Rika

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― ¿Por qué V haría eso?

― No lo sé con certeza.

― Es tu mejor amigo. ― fruncí el ceño. Traté de encontrarle sentido a esa confesión. ― ¿Ya hablaste con él?

― No pienso revelar que sé eso por el momento.

― ¿No confías en él?

― Últimamente no. ― me respondió con voz asombrosamente baja. Sus ojos me transmitían una inquietante combinación entre decepción y desconcierto.

― Jumin... ― ahora era yo quien tomaba sus manos para tratar de confortarlo. ― ¿Estás seguro de lo que dices?

― Hace tres días uno de los hombres de vigilancia le confesó a la Asistente Jaehee que Hyeon les ordenó no decir a nadie sobre el robo de las joyas. Yo le había comentado sobre el chip de rastreo, hasta le mostré como ejecutarlo. ― resopló frustrado. ― Estaba orgulloso de mi proyecto, se lo quería compartir. No me imaginé que se aprovecharía.

― ¿Él hizo que ejecutaran el programa del chip sin que te lo digan?

Él asintió.

― Su autoridad con mi gente de seguridad era la misma que la mía. Siempre fue así, por la RFA. No les pareció extraño que les pidiera discreción. Pero cuando mis hombres le dieron la dirección de las joyas, él fue por sí solo, sin apoyo de nadie. No fue hasta que no supieron de él en los siguientes días que fueron a reportar lo sucedido con la asistente Kang.

En verdad mi cerebro se negaba a creer en que V estuviese implicado en todo esto. No me podría imaginar por lo que Jumin tuvo que pasar los últimos días.

Y pensar que yo la estaba pasando mal. Él probablemente esté siendo traicionado por su mejor amigo.

― ¿No has sabido de él desde entonces? ― traté de escucharme fuerte, consoladora para él. Jumin sacudió la cabeza, lo cual se me hizo tierno de su parte. Coloqué mi mano en su mejilla para acariciarle gentil. Él reaccionó a mi tacto y frotando su mejilla con mi palma. ― ¿Qué averiguaron de las joyas?

― Estaban dentro de un casillero de la estación del metro de Hongdae.

― ¿Qué más había en el casillero?

― No lo sé. Revisamos las cámaras de seguridad. Desde el día en el que Saeran dejó las joyas, se puede ver que metió un paquete más. Después, Hyeon fue al siguiente día, abrió el casillero con una llave que solo Dios sabe cómo consiguió y sacó ese mismo paquete. Desde entonces no he sabido nada de él.

― Esto no tiene sentido. ― dije más para mí. ― Si Saeran se tomó la molestia de ir por las joyas en la sala, cuando él estaba en el pasillo, en vez de escapar por las ventanas de la habitación, lo más normal sería que intentara venderlas. No dejarlas en un casillero, donde las encontrarían al día siguiente.

― Insinúas que él sabía sobre el chip de rastreo, ¿no?

― No veo como es que él sabría sobre eso. ― resoplé. ― Y, ¿qué tiene en contra de la RFA una secta religiosa? No tiene sentido alguno.

― Debe ser la recaudación de fondos. No me explico qué otra cosa sea, aparte de eso, quizá la rabieta personal de Saeran contra Luciel.

Jumin estaba irritado y era comprensible. Sus manos estaban echas puño. No podía ver alguna conexión entre Saeran y V que no fuera Seven. Pero estaba completamente segura de que Seven solo es una víctima más y la forma extraña en la que actuaba V era por otra razón. Una razón mucho más personal.

Algo ocurrió en el pasado. Ese algo debía implicar tanto a Seven, Saeran, V y Rika. Seven cargaba con mucha culpa y V escondía algo. La habitación con llave en el apartamento de Rika me vino a la memoria.

En los brazos de Jumin HanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora