Saeran

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― ¿Me escuchas, Danny? ¡Sal del apartamento! Es peligroso estar ahí ahora. ― se escuchaba la voz de Seven desde la bocina de mi celular, el cual mantenía en mi oído sin prestarle atención.

Veía a la figura oscura frente a mí, particularmente familiar. Había creído que solo era un sueño aquella vez, pero ahora comprendo que no era así. Ya lo había visto aquí.

― ¿Quién eres? ― mi voz temblaba y me causaba rabia.

Esa persona ladeó la cabeza, curioso, pero no respondió a mi pregunta.

― ¡Demonios, ¿con quién hablas? ― chilló Seven en mi oído.

― Dile al pelirrojo que no se meta en donde no le llaman. ― volvió a hablar al fin el intruso. No podía distinguir la voz. Se escuchaba algo aguda y desquiciada.

― Seven, el hacker está aquí. ― traté de mostrarme valiente. Quizá no saldría de esa situación, pero quería darle a Seven toda la información necesaria que podía.

― Lo sé, lo vi entrar. ― contestó él. ― El sistema de seguridad del apartamento fue corrompido. ― seguía escuchando su voz y a la vez no dejaba de ver al hacker que solo se limitaba a observarme. ― Jumin ya va para allá.

― Quiero que cuelgues. ― me ordenó el intruso.

― No. ― chillé.

― ¡Danny, ¿qué es lo que quiere?!

Desobedecer a su orden hizo que caminara un par de pasos hacia mí, lo que me hizo retroceder y chocar con la pared tras de mí.

Entonces se echó a reír.

― ¿El juguete estúpido cree que no debe obedecer a su dueño? ― comenzó a alzar la voz amenazante. ― ¡Qué tan estúpida puedes llegar a ser!

― ¿Danny, dime si sabes quién es? ― insistía Seven al teléfono.

― Dile quien soy, juguete. ― pude ver por primera vez sus ojos bajo la capucha. Se veían rojos, como si estuviera bajo la influencia de alguna droga, también se veían cansados. ― Soy el ángel que te visita en tus sueños desde que llegaste a este apartamento. No el villano ni un fantasma, sino el ángel que te llevará al paraíso con mi salvador.

― Seven...

― Escuché. No te preocupes, Danny. Jumin no tardará en llegar. Por favor, no intentes nada.

― ¿No vas a hacer caso a lo que ordené, juguete? ― preguntó el intruso a la vez que caminaba lentamente en la habitación, sin dejar de verme. ― No quieres hacerme enojar.

― No te tengo miedo. ― afirmé.

― Oh, mi querida Danny. No sabes lo que es el miedo... Aún.

― No cuelgues, Danny. Mantenme en línea. ― rogó Seven.

Entonces aquella persona sacó de uno de sus bolsillos un artefacto extraño.

― ¿Qué es eso?

― ¿Te lo digo? ― parecía divertirse con la situación. ― Describe lo que estás viendo en mi mano al pelirrojo ese.

Tragué saliva y me le quedé viendo por un momento.

― No lo sé. Es una especie de detonador.

― ¿Detonador dices? ― Seven parecía confundido.

― Entonces, ¿colgarás o no? ― amenazó el hacker.

Después de un silencio que me pareció eterno, Seven habló.

En los brazos de Jumin HanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora