Rogarás por mí

126 10 0
                                    

― Hola. ― dije con voz suave, modulando mi respiración. Pero no tuve respuesta inmediata. Seguía en la nada, como si no hubiera alguien del otro lado de la llamada. ― Soy Danny. Por favor, habla conmigo. ― nada. Mary tenía ambas manos tapando sus orejas, cosa que hacía cada que le ganaba el nervio.

Mantenía mi respiración controlada, pero mis pensamientos eran otra cosa. No estaba recibiendo respuesta alguna, ¿era porque no estaba diciendo las palabras correctas? Si le decía a Saeran que esperaba su llamada, parecería altanera. O incluso que me quiero ver más lista.

Eso pensaría él.

― En verdad quiero hablar contigo. ― dije, algo dudosa. ― Pero entenderé si no consideras que me lo merezco. Después de todo lo que hice.

Mary se me quedó viendo con cara de no entender nada.

― Si hubiera hecho lo que dijiste, nos hubiéramos ahorrado todo esto. Ahora lo entiendo.

― Dímelo. Dime qué es eso que ahora entiendes.

Mary contuvo la respiración.

Al fin se escuchó la voz de Saeran, algo distorsionada con algún efecto de filtro de voz, aunque se distinguía la mezquindad y malicia en la forma en que pronunciaba cada silaba.

― Fui egoísta. ― tragué saliva. ― Por mi egoísmo mi hermano sufrió al exponerse su vida privada. Y también es por mi egoísmo que Hye no volvió a casa.

Entonces escuchamos a Saeran reír de satisfacción.

― Bien dicho, Kim Danielle. ― vitoreó. ― Quita el altavoz. Lo que tenemos que hablar es entre amo y juguete.

― ¡Oye! ― protestó Mary, pero le paré, suplicando con un dedo en mis labios para que guarde silencio.

Ella tuvo que aceptarlo.

Quité el altavoz.

― Está bien. Te escucho.

― Oh, vaya... Has aprendido. Bien hecho, princesa. ― dijo en tono burlón e infantil. ― Oye, juguete. Estoy bastante irritado porque tengo mucho trabajo debido a ti... Haz algo para divertirme.

― ¿Qué puedo hacer para ayudarte?

― ¿Alguien te pidió ayuda? Qué princesa tan insolente. ― resopló.

― Perdón. ― me apresuré a decir. ― No quise decir ayuda. Desde luego no la necesitas.

― Al fin dices algo coherente. No necesito de nadie. ― volvió a reír. ― Ya tengo un nuevo juguete con el que me voy a divertir como loco.

El corazón se me quedó frío.

― ¿Quieres reemplazarme?

― Eres fácil de reemplazar. No hay nada especial en ti. Ya deberías saberlo, Kim Danielle. Tu madre biológica te reemplazó con las apuestas y las drogas, ni siquiera figuras en la vida social de tus padres. ― resopló. ― Te aseguro que el tiempo en el que no supieron de ti fue el mejor de sus vidas.

Dejé salir mi aliento contenido, enfadada por todo lo que me decía. Sus intenciones eran claras, pero no me dejaría llevar por sus palabras.

― ¿Crees que él no te reemplazará? ― dijo en tono suave.

¿Jumin? ¿Reemplazarme?

La sola idea de pensar en que él dejase de amarme me provocaba un remolino intenso en el pecho.

― Desearía poder ver esa patética expresión en tu rostro. ― se volvió a burlar. ― Verte temblando de miedo justo ahora. Solo por mí.

― No, por favor. ― contuve mis ganas de gritarle. ― Ya aprendí mi lección. Y sé que no hay mejor lugar que a tu lado.

En los brazos de Jumin HanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora