ojos arrebatadores. Era un hombre muy guapo.

Siempre llevaba trajes sastres hechos a la medida.

En algunas fotos aparecía junto a una mujer con traje, cabello corto y castaño. Esa debía ser Kang Jaehee, su asistente.

Indagando más en internet descubrí que el corporativo que pertenecía al padre de Jumin es el mismo en donde Hye trabaja. C&R Internacional. Ostenta el cargo de director ejecutivo.

Que pequeño es el mundo, pensé.

Su cumpleaños era el cinco de octubre y adoraba a su compañera felina. Encontré un par de fotos de una linda gata persa de pelaje blanco, seguro que se trataba de Elizabeth III. Un nombre bastante pomposo para un gato.

El celular de Rika empezó a sonar. Pensé que sería Seven y que se le había olvidado explicarme algo de vida o muerte. Algo como que si intentaba abrir el congelador saldría un mapache de él, o algo así, pero me asustó más ver que quien me llamaba era Jumin.

Mi primer cuestionamiento fue: ¿Acaso hay cámara aquí también? ¿Sabrá que lo he buscado en internet?, pero eso era absurdo.

Solo Seven sabía la dirección del apartamento. Además, no mencionó una tercera cámara. cerré la Mac sin quitar lo que tenía en el navegador. Me sentía culpable.

Saqué valor, no sé de dónde, y contesté al tercer tono.

― ¿Diga? ― traté de no demostrar lo nerviosa que estaba.

― ¿Hola?, no contestaste de inmediato. Espero no interrumpir algo. ― me dijo una voz grave y seria. ― Debes saber quién soy al ver la pantalla, pero me presento. Soy Han Jumin.

― Eh... sí... Sr. Han...

― Solo Jumin. ― me corrigió. ― Estoy seguro de que te alegra hablar conmigo, pero no hay necesidad de que te emociones.

¿Qué comentario es ese?

¡Si él fue el que llamó!

― Descuida. ― dije con voz firme. ― Me parece normal que tengas curiosidad por saber qué tipo de persona soy, después de todo, no me conocen.

― Solo llamé para presentarme oficialmente y escuchar la voz de nuestro nuevo miembro. Nada más. ― dijo con rudeza, aunque después rectificó su forma de hablarme. ― Me siento magnánimo, y como eres una posible nueva colega, te concederé el que puedas hacerme una pregunta.

Uy que honrada me hace sentir...

― ¿Cómo se escucha mi voz?

― ¿Quieres que te juzgue por tu voz? ― parecía algo extrañado. ― No quería entrar en tantos detalles, pero... ― carraspeó. ― Te escucharé si eso es lo que quieres. Habla de nuevo, lentamente.

― Ju – min – Han. ¿Así?

― No esperé que dijeras mi nombre. Eres bastante atrevida. Me sorprendiste un poco.

― Tú mismo me pediste que te llamara por tu nombre.

― Es verdad. Juzgaré tu voz como me lo pediste. ― dijo después del pequeño silencio que se creó. ― Siempre suele haber una persona con una voz que lastima los oídos cuando estoy en una reunión con clientes. Alguien con una voz tan molesta que te recuerda al vidrio roto. ― empecé a creer que ese era el tipo de voz que percibía él de mí. ― Pero tu voz es agradable. Me gusta.

En los brazos de Jumin HanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora