Espera agónica

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Hye, tiene a Hye.

Y todo en lo que podía pensar era que todo fue por culpa mía. De pronto me sentía enferma al recordar todo lo que Saeran había dicho la última vez que hablé con él. Me dijo que rogaría por él.

Inhalé profundamente, tratando de mantener la compostura.

― Vamos para allá. ― dije con voz fría y colgué.

― ¿A dónde vamos? ― quiso saber mi amiga.

― Te lo explicaré todo en el penthouse de Jumin, pero ahora ve a vestirte. ― Mary no se movía, solo me veía desconcertada. La preocupación en su rostro era evidente. ― Por favor, hazlo.

― Bien. ― concedió al fin.

― Bajamos en diez. ― le dije al guardaespaldas. Él asintió y salió del apartamento.

Rápido fui a mi habitación. Me puse jeans, blusa y una sudadera verde y con capucha. Mi mente era un completo embrollo, debía resolverlo. Ya estaba Mary en la sala, poniéndose sus botas marrones. Metí el celular y cargador en la bolsa de la sudadera, me calcé unos Vans y salimos de casa.

En cuanto salimos del edificio, fuimos recibidas por el doble de hombres de seguridad. Al parecer, Jumin había ordenado toda una escolta. Había un grupo de vecinos, solo viendo como Mary y yo éramos sustraídas del lugar.

El viaje fue sepulcralmente silencioso, aunque me sentía aliviada de que Mary no me estuviera preguntando con insistencia. Sabía que le debía muchas explicaciones, pero mi garganta estaba seca.

De pronto ella me tomó de la mano. Yo estaba viendo por mi ventana, pero al sentir el agarre de su mano, voltee a verla. Ella veía por su ventana.

Apreté su mano.

― No me puedo creer donde estoy metida. ― Mary alucinaba. Habíamos llegado al estacionamiento del edificio de Jumin.

Tomadas de la mano, la guie al ascensor, seguidas por tres de los guardaespaldas.

― Yo también estaba en shock la primera vez que vine. ― le murmuré a Mary, siendo éstas mis primeras palabras después de un rato.

Mary seguía alucinando al entrar al vestíbulo y luego al salón principal del apartamento.

― ¿Y el Sr. Han? ― le pregunté al hombre.

― En el estudio, Srta. ― respondió. ― Con su permiso. ― y se fue de vuelta al vestíbulo.

― Espera en la sala. ― le dije a Mary y ella accedió.

Ni siquiera toqué. Abrí la puerta y entré. Jumin estaba de pie junto a Jaehee.

― Cariño. ― susurró, preocupado. Me tomó del brazo y me abrazó con fuerzas.

Fue ahí cuando me derrumbé.

Comencé a llorar todo lo que no había llorado en mi apartamento. Escondiendo el rostro en su pecho, hipeando mientras él acariciaba mi espalda, dándome palabras que me brindaban consuelo.

― Fue mi culpa. ― sollocé.

― Claro que no.

― Lo es. ― me aparté un poco para verle. ― Le dije a Mary que me encargaría de Hye y no lo hice. Si me hubiera dado cuenta en ese momento de que Hye no estaba, ahora mismo Saeran no nos tendría tanta ventaja.

― No había forma de que lo supieras, Danny. ― me dijo Jaehee. Me veía mortificada, extendió su mano y yo la tomé. ― La vamos a encontrar.

― ¿Están seguros de que fue Saeran?

En los brazos de Jumin HanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora