Espéralo

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― En general prefiero el negro. ― dijo el hacker con voz suave y maliciosa. ― Pero con ese vestido te vez aceptable.

¿Cómo que el azul es mi color? ¿Está aquí? ¿Me está viendo ahora?

Yo ya no escuchaba nada más que la voz distorsionada de Unknown y un zumbido en mis oídos, como del que sueles escuchar cuando vas a bordo de un avión despegando. Volví a alzar la vista, por sobre los recibidores de ropa, pero no alcanzaba a ver algo sospechoso. Tan solo clientas y empleados.

No puede estar en la misma tienda.

¡No!

― ¿Sabes?, estoy triste. ― siguió hablándome. ― Pensé que tú podrías hacer mi sueño volver realidad. Que irías al paraíso junto conmigo, pero no haces más que decepcionarme.

― ¿Qué es lo que quieres? ― dije en un tono de voz bajo para no llamar la atención. ― ¿Qué paraíso?

― El paraíso es de donde vengo. El lugar al que planeo llevarte cuando cumplas con tu parte.

― Hablas como si ya tuviéramos algo pactado. Yo jamás te he visto, ni he quedado en un trato contigo.

― Ah, pero yo te conozco a ti, Danny. ― dijo después de reír maliciosamente. ― Soy el ángel que te llevará al paraíso. Acabas de soltar mi mano, pero no te preocupes. No planeo dejarte solo así.

Noté que mientras habla iba disminuyendo el volumen de su voz, pero no escuchaba algo más de fondo. ¿Será que el programa que usa para distorsionar su voz también elimina el sonido ambiente?

― ¿Por qué me enviaste con la RFA? ― mi voz temblaba, aunque hice mi mayor esfuerzo para que él no lo notase. Debía sacarle la mayor cantidad de información posible para hacérsela saber a Seven y a V, y así quizá tener más pistas de quien me envió al apartamento de Rika, y qué es lo que planeaba hacerle a la RFA. ― Si fueras más claro conmigo tal vez pueda ser de mejor ayuda.

― ¿Estás?... ¿Lo dices en serio?

― Claro. Puedes decírmelo.

― Yo creí que te habían corrompido. ― pude notar, aun con el filtro de voz, algo de amargura en sus palabras.

― Te ayudaré. ― insistí en espera de su respuesta, pero solo escuché su débil respiración. ― Por favor. ― rogué. No me respondió, aunque sabía que seguía estando en la línea.

Un grupo de mujeres se acercaron para ver la ropa en exhibición que está junto a mí, por lo que tuve que moverme de ahí.

No me fijé, pero choqué con quien supuse era un empleado de la tienda. No me volteé a verle, o notaría que algo no iba bien con solo ver mi cara. Solo me incliné disculpándome y me marché a donde había menos personas, en la parte trasera de la tienda.

― Por favor, dime tu plan. ― volví a hablar ya que seguía sin responder. ¿A qué viene tanto silencio? ¿No era que quería hablar? Ahora era yo quien quiere sacarle la mayor información posible. ― Te ayudaré a ti y a tu salvador. Iré contigo al paraíso.

― Te dire. Te diré mi secreto. ― susurró, apenas es audible.

Mi corazón iba a mil por hora. No pude evitar esbozar una pequeña sonrisa triunfante. Estaba a punto de descubrir al que inició todo esto, cuando una risa maliciosa y burlona salió de la bocina de mi celular.

― ¿En verdad crees que una idiota como tú va a engañar a alguien como yo?

Tragué saliva.

― No, yo no...

En los brazos de Jumin HanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora